A partir de esta semana, cerca de un millón de turistas llegarán a Río de Janeiro a disfrutar de las más de quinientas comparsas callejeras y el tradicional desfile de las escuelas de samba en el Sambódromo, en el marco del Carnaval de Rio 2016. Pese al ambiente de fiesta, existe preocupación por los 3.448 casos de fetos con microcefalia que están siendo investigados para determinar su relación con el virus zika, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, responsable también por el dengue y la fiebre chikungunya.
La mezcla de calor y lluvias que caracteriza esta época del año favorece la proliferación del mosquito, cuyas larvas crecen en el agua acumulada. En 2015, Brasil registró la cifra récord de 1.4 millones de casos notificados de dengue y las muertes producto de esta enfermedad aumentaron en un 70 por ciento.
Los miles de casos de zika investigados, sumados a cinco muertes de bebés confirmadas, llevaron a Brasil a declararse en alerta sanitaria. “Estamos perdiendo la lucha contra el mosquito. No vamos a decir que estamos ganando, pero vamos a ganar esta guerra”, afirmó la presidenta Dilma Rousseff en una rueda de prensa luego de reunirse con los gobernadores de los Estados de Bahía, Pernambuco, Paraíba, Brasilia, São Paulo y Rio de Janeiro. Pese a la fuerte crisis económica por la que atraviesa el país, la presidenta comprometió la utilización de todos los recursos disponibles para combatir el virus.
El viernes recién pasado, agentes de la Secretaría Municipal de Salud del Estado fluminense desinfectaron las instalaciones del Sambódromo y las zonas aledañas, donde también se llevarán a cabo competencias de los Juegos Olímpicos en agosto. Más de 200 mil militares se sumarán a los 2 mil funcionarios municipales que trabajan en la erradicación del mosquito en todo el país, eliminando las larvas casa por casa. Además, el gobierno hará entrega de repelente a más de 400 mil mujeres embarazadas que reciben subsidios sociales.
En tanto, la prefectura de Rio de Janeiro anunció inspecciones diarias en los locales que recibirán a los atletas y el público durante las Olimpiadas, a pesar de que durante el invierno las condiciones climáticas no son propicias a la propagación del mosquito.