Saharauis: La traición continúa


El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, decidió prorrogar por un año más la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental  – MINURSO –  en medio de la crisis más severa que enfrenta el proceso de autodeterminación del pueblo saharaui, tras la decisión de Marruecos – como potencia ocupante – de expulsar  a 73 miembros del componente civil de la MINURSO el pasado mes marzo.

El 29 de abril del 2016, los 15 miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votaron la Resolución N° 2285 sobre la continuidad de la MINURSO por un año más. Por diez votos a favor, entre ellos el de España y Francia; tres abstenciones, las de Rusia, Angola y Nueva Zelanda; y dos votos en contra, los de Venezuela y Uruguay – que no tienen capacidad de veto – la resolución sostiene, igualmente, la “necesidad urgente” que la hasta ahora ineficiente misión multinacional recupere su plena operatividad y que en el plazo de 3 meses, el Secretario General de la ONU informe al Consejo de Seguridad sobre la evolución de la situación.

Una Resolución Estéril

Tal como ha sido una constante desde el año 1991 a la fecha, esta Resolución no facultó a la MINURSO para tener competencias en materias de vigilancia en la defensa de los derechos humanos y menos aún mencionó medidas de sanción contra las maniobras dilatorias para concretar el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui. Sólo Venezuela y Uruguay – que reconocen a la República Árabe Saharaui Democrática RASD –  mostraron algo de dignidad al negarse aprobar este documento, que mantiene el status quo con clara ventaja para las posiciones del gobierno marroquí.

El Embajador Uruguayo ante la ONU, Elbio Roselli criticó duramente un texto que “no considera las  maniobras de Marruecos, que han dificultado avanzar en el proceso de autodeterminación del pueblo saharaui y que sólo expresa su intención de considerar la forma de buscar el logro de su objetivo.¿Algunos de nosotros firmaríamos un contrato de venta de nuestra casa con un comprador que  expresa la intención de no pagarnos, y que ni siquiera nos dice el precio?” señaló con sorna el diplomático uruguayo. Por su parte, el Embajador Venezolano ante la ONU, Rafael Ramírez, señaló que el voto en contra se fundamenta en “razones sustantivas y de procedimiento que ignora, por ejemplo, el derecho del pueblo Saharaui a su autodeterminación. No existe tampoco un respaldo al Secretario General y existe una ausencia clara de condena a las maniobras del gobierno marroquí de no cumplir la legislación internacional”

Las abstenciones de Rusia, Angola y Nueva Zelanda se visualizó, por parte del Representante del Frente POLISARIO en la ONU, Ahmed Bouhari, como un elemento positivo, que augura el fin “de aquellos los días en los que los miembros del Consejo de Seguridad metían la cabeza en la arena en el tema del Sahara Occidental”  Falta mucho para hacer cumplir a Marruecos sus compromisos internacionales, pero esta votación fracturada en el Consejo de Seguridad es un paso adelante pues antes de este día se solía votar por unanimidad.

A pesar de esa mirada positiva, el Consejo de Seguridad sigue aprobando resoluciones que no incluyen competencias de la MINURSO en materia de derechos humanos. Por ello, la complacencia de España, como miembro del Consejo de Seguridad, aprobando con su voto esta Resolución N° 2285, se suma a la larga lista de traición que esta ex potencia colonial en el Sáhara Occidental ha cometido con el pueblo saharaui. Resoluciones  que amparan  un moldeo fracasado, que no resiste un día más y que la población Saharaui, tanto en los campamentos del exilio en Argelia o en los territorios ocupados por Marruecos no están dispuestos a seguir aceptando.

En la discusión sobre la prórroga del mandato de la MINURSO estuvo el reporte elaborado por el  Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, acerca de la situación política y humanitaria que se vive en el Sáhara Occidental, tanto en los territorios liberados, los campamentos de refugiados en territorio argelino, como lo que se vive en la zona ocupada por Marruecos desde el año 1975 – esta última sin poder ser visitada por impedimento de las autoridades marroquíes. Este reporte sirvió como antecedente para la presentación de una Resolución patrocinada por Estados Unidos, destinada a devolver a la MINURSO su plena capacidad y alargar por otro año su gestión y que finalmente se votó.

Las discusiones y la búsqueda de consensos tuvieron también, como antecedente y medida de presión, la expulsión de gran parte de los funcionarios civiles de la MINURSO por parte de Marruecos, Decisión tomada por Rabat, como excusa, tras las palabras del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, que en visita a los campamentos de refugiados saharauis y los territorios liberados, a principios de marzo del año 2016, señaló que “la ocupación de Marruecos debía terminar”. El uso del concepto de ocupación indignó a Marruecos.

