Alguna vez, un niño chileno dibujó una portada de El Mercurio fechada en 1983. “MURIÓ EL PESADO DE PINOCHET”, tituló con grandes letras y más abajó incluso redactó las primeras líneas de la noticia: “CHILE (Santiago). anoche murio el Pinochet a las 12 de la noche se lo comió el hombre lobo por tonto y no se va a aser misa porque lo único que quedo fue la graza y el hombre lobo se enfermo de la guatita”, escribió. A continuación, incluso tuvo la delicadeza de incluir un clásico “sigue en la página A2”.
Esa portada imposible se puede ver por estos días en la Galería de la Memoria, espacio que conecta el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos con la estación Quinta Normal, cono parte de la exposición Infancia/dictadura, que en realidad contempla dos proyectos.
El dibujo es parte de uno de ellos, Infancia/dictadura: testigos y actores, iniciativa dirigida por la sicóloga Patricia Castillo y que recopiló una serie de objetos que dan cuenta de la forma en que los niños vivían esos años.
Diarios de vida, cartas, postales, dibujos, tarjetas de Navidad, periódicos escolares, se exponen junto a otros objetos como cassettes, discos, canciones y otros objetos de la época. “En los objetos creados por niños hay un conjunto de experiencias que permiten recuperar algo de esa subjetividad infantil, algo de las relaciones con los adultos, con los pares, cosas que, en general, en la gran historia no aparecen”, dice Patricia Castillo, quien trabaja junto al Programa de Protagonismo Infantil de la Universidad Diego Portales (UDP).
“Lo más importante era llegar a un conjunto de gente que nunca ha tenido un espacio para decir lo que ahí vivió y quisimos darle la relevancia suficiente de cualquier otra voz que ya existe para relatar estos hechos, esa es la finalidad. Es un testigo doblemente anónimo: primero, porque son niños; segundo, porque efectivamente nunca más alguien los convocó a rememorar esa experiencia. Ellos lo hacen cotidianamente en sus familias, pero nunca pensaron que iba a tener una visibilidad pública. Hicimos que lo íntimo se transformara en público”, señala Patricia Castillo.
“Los niños son un testigo por excelencia, porque en general observaron esto sin una trama simbólica tan marcada. Lo que reflejan es la vida cotidiana de ese Chile, con sus matices, con su complejidad. No cargan ni con la decepción ni con la expectativa que sí le pasó a la generación adulta. Simplemente son niños que cuentan lo que significa vivir en dictadura, nacer en dictadura y no conocer otra cosa. Los dibujos o cartas no tienen una finalidad de denuncia, son registros de una vida cotidiana”, añade.
Secundarios, ayer y hoy
En la misma galería, pero en una sala contigua se exhibe Fragmentos de memorias: no estábamos solos, una exposición que reconstruye la memoria autobiográfica de más de 130 personas que durante la dictadura participaron de organizaciones secundarias, como el Comité PRO-Feses de Santiago y la asociación AESA de San Antonio.
La muestra consiste en un conjunto de cubos desplegados sobre las paredes, en los que se mezclan archivos fotográficos personales con imágenes entregadas por fotógrafos como Kena Lorenzini, Jorge Figueroa, Inés Paulino y Ximena Riffo. Ahí mismo, sobre una mesa, están los mismos cubos pero armados, para que cada visitante los mire con detención, los tome, los mueva.
“Trabajo el cubo como un soporte que simula la fragmentación de la memoria y las caras del cubo son recuerdos que están no articulados. La suma de estos cubos da cuenta de la necesidad de articular esa habla. Al tomar un cubo, el espectador va articulando esos fragmentos y construyendo la historia desde su mirada”, explica Sandra Piñeiro, quien encabeza el proyecto y convocó a los participantes desde septiembre del año pasado.
“Hay un pie forzado en esta construcción de la memoria visual, que era poner el retrato en un espacio del cubo. Los cubos están sin volumen y en una red de memorias en la muralla, entonces se produce toda una sensación de recuperar el testimonio como un protagonismo muy importante de la infancia, que también es lo que trabaja la obra: quiere llamar a reflexionar sobre qué pasa hoy con el protagonismo infantil y qué lugar le estamos dando a ellos”, señala.
Sandra Piñeiro, ex estudiante del Liceo 7 de Providencia en esos años, dice que la exposición no solo se trata de recuperar la historia de esos años: “Es sumamente importante el trabajo de la memoria, a través de la plástica. Cómo nos invita a reflexionar con los niños y jóvenes de hoy sobre su realidad y cómo esta reflexión, a los adultos, nos permite darnos cuenta de la responsabilidad de la participación de la niñez y cómo su desarrollo íntegro implica un desarrollo social y político”, concluye.
Dónde y cuándo
Infancia/dictadura permanecerá abierta hasta el 26 de junio. Se puede visitar de martes a domingo, entre las 10 y las 18 horas, en la Galería de la Memoria, ubicada en la estación de Metro Quinta Normal. La entrada es gratuita.