La historia detrás del quiebre de la Izquierda Autónoma

Los conflictos al interior del colectivo comenzaron mucho antes del quiebre definitivo. Más allá de la cobertura mediática y de las acusaciones cruzadas, ambos sectores concuerdan en un punto: el conflicto de fondo es político.

Los conflictos al interior del colectivo comenzaron mucho antes del quiebre definitivo. Más allá de la cobertura mediática y de las acusaciones cruzadas, ambos sectores concuerdan en un punto: el conflicto de fondo es político.

Al interior de la Izquierda Autónoma (IA) las cosas estaban tensas desde hace tiempo. Básicamente, los conflictos tenían con que ver con la forma en que se leía el escenario político actual y con las estrategias para abordarlo.

Mientras una parte de la IA apostaba por continuar con la trinchera del movimiento estudiantil y los movimientos sociales, otra parte quería construir un movimiento que permitiera mirar los conflictos desde una base más amplia y dar un salto cualitativo que apostara, por ejemplo, por la disputa electoral.

Estas diferencias políticas evidentes para todos los miembros del colectivo político desembocaron en un “proceso de convergencia” que se desarrolló durante todo el 2015 y que buscaba reunir los planteamientos del mundo estudiantil con los demás frentes del colectivo: las fundaciones Creando Salud, Nodo XXI, Praxis, Poder y también los espacios que se definen desde los territorios, como son los casos de Magallanes y Temuco.

Ese proceso culminó con un documento de acuerdo político que fue aprobado por toda la militancia en enero de este año. Contenía tres partes: lo estratégico, lo táctico y lo político. Además, tenía un apartado titulado: “Criterios para determinar los espacios de inclusión electoral”, que definía 10 criterios que debían tenerse en cuenta antes de visar el planteamiento de cualquier tipo de candidatura electoral.

No obstante, las discrepancias entre ambos sectores de la IA no terminaban por zanjarse y en atención a esto, el movimiento decidió llamar a un proceso de elecciones que los dotara de una estructura orgánica.

En esa oportunidad se votó por direcciones regionales ampliadas, correspondientes a representantes de nueve regiones en total; cuatro direcciones ampliadas de frentes sectoriales (territorio, educación, feminismo y salud); y una dirección ejecutiva de nueve miembros.

En las votaciones de la dirección ejecutiva, Andrés Fielbaum obtuvo la primera mayoría con 207 votos (11,5 por ciento) y Jorge Sharp la segunda con 196 votos correspondientes al 10,9 por ciento.

De los 11 candidatos para integrar la Dirección, sólo Valentina Saavedra quedó fuera con el 3,1 por ciento de los votos, lo que dejó igualadas a ambas fuerzas con cinco representantes cada uno, debido al empate técnico producido entre Camilo Riffo y Daniela López, representantes de cada sector. Debido al empate técnico, el acta del Tricel con fecha 21 de marzo señala que se realizaría una segunda vuelta con esos candidatos donde finalmente salió vencedora Daniela López de Fuerza Autonomista, la facción liderada por Andrés Fielbaum y cercana a Fundación Nodo XXI.

Pese a que las elecciones fueron tomadas como una oportunidad para dirimir el conflicto de posturas al interior del autonomismo, los resultados tan parejos hicieron imposible determinar que una u otra fuerza se erigiera como total vencedora, lo que acrecentó los conflictos al interior.

Los puntos críticos que sellaron el quiebre

Pese a que ambos sectores reconocen que el conflicto entre fuerzas al interior del movimiento resultaba latente, no resulta del todo claro cuál fue el hecho concreto que determinó el conflicto.

Mientras que para Fuerza Autonomista el punto crítico fue la precandidatura a alcalde de Valparaíso impulsada por Jorge Sharp, para la facción cercana al diputado Gabriel Boric se trata de la reunión sostenida por un grupo de militantes con la ministra de Educación, Adriana Delpiano.

Esta falta de acuerdo incluso para identificar el momento del quiebre, precipitó que sólo una facción tomara la decisión y la informara a través de una entrevista de Andrés Fielbaum a El Mercurio donde acusaba “caudillismo” al interior de la organización.

“La decisión de quebrar no se toma en un momento específico, sino que se va masticando durante varias semanas, quizás más de un mes, en función de todos los eventos que iban ocurriendo”, sostuvo Fielbaum.

Pese a que en la comentada entrevista se asegura que la decisión se tomó “en las oficinas de Nodo XXI, con el feedback de diferentes asambleas de militantes que se realizaban en paralelo”, lo cierto es que la determinación no fue resuelta en ninguna asamblea, ni contó con el voto de los militantes de base del movimiento.

Sobre Valparaíso y el Mineduc

“Yo diría que ya el momento definitivo, en el cual se entiende que no hay vuelta atrás, es cuando en Valparaíso Jorge Sharp lanza su candidatura a alcalde sin avisar o preguntar a nadie y en particular a la dirección ejecutiva, siendo que siempre habíamos entendido que la participaciones electorales se deciden nacionalmente”, señaló Andrés Fielbaum, ex presidente de la Fech y actual vocero de la IA.

“La candidatura de Jorge Sharp desahucia la única orgánica que tenía alguna chance de poder procesar esas diferencias que se venían arrastrando desde el 2015”, argumentó Fielbaum.