La ONU, en una postura de conciliación – presionada por Francia, aliada fiel de Marruecos – defendió la neutralidad de su Secretario General en el conflicto y a través de su portavoz, Farhan Haq afirmó que “El Secretario General hace todo lo posible para resolver la situación en el Sáhara Occidental y su intención era llamar la atención una vez más sobre la necesidad de lograr una solución y que este asunto siga firmemente en la agenda internacional”. Le atormenta a Marruecos que se usen los conceptos en su verdadera y justa dimensión. Pero, lo que existe en los territorios usurpados al pueblo saharaui es lisa y llanamente una ocupación, Así definido por el ordenamiento jurídico internacional y así llevado la práctica por la Monarquía marroquí, desde el año 1975 a la fecha.

 40 años de ocupación

 En la región de Tindouf, a 1500 kilómetros al sur de Argel, en lo que se conoce como la Hamada, en el tórrido desierto del Sáhara, con un terreno pedregoso, árido, duro, en una de las zonas más inhóspitas del mundo, con temperaturas que alcanzan los 50 grados en veranos y donde la vida animal y vegetal brilla por su escasa presencia, subsisten en condiciones de extrema dureza, aproximadamente 200 mil refugiados saharauis. Familias que durante 40 años han resistido el transtierro, el exilio forzado, tras la ocupación de Marruecos de su patria.

Los Saharauis son un pueblo valeroso, que ha soportado la ocupación, represión y agresión constante por parte de una potencia invasora, que usurpa el territorio que legítimamente le pertenece y lo mantiene cercado por un muro, tan vergonzoso como el Israelí. El denominado “Muro de la Vergüenza” Marroquí, que se extiende a lo largo de 2.700 kilómetros de alambradas, campos minados y fortificaciones, erigido con tecnología de punta y con la asesoría de técnicos y militares israelitas y fuerte apoyo económico de la Casa al Saud. Un muro custodiado por 120 mil soldados que llena de oprobio, no sólo a Marruecos, sino a todas aquellas potencias que avalan esta invasión.

A pesar que nada parece sobrevivir en la Hamada, los saharauis han logrado colmarla de su esperanza, de su vida, pero en condiciones de salud y alimentación deficientes. El orgullo y la dignidad de este pueblo tienen mucho que decirnos, en base a su convicción política y el derecho a recuperar de pleno derecho su tierra. El vivir en una serie de campamentos que reciben el nombre de  sus provincias – Wilayas – ocupadas: Dajla, Aussert, Smara, El Aaiun, Boujdour y su capital administrativa Rabouni, la organización del gobierno saharaui y la vocación pacífica, laboriosa y esperanzadora de su pueblo destaca por la disciplina, el vigor y el orgullo de ser Saharaui. La sensación y luego la certeza que se tiene al visitar estos territorio, es que tenemos una deuda con esos hombres y mujeres, que se palpa en cada Wilaya, en cada Daira – Distrito – en cada Jaima – Tienda-  donde miles de seres humanos sueñan con recuperar lo que les ha sido arrebatado a sangre y fuego. Para este cronista el visitar ese territorio fue un golpe de dignidad y una muestra de coraje, que obliga a exigir que se cumpla el derecho internacional.

Marruecos y sus críticas a Ban Ki-moon, su decisión de expulsar a funcionarios civiles y empecinarse en no reconocer la necesidad de cumplir sus obligaciones internacionales, persigue cambiar la esencia de la discusión y direccionar la política saharaui a discutir lo que no es esencial, lo que no hace avanzar el proceso de autodeterminación. Direccionar el reclamo Saharaui a que se restablezca la MINURSO con todos sus funcionarios, en lugar de concretar que esta Misión tome la defensa de los Derechos Humanos como parte de sus funciones. Forzar a que se discuta sobre la vuelta de los funcionarios civiles en lugar de concretar el proceso de referéndum. Y así sucedió con la aprobación de la nueva Resolución N°2285. Hoy, el proceso de autodeterminación del Sáhara Occidental está bloqueado. Mientras el Frente Polisario -legítimo representante del pueblo saharaui -reclama el avanzar hacia un referéndum de autodeterminación, la Monarquía marroquí afirma que la única salida al conflicto es aceptar su propuesta de autonomía para lo que ellos consideran una provincia del sur.

