Fútbol formativo: Para seguir mejorando

Si analizamos fríamente la participación chilena tenemos que decir que fuimos superados físicamente por los nigerianos y por los croatas (pese a empatar con los segundos) y que esas diferencias, anticipadas por todos, eran notorias y probablemente ineludibles.

Si analizamos fríamente la participación chilena tenemos que decir que fuimos superados físicamente por los nigerianos y por los croatas (pese a empatar con los segundos) y que esas diferencias, anticipadas por todos, eran notorias y probablemente ineludibles.

A propósito del mundial sub-17 que se desarrolla en nuestro país y del bombardeo de noticias absurdas y comparaciones odiosas que acarrea la justa internacional, surgen algunas reflexiones oportunas.

Un mundial de fútbol de cualquier categoría representa la magnifica oportunidad de enfrentar nuestro proyecto futbolístico al de otras naciones. Comprobar mediante la leal disputa deportiva si las herramientas que uno ha elegido son nobles y efectivas por sobre otros sistemas. También brinda la posibilidad de conocer diferentes metodologías de trabajo, aprenderlas y adaptarlas a lo que uno quiere conseguir. Es un “congreso” que reúne a los mejores exponentes de la especialidad y que sea en casa es una oportunidad ineludible para disfrutar mirando fútbol y al mismo tiempo mejorar la actividad completa.

En esta edición los chilenos quedaron eliminados, tras clasificar como uno de los mejores terceros de la fase grupal, en los octavos de final contra la selección mexicana. Los mexicanos, que han sido campeones y subcampeones de la categoría, demostraron estar muy por encima de nuestra selección juvenil y la derrotaron por cuatro goles a uno. Inapelablemente los jóvenes chilenos cedieron ante la mejor preparación del rival y desde ahora será importante analizar lo bueno y lo malo y trabajar para poder clasificar al siguiente mundial.

Si analizamos fríamente la participación chilena tenemos que decir que fuimos superados físicamente por los nigerianos y por los croatas (pese a empatar con los segundos) y que esas diferencias, anticipadas por todos, eran notorias y probablemente ineludibles. También hay que decir que se venció a Estados Unidos, un país que trabaja muy bien en el nivel formativo, y que en este caso la mayor envergadura no fue factor determinante. Con toques rápidos, asociación y mucha movilidad los locales lograron imponer su estilo de juego, dando una pista de cómo enfrentar a los rivales que son fuertes en ese rubro. Sin embargo contra los mexicanos las diferencias físicas notorias no eran elocuentes, pero en la cancha los rivales corrían más, eran más potentes, más rápidos y evidentemente tenían mayor experiencia. Hay que recordar que Chile clasificó al mundial por ser el local y no por un proceso clasificatorio lo cual es determinante en ese último sentido. Entonces nuestra preparación fue mala y al final los constantes cambios de entrenadores y jugadores si tuvieron una repercusión negativa en el resultado.

Compartimos la idea de no hablar de fracaso cuando se refiere a futbolistas en proceso de formación y que todavía no son profesionales de la actividad, pero los sistemas y los programas si pueden ser sujetos a juicio. En ese sentido, celebramos que se imponga un modelo y estilo de juego que sea idéntico para todas las categorías infantiles y para la selección mayor. Sólo de esta forma se impulsa y se afianza una forma de jugar y entender el fútbol sin depender de los entrenadores de turno. Creemos que es fundamental impulsar y fomentar la intensidad y la vocación ofensiva pero debe cuidarse el juego limpio y la honestidad al mismo tiempo. Las simulaciones y reclamos constantes no pueden ser sinónimos de compromiso y entrega y deben ser erradicadas. La ventaja deportiva debe buscarse siempre de manera legitima y no basados en trampas o engaños. Esa si es una responsabilidad del cuerpo técnico que puede ser criticada y mejorada.

Hay una realidad innegable. Si se quiere elevar el nivel de las categorías infantiles debe ampliarse el universo en el cual podemos escoger. Hoy la cantidad de clubes profesionales es reducida (incluso algunos de ellos pudieran estar lejos de ese rótulo) y las opciones del nivel amateur son precarias y de baja calidad. El sistema de competencia también es malo y privilegia siempre a los que poseen más recursos económicos. La selección de jugadores por los clubes profesionales ha sido cuestionada por favorecer a los hijos o conocidos de alguien y no por seleccionar a los mejores lo cual atenta contra el desarrollo futbolístico de todo el país. En resumen hay pocos jóvenes seleccionables porque las opciones para practicar deporte son inexistentes y porque los clubes son elitistas e inaccesibles para muchos. Esta es una responsabilidad del fútbol profesional y la ANFP pero mucho más del gobierno y las instituciones públicas encargadas del deporte y su práctica.

Entonces se debe promover la creación de una liga nacional en la que tengan participación la mayor cantidad de equipos posibles, que sean apoyados con infraestructura pública y privada de calidad para sus entrenamientos y desarrollo. Es importante que se ponga a disposición de la misma todas las canchas y espacios deportivos del país para que la competencia se desarrolle en el mejor marco posible. Esto debe hacerse en todas las categorías infantiles hasta la sub-20 pues son los grupos de edad donde aún puede decirse por la dedicación profesional a la actividad o por el abandono de la misma. Esta liga nacional debe promover la creación de nuevos equipos en todo el territorio y velar por la existencia de un amplio universo de jóvenes practicando fútbol de manera sistemática y competitiva. Tal vez un club deportivo no siempre pueda llegar a convertirse en equipo de primera división pero si puede ser una escuela reconocida y de prestigio en la formación de niños y jóvenes. La formación va de la mano con la vocación y el interés económico no puede ser la directriz.

Mención a parte merece el mal comportamiento de la prensa especializada. Como siempre hay quienes intentan sacar provecho del fútbol sin importarles las consecuencias. Sin un análisis dedicado y profesional y sin argumentos sólidos endiosan o destruyen a jóvenes que en pleno proceso formativo deben lidiar también con esta carga. Primero nos venden que son los mejores y que serán campeones del mundo, después que clasificar como mejores terceros era una oportunidad y ahora, eliminados categóricamente, lo que vende es que son malos, que no sirven y que hay que volver a cambiar todo. Nos gustaría saber ¿Cuánto dinero de las ventas de noticias fantasmas y amarillistas regresa al fútbol? ¿Cuánto dinero invierten estos medios en la formación deportiva de los niños y jóvenes de nuestro país? ¿Cuál es el compromiso de ellos con el desarrollo de habilidades deportivas y con la promoción del deporte nacional? ¿Qué ética profesional justifica este comportamiento bipolar? Ninguna, simplemente el afán de vender y seguir ganando más.

En el sistema actual la derrota y el error son fracasos y son inútiles. Por suerte hay quienes estamos en desacuerdo y aún pensamos que son una gran oportunidad para seguir mejorando.





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