La información ha caído a cuentagotas y aún no se tienen certezas de la naturaleza de los actos. Lo que está claro es que el blanco del atentado fue en los alrededores del centro comercial Sarinah, afectando a una comisaría y a una cafetería próxima. Los asaltantes se habrían refugiado en el centro comercial tras realizar los primeros ataques, hasta donde los persiguió la policía.
Contactado por RFI, David Van Reybrouk, residente en Yakarta, relataba así los momentos de tensión que se viven en la capital de Indonesia: “A eso de las 10:45 de la mañana se escuchó una fuerte explosión a unos 400 metros de donde me encuentro. Inmediatamente se escucharon otras detonaciones. Pude ver los cuerpos de las víctimas en medio de la calle. Rápidamente llegaron las fuerzas de seguridad. Se han vivido momentos de tensión, un helicóptero pasa continuamente sobre nosotros. Realmente no sabemos qué es lo que pasó”.
Se presume que al menos 10 hombres habrían participado en los ataques, cuatro de ellos fueron abatidos por la policía. Otras dos personas, entre ellos un extranjero, habrían muerto víctimas de los atentados.
Las autoridades locales han rehusado adelantar datos acerca de los posibles autores de los ataques, aunque precisaron que en diciembre pasado habían recibido amenazas del autodenominado grupo Estado Islámico, afirmando que Indonesia estaba en su “punto de mira”.
A pesar de eso el jefe de los servicios de inteligencia del país indicó que aún no existe una reivindicación y que es muy pronto para establecer responsables. “Definitivamente es un ataque terrorista, pero aún no hay indicios de que esté relacionado con el grupo Estado Islámico”, aclaró la autoridad.
Por el momento, la zona cercana al palacio presidencial y a las oficinas de Naciones Unidas ha sido cercada. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, indicó que “todos estamos de duelo por las víctimas de este incidente, pero también condenamos el acto que ha perturbado la seguridad y la paz, y sembrado el terror en nuestro pueblo”.