 Las Potencias y su Inmoralidad

A los Saharauis se les ha despojado de  su territorio y su desarrollo como nación, ya sea por las armas de la Monarquía marroquí como también por el contubernio político entre este país y sus aliados, principalmente el gobierno francés. Una potencia venida a menos, pero que desea seguir manteniendo presencia en el Magreb y  explotar las riquezas naturales del Sáhara occidental, violando en ello toda la legislación internacional, que prohíbe ejecutar acciones comerciales en territorios disputados.

A esa conducta criminal se suma el abandono, el engaño y la traición de los gobiernos españoles, ya sea aquellos presididos por el Partido Popular o el Partido Obrero Socialista Español, que tras la muerte del fallecido Dictador Francisco Franco incumplieron sus promesas y el papel al cual estaban obligados a desempeñar según el derecho internacional y el proceso de descolonización  exigido por la Resolución N° 1514 de las Naciones Unidas del 14 de diciembre del año 1960 – como garantes del proceso de autodeterminación de su antigua colonia africana. España, no sólo incumplió dicho mandato sino que traicionó a todo un pueblo, entregándolo a manos de Marruecos.

A inicios del cuarto lustro del siglo XXI, cuando aún no se apagan los ecos de una más de las agresiones de la entidad sionista contra el pueblo palestino, sea en Gaza, Cisjordania como en Al Quds. Cuando las bandas takfirí y el apoyo de potencias regionales como Turquía y Arabia Saudita, con el aval de Washington y Europa sigue tratando de fragmentar Siria, consolidar la balcanización de Irak y Libia. Cuando todo ello aún es presente,  hay que resaltar al pueblo saharaui. Un pueblo, que como el Palestino sufre una criminal ocupación, que ha cercenado su vida como sociedad, cortando sus sueños en dos, ya sea en los territorios ocupados o en los campamentos de Tindouf.

Campamentos situados en territorio argelino, que en la actualidad – y de lo cual fue testigo privilegiado el Secretario General de la ONU en su visita de marzo pasado – atraviesan un momento de especial complejidad, ya sea por el impacto de la crisis económica en Europa, que redujo drásticamente los niveles de apoyo material de cooperantes y el envío de ayuda solidaria con los refugiado, como las periódicas inundaciones, que afectan y derriban las precarias habitaciones de adobe de la población y que los obliga a reconstruir en la fragilidad.

La población de las Wilayas en Tindouf atraviesa dificultades en materia de alimentación, salud, medio ambiente y agua: todo ello bajo el marco de un proceso político de autodeterminación que no avanza, cuya solución no se ve cercana y que genera tensiones lógicas en una comunidad con una paciencia que se agota. El proceso iniciado por las Naciones Unidas a partir del año 1991, cuando cesan las hostilidades armadas entre Marruecos y el Frente POLISARIO, no desemboca en ninguna situación política favorable a las pretensiones saharauis, por lo que se están creando las bases para una salida explosiva gatillada por la enorme frustración del pueblo saharaui junto a la “pérdida de credibilidad” del organismo internacional.

Marruecos con el aval de Francia y el silencio complaciente de España, bajo el marco indigno de aprovechar la actual situación de ocupación del Sáhara occidental, se han beneficiado del robo de las riquezas de los caladeros pesqueros saharauis, de la explotación de fosfatos. España y Francia han cedido una y otra vez al chantaje de Rabat en materia de tráfico de drogas – Marruecos es el principal exportador de Hachos a Europa – e inmigración – Marruecos es el gendarme y custodio de la frontera surponiente de Europa – . En ese marco de presiones se ha permitido que Marruecos viole los derechos humanos, a legislación internacional y se frene todo intento de conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui.

El contencioso del Sáhara Occidental conlleva un peligro de radicalización pues, al no encontrar una solución política basada en un referéndum libre, justo y transparente, unido al engaño permanente de las potencias involucradas,  los saharauis tras el muro y sus hermanos de los territorios liberados comenzarán a pensar,  con toda justeza, que la vía de las armas es la llave de solución de avanzar hacia el reconocimiento en plenitud de sus derechos. La Resolución N° 2285 del pasado 29 de abril ha sido un catalizador de esa visión y no la solución que se esperaba. La traición contra el pueblo saharaui no ha cesado y la Resolución N° 2285 viene a llenar el grueso tomo de infamias contra este hermoso y valeroso pueblo.





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