“Partimos del principio de que en este caso se trata de un acto clásico de un desequilibrado” sin ningún tipo de motivación política, dijo a la prensa un representante de la fiscalía, al referirse al autor del ataque, un joven de 18 años de doble nacionalidad alemana e iraní, que se suicidó tras el tiroteo.
“No hay absolutamente ningún vínculo con el Estado Islámico”, declaró por su parte el jefe de la policía de Múnich, Hubertus Andrä.
La policía halló indicios que apuntarían que el joven sentía fascinación por los asesinatos en masa y que recopilaba información sobre “cuestiones vinculadas con desequilibrados” autores de matanzas, como libros y artículos de diarios, precisó Andrä.
En este sentido, los investigadores dijeron que existía un vínculo “evidente” entre este tiroteo y el asesino supremacista noruego Anders Behring Breivik, anunció el jefe de la policía.
El viernes se cumplían cinco años de la masacre de 77 personas cometidas por el ultraderechista noruego en la isla de Utøya, en Noruega, durante una concentración de jóvenes laboristas.
El asaltante padecía “una forma de depresión”, señaló el fiscal de Múnich, Thomas Steinkraus-Koch, al tiempo que pedía prudencia sobre las informaciones que indicaban que el joven habría estado sometido a un tratamiento psiquiátrico.
El asesino abrió fuego contra transeúntes el viernes por la tarde en las inmediaciones de un centro comercial, matando a nueve personas e hiriendo a otras 16, y después se suicidó.
Fascinado por Breivik
Según Andrá, existe un vínculo “evidente” entre este tiroteo y el asesino supremacista blanco Anders Behring Breivik.
El viernes se cumplían cinco años de la masacre de 77 personas cometida por el ultraderechista noruego en la isla de Utøya, durante una concentración de jóvenes laboristas.
El autor de la matanza de Múnich, inscrito en un colegio de la ciudad e hijo de un taxista, abrió fuego contra transeúntes el viernes por la tarde en las inmediaciones de un centro comercial, matando a nueve personas e hiriendo a otras 16. Se dio a la fuga tras ser herido y la policía informó más tarde que se había suicidado.
El asaltante padecía “una forma de depresión”, señaló el fiscal de Múnich, Thomas Steinkraus-Koch, al tiempo que pedía prudencia sobre las informaciones que indicaban que el joven habría estado sometido a un tratamiento psiquiátrico.
En todo el país, las banderas ondeaban a media asta en homenaje a las víctimas, de las que se conocen pocos datos. Se sabe que entre éstas había, al menos, tres kosovares, tres turcos y un griego, informaron las autoridades de los respectivos países.
En Berlín, la canciller Angela Merkel tenía previsto expresarse públicamente por la tarde.
‘Nunca lo vi enfadado’
El autor del tiroteo actuó solo y no estaba fichado por la policía. Según la policía, probablemente tendió una trampa a un cierto número de las víctimas “pirateando” una cuenta de Facebook, con el fin de atraerlas al lugar de la matanza.
La policía había indicado el viernes que “sospechaba de un acto terrorista”, pero horas después se mostró más prudente.
El sábado al amanecer, las fuerzas de seguridad efectuaron un registro en la habitación ocupada por el joven.
Una vecina de inmueble lo definió como “una buena persona […], que reía como cualquier persona normal”.
“Nunca lo vi enfadado ni oí [que tuviera] problemas con la policía o con los vecinos”, dijo a la AFP Delfye Dalbi, de 40 años.
En un video de un aficionado difundido por las redes sociales el viernes por la noche y autentificado por la policía, se ve a un hombre insultando a otro, vestido de negro, Anders Behring Breivik, sobre el techo del centro comercial y con una pistola en la mano.
En respuesta a insultos del otro individuo, el asaltante replica: “Soy alemán, nací aquí. En un barrio del Hartz IV”, nombre del subsidio por desempleo de larga duración, antes de lanzar: “Estaba en tratamiento hospitalario”.
La matanza se produjo cuatro días después de un ataque con hacha en un tren regional de Baviera, cometido por un solicitante de asilo afgano de 17 años, que reivindicó su pertenencia al EI. Según el jefe de la policía de Múnich, se hallaron elementos que señalarían que el joven germano-iraní había seguido de cerca ese ataque.
Con agencias.