Por su parte, Jorge Sharp descartó que el quiebre se haya producido por su precandidatura a la alcaldía de Valparaíso. Además explicó que el proceso que se estaba desarrollando en la Quinta Región no era algo nuevo.

“El tema de Valparaíso se viene discutiendo al interior del autonomismo desde diciembre del año pasado. En la mesa de convergencia se llega a un consenso en que al menos hasta ese momento, eran dos espacios en los cuales se iba a pensar tener una incursión municipal. Magallanes avanzó con ese proceso y sobre eso nadie dijo absolutamente nada. La única candidatura que se discutió fue la de Valparaíso”.

Para Sharp, su precandidatura cumple con los criterios definidos por el documento aprobado en enero: expresión de luchas sociales, trabajo independiente absolutamente por fuera de la Nueva Mayoria y la derecha, capacidad de crear ampliamente alianzas, expresar intereses sociales concretos, etc.

“Claro que hubo cosas que no estuvieron bien, pero sindicar la candidatura de Valparaíso como el punto de quiebre de Izquierda Autónoma, me parece irresponsable y una forma bastante poco fraterna de reconocer que las diferencias van mas allá del caso puntual”, afirmó el dirigente.

Karla Huerta, militante autonomista y Consejera Territorial de Sociales-Teología de la Pontificia Universidad Católica (PUC), señala que el punto que generó el quiebre definitivo fue la reunión de integrantes de Fuerza Autonomista con la ministra de Educación, Adriana Delpiano.

“A mi juicio el momento más duro es cuando a nombre de Izquierda Autónoma, van representantes que ya no están en el mundo estudiantil a juntarse con la ministra Delpiano y a presentarle un documento que nadie conocía. A esta altura el nivel de comunicación había fracaso absolutamente. Es una cuestión que ni siquiera se discute, simplemente se hace”, afirma.

Sobre esta acusación, Fielbaum afirmó que la reunión se desarrolló sobre el quiebre y que no fue ratificada ni decidida mediante ninguna asamblea o elección, más que el apoyo acumulado en las elecciones del 21 de marzo.

“A esas alturas nosotros asumíamos que ya estábamos quebrados. Sabíamos que eso iba a ocurrir dentro de pocos días, y era evidente que ya no había diálogo interno y que los puentes estaban quebrados hace un buen rato (…) La decisión de ir a visitar a la ministra la tomamos nosotros como los que hoy día estamos en Izquierda Autónoma, como dirección ejecutiva”.

Diferencias de fondo

La existencia de diferencias políticas profundas entre ambos sectores de Izquierda Autónoma parece ser el único punto en que convergen. Estas diferencias serían por, a lo menos, tres aspectos: la reflexión sobre lo estratégico, sobre qué tipo de organización política hay que construir; la definición del momento político y sobre cómo enfrentar las políticas de alianza y el conflicto respecto hacia dónde enfocar las fuerzas.

Matías Goyenechea, presidente de la Fundación Creando Salud y militante autonomista de la facción Fielbaum, explica que existe un pensamiento divergente y que en los hechos existían dos movimientos diferentes.

“Este sector más cercano a Boric apuesta no a incidir en las reformas, sino que sobre el fracaso de ellas y del Gobierno, capitalizar esto en términos electorales. La otra visión apuesta a avanzar en las reformas por ejemplo educacionales, para romper con el avance neoliberal de los últimos 40 años y no sólo capitalizar electoralmente”, sostuvo.

Para Andrés Fielbaum, el conflicto tiene que ver también con las prácticas que empezaban a darse dentro de IA y del rol que jugaba el único diputado del movimiento, Gabriel Boric.

“Que haya caudillismo no es sólo culpa de quien, eventualmente, ejerza el rol de caudillo, sino que tiene que ver con prácticas que creo que son parte de la política normal en Chile, hacer política en torno de líderes, y la Izquierda Autónoma tampoco está exenta de esos vicios, y por lo tanto hay que ser muy firmes para enfrentarse a ellos, porque cualquier proyecto que concentre sus fichas en torno de una figura está condenado al naufragio, y creo que no esa no es la intención de Boric”, sostuvo.

“Gabriel sólo tiene parte de la responsabilidad en eso, pero que tiene mucho más que ver con formas distintas de comprender la política, en general, no solamente con él. Eso eran parte de las diferencias políticas que eventualmente llevaron al quiebre”, señaló Fielbaum.

Finalmente, Jorge Sharp señaló que el proceso que los congrega y que terminó por sellar, de alguna forma la separación, tiene que ver con hacer que la Izquierda Autónoma se transforme en un proyecto nacional.

“Eso se juega naturalmente en la cancha de lo educacional, y en eso seguimos estando presentes, pero creemos también que el neoliberalismo permea en otros ámbitos de nuestras vidas, no solamente en el ámbito educacional. Está presente en las contradicciones capital/trabajo, también en la lucha cultural, de los territorios. Creo que no todo lo que sucede en Chile puede leerse en clave educacional, lo que sucedió en Aysén, en Chiloé, en Calama, en Freirina, se lee en otros términos, y ahí creo que la izquierda tienen que tener una propuesta política de mayorías y ahí tenemos las diferencias, en como se hace eso”, concluyó Sharp





Presione Escape para Salir o haga clic en la X