Con los informes de Xaviel Colas y Muriel Pomponne, corresponsales de RFI en Moscú.

El presidente ruso Vladimir Putin anunció el lunes su retirada parcial de Siria después de más de nueve mil operaciones aéreas y una controvertida campaña militar que ha posibilitado que el presidente sirio, Bashar al Asad, recupere hasta 400 emplazamientos que había perdido a manos de los rebeldes sirios.

Moscú espera que la retirada sirva como un incentivo para que avancen las negociaciones políticas, que luego del refuerzo de las posiciones de Asad se podrán llevar a cabo en unas condiciones más favorables para los intereses rusos en la región.

Putin transmitió a través de los medios rusos una imagen de victoria y pidió a su Ministerio de Exteriores intensificar la participación en la organización del proceso de paz. Estas fueron sus palabras en la reunión que mantuvo con los representantes de Exteriores y de Defensa.

Pero Rusia no quiere dejar que otros decidan por la fuerza los destinos de un país, Siria, que ha sido hasta la fecha el principal aliado de Moscú en la zona.

Por eso la presencia rusa en suelo sirio seguirá durante un tiempo. Tanto la base de Tartús (oeste) como la de Hmeimin (noroeste) funcionarán al mismo ritmo que en estos últimos tiempos, dando la posibilidad a la Fuerza Aérea de volver a intervenir si fuera necesario.

Por qué ahora

La decisión de esta retirada fue tomada muy probablemente hace algunos días durante la última reunión del Consejo Nacional de Seguridad. Pero Putin eligió efectuar el anuncio el día que retomaban las negociaciones inter-sirias, lo que le permite decir que ha cumplido con su objetivo: imponer una solución política, y no militar, a la crisis en Siria.

Putin parece haber aprendido la lección de la guerra de los años 80 en Afganistán y no ha querido empantanarse con su ejército en Siria. De hecho no se dejó llevar por Bashar al Asad en una operación de reconquista total del territorio sirio. Esto se habría traducido por una guerra larga que le habría valido la hostilidad de las monarquías del Golfo.

La retirada también permite evitar una intervención turca en Siria. En Moscú, los analistas dudan de que Putin haya tomado esta decisión sin informar antes a Estados Unidos. Ya que uno de los objetivos principales de la intervención en Siria era también retomar el diálogo con las grandes potencias, en particular con Washington.

El punto culminante de esta estrategia es el alto el fuego conjunto decidido con la administración Obama, y la coordinación de las operaciones militares. En el plano militar, en todo caso, el presidente ruso demostró las capacidades de su ejército. Es la primera vez, desde Afganistán, que se proyectaba sobre un campo de operaciones tan alejado de su base.