Chile es el sexto país del mundo que más gasta en desastres socio-naturales

En el marco de la celebración del Día Internacional para la Reducción de Desastres, cabe reflexionar respecto a la falta de una política pública que incorpore la comprensión local del riesgo para así avanzar en reflexionar sobre prevención, mitigación, emergencia y reconstrucción. En 2015 y por ausencia de medidas concretar, el país invirtió 3100 millones de pesos.

En el marco de la celebración del Día Internacional para la Reducción de Desastres, cabe reflexionar respecto a la falta de una política pública que incorpore la comprensión local del riesgo para así avanzar en reflexionar sobre prevención, mitigación, emergencia y reconstrucción. En 2015 y por ausencia de medidas concretar, el país invirtió 3100 millones de pesos.

“Entonces, nosotros aquí en Chaitén no le podemos echar la culpa a la naturaleza, porque en Chaitén no cayeron más de 10 centímetros de ceniza. Aquí se fue a Futaleufú, se fue a Argentina, pero al pueblo mismo no, aquí fue el Estado el culpable de lo que sucedió”, afirma Rita Gutiérrez, presidenta del comité de vivienda en Chaitén norte, en el tiempo de reconstrucción y toma del pueblo luego de la Erupción Volcánica ocurrida en 2008.

Rita fue una de las primeras personas que retornó a Chaitén luego que el Gobierno evacuara a todas las personas del pueblo e inhabilitara el lugar para vivir. Esta mujer más once personas se resistieron a abandonar su tierra y prefirieron luchar por su territorio e historia.

“Nosotros  nos  fuimos  a  Santa  Bárbara  y  no nos dejaban  entrar,  parecíamos delincuentes, éramos dueños de nuestras casas, pero éramos como  unos delincuentes, teníamos que andar con el carnet en la mano… nos dejaban entrar a las nueve de la mañana y salíamos a las cinco de la tarde, y todos los días, a cada rato, nos molestaban  los  carabineros,  los  militares,  que váyanse,  que  viene  el  dique. Si esta cuestión fue una guerra psicológica del Estado chileno contra  nosotros,  cuando  nosotros  nos  dimos  cuenta  de  que  esto  era  una  guerra  psicológica, dijimos: nosotros  tenemos que ser más fuertes que ellos”, así recuerda Rita los momentos del retorno a Chaitén.

“La vulnerabilidad sigue siendo entendida como una propiedad de las comunidades, es decir, eres vulnerable o no lo eres, entonces se entiende como vulnerable la susceptibilidad de salir dañado por una amenaza. Ese es el conocimiento que está generando la política pública, que es importante, pero no suficiente, ya que hay que entender que la vulnerabilidad refiere a la fragilidad de los lazos que tienen las comunidades con el sistema de protección o los lazos de las comunidades con el Estado o los sistemas sociales” así explica Sonia Pérez, Investigadora de Programa de Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile (CITRID), la diferencia de comprensión que existe hoy en la política publica respecto al rol activo de las comunidades en la comprensión del riesgo.

Vulnerabilidad en desastres 

Según la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), el año pasado el déficit hídrico fue lo que movilizó más fondos, con un total de 32.947 millones de pesos. Le siguen los aluviones provocados en la Región de Atacama, Antofagasta y Coquimbo, tras el núcleo frío en altura (19.724 millones de pesos), los incendios forestales (19.469 millones), el terremoto de Illapel (4.815 millones) y emergencias volcánicas (1.600 millones).

Chile es el sexto país que más gastó en el ítem Desastres Socio-naturales en el mundo con un total de 3 mil cien millones de dólares. Esto deja la interrogante  ¿qué hacer para que los eventos naturales no sigan transformándose en desastres?. Así aparecen líneas de desarrollo que hoy se trabajan desde las ciencias sociales, geografía, arquitectura y urbanismo, geología, ingeniería y física, entre otros campos disciplinares que hoy aportan en la comprensión de los desastres socio-naturales.

Lo primero en esta materia es desmitificar y explicar que la naturaleza no es un ente activo que actúa en contra de las personas que viven en un territorio, sino que  son las decisiones de las personas las que generan los desastres. “Un desastre natural no es natural, puesto que se consideran como el producto de los riesgos existentes gestionados inadecuadamente, la construcción social de las amenazas y/o detonantes (terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, etc.) y las condiciones de vulnerabilidad, los cuales incrementan su impacto y ocurrencia. Es decir, se configuran tanto como producto y resultado de procesos sociales, históricos y territorialmente circunscritos. El gran aporte de esta perspectiva es la incorporación de la sociedad como elemento activo y, por tanto, responsable en la conformación de riesgos, por medio de procesos sociales, económicos, políticos y ambientales”.

“Referirse a un marco vulnerable en América Latina y en Chile en particular, es hacer referencia a un Estado que ha ido de manera creciente perdiendo su rol protector, a partir de la implementación de políticas neoliberales”, expone Catalina Arteaga y Sonia Pérez en su estudio “experiencias de vulnerabilidad: de las estrategias a las tácticas subjetivas”.

En este sentido, los factores que vulneran a la sociedad están dados por el modelo neoliberal que ha sido la forma de desarrollo social desde la dictadura hasta nuestros días. Por ejemplo, hoy los planos regulares los deciden las municipalidades y dependen del gobierno de turno quienes utilizan como punto de decisión el mercado y rentabilidad del terreno. Por otra parte, la segregación social y construcción de viviendas en zonas de riesgo da como resultado la edificación de casas en quebradas, lechos de ríos, zonas inundables, etc. Así como también, las sequias son profundizadas por el modelo extractivista que tiene Chile.

Una política comunitaria

Desarrollar una política publica para la mitigación de desastres socio-naturales es un desafío que no solo debe buscar mapear las amenazas que puedan existir en la naturaleza, sino que “comprender de forma compleja la historia, memoria, costumbres, saberes que se encuentran en las comunidades y de esta forma desarrollar planes que se conecten con una realidad local que comprende su territorio y es capaz de prevenir los riesgos que en él se producen” puntualizó Sonia Pérez, investigadora del Centro de Vulnerabilidades y Desastres Socio Naturales.

Otro factor que dificulta el desarrollo de políticas de prevención tiene que ver con la centralidad con que se articulan los proyectos que emprende el Gobierno en materia de mitigación, prevención y emergencia, ya que los planes difieren de la realidad que se viven en las regiones.

Por ultimo, se hace imprescindible que la comunicación del riesgo no se haga solo cuando hayan ocurrido eventos de emergencia, sino que sea un área de reflexión constante que busque un desarrollo que permita que las próximas generaciones no tengan que sufrir desastres como los que hoy vive nuestro país por falta de planificación y comprensión de estos fenómenos multidimensionales.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X