El poder de la dupla Valdés-Eyzaguirre que comanda el debate en Educación

La gratuidad para la educación superior no solo genera diferencias entre la Nueva Mayoría y Chile Vamos, particularmente a partir del fallo del Tribunal Constitucional. El poder de los ministros de Hacienda y de la Segpres claramente ha logrado imponerse, incluso por sobre la desplazada Adriana Delpiano.

La gratuidad para la educación superior no solo genera diferencias entre la Nueva Mayoría y Chile Vamos, particularmente a partir del fallo del Tribunal Constitucional. El poder de los ministros de Hacienda y de la Segpres claramente ha logrado imponerse, incluso por sobre la desplazada Adriana Delpiano.

Hace algunas semanas, la ministra de Educación, Adriana Delpiano, anunciaba que el proyecto de ley sobre Educación Superior se enviaría al Congreso a más tardar en enero. Sin embargo, el casi inmediato mensaje de la Presidenta Michelle Bachelet de que la iniciativa debía estar ingresada en diciembre obligó a la secretaria de Estado a rectificar su discurso.

Desde que asumiera el 27 de junio de este año, el camino de la ministra no ha sido fácil. Más aún cuando su antecesor, el ahora ministro secretario general de la Presidencia (Segpres), Nicolás Eyzaguirre, pareciera mantener el control sobre los destinos del Mineduc.

Y si a esto se suma el poder e influencia del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, cada vez que se trata de negociar la disponibilidad de recursos económicos, como ocurre con la gratuidad para la educación superior, es evidente la postergación que sufre Adriana Delpiano.

Así habría ocurrido este miércoles, por ejemplo, luego que se enterara que Valdés y Eyzaguirre ya se encontraban negociando con los legisladores, por lo que debió integrarse al proceso por iniciativa propia.

Sin embargo, desde el Ejecutivo prefieren restarle importancia a las diferencias. “Hay temas de conversación relativos a un eventual trámite legislativo de una ley con discusión inmediata. Cómo no va a estar el encargado de eso, el ministro Eyzaguirre. Hay temas relativos a fondos, por lo que tiene que estar el ministro de Hacienda. Y hay temas de fondo, donde está la ministra de Educación Adriana Delpiano”.

Las palabras del ministro del Interior, Jorge Burgos, apuntan a que en ningún caso existe alguna disputa por roles protagónicos. “Hay personas que tienen más facilidad y rapidez para hablar con la prensa, pero no hay más protagonismo. Todos cumplen su rol”.

Pero el poder de Valdés no solo ha postergado a la jefa del Mineduc. También ha provocado más de alguna molestia de Michelle Bachelet. Esto, dados los constantes tropiezos que ha experimentado la anunciada reforma educacional.

En ese contexto, también la propia Adriana Delpiano insiste, al menos públicamente, en que ante todo se trata de un trabajo colectivo.

“Este es un proyecto que se lleva en equipo. Aquí el equipo político ha tenido un papel preponderante, porque además es una glosa que es del Ministerio de Hacienda”, manifestó escuetamente este jueves al llegar a La Moneda.

¿Por qué instalar, entonces, una propuesta que dejaría fuera de la gratuidad a tres universidades del Estado, como ocurriría con la Universidad Tecnológica Metropolitana, la Universidad Nacional Arturo Prat y la Universidad de Los Lagos?

Una propuesta, de paso, que permitiría acceder al beneficio a varios planteles privados, como las Universidades de Los Andes, Adolfo Ibáñez y del Desarrollo, sumándose a las que ya habían confirmado su participación, como la Diego Portales, Alberto Hurtado y Católica Silva Henríquez.

Más complejo aun cuando desde el Mineduc se le había confirmado al Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch) –instancia que preside la propia Adriana Delpiano– que sin importar el fallo del Tribunal Constitucional, todos sus planteles, sin excepción, serían beneficiados con la gratuidad.

¿Ministerios político y económico vs. Mineduc?

“El ministro Valdés volvió a colocar a Hacienda en un primer lugar como la punta técnico-política como fue durante mucho tiempo en los gobiernos de la Concertación y también de Sebastián Piñera, algo que se perdió con el ex ministro Alberto Arenas”.

El planteamiento del cientista político Alejandro Olivares, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile radica en que “esto funciona en la medida que Hacienda tiene fuertes respaldos políticos en el resto del gabinete. Y el gran respaldo político, además de la Presidenta, es Nicolás Eyzaguirre”.

Es así como se explica, según el académico, la formación de una dupla que es muy compleja, integrada por el encargado técnico-político, que es Valdés, y por el encargado de las negociaciones políticas, que es Eyzaguirre.

“Se complementan muy bien y están destacando por instalar a Hacienda en el primer lugar y dándole prioridad a Valdés. Y en esta relación de fortalecimiento, quien sale perjudicada en este momento es la ministra de Educación, quien pareciera que está llegando tarde a todo”.

Esto, por considerar que prácticamente no está informada o simplemente no toma decisiones. “O son decisiones técnicas-económicas, que corresponden a Hacienda, o son políticas, en las que participan Eyzaguirre y Valdés”.

“La mano de Hacienda y la Segpres se está haciendo notar y el Ministerio de Educación no está desempeñando ningún rol”, ha advertido la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Rojas, en alusión a lo que considera la desaparición del Mineduc respecto de las definiciones sobre la gratuidad para 2016.

Y es que claramente son varios los protagonistas que reconocen que las prioridades del Ejecutivo están dadas en función del factor presupuestario, incluso por sobre la Educación propiamente tal.

De hecho, el mensaje del diputado PPD Rodrigo González, integrante de la Comisión de Educación de la Cámara, apunta directamente a Rodrigo Valdés. “El ministro de Hacienda no va a tomar las decisiones en contra de una opinión de la Presidenta Bachelet. El ministro no se manda solo”.

Asimismo, se cuadra con la defensa de Adriana Delpiano. “La ministra se ha afirmado en el último tiempo y se ha mostrado dialogante. Todos los celos personales y los problemas de relaciones entre los ministros tienen que superarse, en vista de una política pública que sea coherente y que esté bajo la orientación de la Presidenta de la República”.

El análisis de Alejandro Olivares recuerda que “esto es el estilo de liderazgo de Michelle Bachelet, de controlar mucho algunas cosas, pero de dejar muy libre algunas otras. Y como tiene mucha confianza en Eyzaguirre y Valdés, los deja hacer. Y mientras no la defrauden, seguirán con la confianza de la Presidenta para hacer lo que ellos quieran”.

Por ello, su advertencia es que “así como hoy es la ministra de Educación, mañana puede ser otra ministra u otro ministro. Por lo tanto, hay que tener ojo en cómo avanza esta dupla y la fuerza que tiene Hacienda”.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X