Lectura masculina: nuestras futuras tempestades

Quienes aun no comprenden el valor de la lectura y del rol que debe jugar en la formación esencial de los chilenos del futuro están sembrando vientos que serán cosechados como violentas tempestades en los cuerpos de nuestras mujeres en muy pocos años.

Quienes aun no comprenden el valor de la lectura y del rol que debe jugar en la formación esencial de los chilenos del futuro están sembrando vientos que serán cosechados como violentas tempestades en los cuerpos de nuestras mujeres en muy pocos años.

Jorge Volpi es un autor mexicano cuyo oficio no solo es la escritura, al menos como se entiende comúnmente, sino que está permanentemente desafiando, yendo en busca de otras maneras de ir relatando nuestro mundo y otros posibles.

Algunos escriben para que los quieran, como decía el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Otros, como Volpi, lo hacen para comprender el mundo, como el oficio periodístico que no le es nada de ajeno. Volpi fue durante muchos años director del canal cultural en México, de modo que de deberes éticos, sabe. Por esto, no es raro enterarse de que haya escrito un libro que tiene por título Las elegidas y que está escrito en clave de ficción pero empapada en la realidad. Una realidad que pareciera ser la más fiera ensoñación, la pesadilla en la que viven millares de mujeres que son explotadas sexualmente, incluso por sus propias familias. No tuvo que ir muy lejos Jorge Volpi a buscar las historias de mujeres abusadas. Solo viajó al vecino estado de Tlaxcala, al municipio de Tenancingo en México, donde se encontró con una sociedad pobrísima en la que los padres educan a sus hijos en el negocio de la prostitución, hasta convertirlos en eficientes monstruos que explotan a sus hermanas, amigas y vecinas.

En una entrevista concedida a El País, Jorge Volpi dice que la lectura de esta novela permite “al lector sentir como víctima y como verdugo”, una cualidad que tiene la literatura de Volpi  y con la que viene trabajando desde hace mucho tiempo. Como cuando escribió un ensayo sobre la prognosis, esto es, la capacidad de predecir acontecimientos futuros y su relación con la literatura, llamado Leer la mente, el cerebro y el arte de la ficción. Allí, a partir de una evidencia científica, pudo sumergirse en la psique humana y especular sobre el efecto que tiene la lectura en sus tacañamente llamados pasivos lectores.

Según esta teoría, nada descabellada y evidenciable desde el punto de vista empírico, una parte del cerebro del lector, al enfrentar un texto de ficción o una película, entiende que eso no es real. Sin embargo, siente y se emociona como si así lo fuera. Las neuronas de diversos tipos juegan en la mente del lector o espectador, de modo que le posibilitan experimentar de un modo real, aprendiendo de esa ficción y quedando en él la experiencia de lo visto o leído, como vivido.

Por eso es que Volpi, a propósito de su última novela sobre la trata de blancas, dice que es una ficción que da la posibilidad de sentirse como la víctima y el verdugo también. Un ejercicio de empatía que permite experimentar a través de las protagonistas femeninas el abuso, como también, la sensación de haber sido parte, de alguna manera, de esa violencia en contra de las mujeres.

Por esto es que preocupan, no solo desde el punto de vista educativo, los Resultados Educativos 2015 de los estudiantes de 8° básico y 2° medio, medidos a través de la prueba Simce. Solo en lo relativo a la lectura, que es lo que acá nos importa, esta prueba estandarizada ha detectado en los hombres una baja de 12 puntos, si se comparan los resultados obtenidos el año 2003 con los del año pasado.

Si a la mitad de las niñas y jóvenes les gusta que le regalen un libro, solo un 25 por ciento de sus pares masculinos lo acepta agradado. Si de hablar de lo leído se trata, un 54 por ciento de las chicas le gusta hacerlo y, en cambio, solo un 30 por ciento de ellos sociabiliza sus lecturas animadamente. Una de las cifras que más nos remece es la que indica que un 30 por ciento de las niñas y jóvenes consultadas no acude a un libro cuando quiere entretenerse, cifra que llega al 50 por ciento cuando se trata de hombres.

Sin referirnos a la lectura como una herramienta indispensable para la educación, la comprensión en general y la promoción social, sino que solo como una manera de empatizar o experimentar la realidad de un modo más complejo, los niños y jóvenes de nuestro país están en un serio problema. Considerando a la lectura como la expone el escritor mexicano Jorge Volpi, esto es, como una posibilidad de ampliar nuestras experiencias vitales y, por tanto, densificar nuestra humanidad, quienes se convertirán en pocos años en los hombres de nuestra patria no contarán con esa posibilidad, resultando personas deprivadas emocionalmente. De modo que no es extraño que estos niños de hoy y hombres del mañana repitan las conductas violentas de sus padres respecto de sus madres, por ejemplo, o peor, como en México, donde quienes explotan sexualmente a las chicas jóvenes, son sus propios hermanos, tíos y amigos.

Quienes aun no comprenden el valor de la lectura y del rol que debe jugar en la formación esencial de los chilenos del futuro están sembrando vientos que serán cosechados como violentas tempestades en los cuerpos de nuestras mujeres en muy pocos años.





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