Fidel Castro: La obra que trasciende a la muerte

La muerte física de un líder, que marcó a fuego la política mundial en general y la Latinoamericana en particular es sólo un detalle, un evento propio de la vida, el paso natural la muerte. Y digo que es un detalle pues para comprenderlo, en toda su magnitud, hay que recurrir al Héroe Cubano, a José Martí, admirado y alentado en sus estudios por Fidel y la Revolución en el sentido que “La Muerte No es Verdad Cuando se ha Cumplido Bien la Obra de la Vida” y, en ese plano, la obra de Fidel sobrepasa barreras físicas, geográficas, idiomáticas situándose como un figura histórica innnegable.

La muerte física de un líder, que marcó a fuego la política mundial en general y la Latinoamericana en particular es sólo un detalle, un evento propio de la vida, el paso natural la muerte. Y digo que es un detalle pues para comprenderlo, en toda su magnitud, hay que recurrir al Héroe Cubano, a José Martí, admirado y alentado en sus estudios por Fidel y la Revolución en el sentido que “La Muerte No es Verdad Cuando se ha Cumplido Bien la Obra de la Vida” y, en ese plano, la obra de Fidel sobrepasa barreras físicas, geográficas, idiomáticas situándose como un figura histórica innnegable.

Esta máxima del héroe cubano José Martí, nos permite adentrarnos en el análisis de la noticia dada a conocer urbi et orbe: En la noche del viernes 25 de noviembre, a las 22:29 horas de Cuba, el dirigente político y líder de la revolución cubana, Fidel Alejandro Castro Ruz murió en la Habana, capital de Cuba, a los 90 años de edad.

Fidel Castro, hijo del inmigrante español Ángel Castro – gallego de la localidad  de Láncara en la provincia de Lugo, reclutado por el ejército español para la Guerra contra los mambises-  avecindado en Cuba a fines del siglo XIX. Su madre,  Lina Ruz, cubana residente en Pinar del Río pero también de origen peninsular – de las islas Canarias – ambos de humilde extracción, que a punto de trabajo lograron un posición económica sólida. De esa relación nace, en la localidad oriental de la isla: Birán, un 13 de agosto del año 1926, el hombre que cambiaría el rostro de su país , Latinoamérica y que se constituirá en una de las figuras históricas más grandes del Siglo XX.  Educado en el estricto marco académico y disciplinario de colegios religiosos, tendrían especial influjo en él la formación jesuita recibida en el Colegio Dolores de Santiago de Cuba y posteriormente en el Colegio Belén de La Habana de la misma congregación.

Un Hombre Multifacético

Un Fidel curioso, deportista – basquetbolista, beisbolista – que refrendaría a través de  un apoyo sostenido de su gobierno al deporte cubano convirtiéndolo en el referente latinoamericano en materia de panamericanos y competencias olímpicas. Una potencia global que elevó muy en alto el nombre de Cuba en el concierto internacional– Unido a ese hábito por el deporte, encontramos un hombre ávido de estudiar, leer y formarse. Un joven, que al ingresar a la Universidad de La Habana vería explosionar su interés por las causas sociales, acrecentadas al convertirse en dirigente de la combativa Federación de Estudiantes Universitarios – FEU – donde llegó a ocupar cargos dirigenciales, a la par de examinar en forma libre las tres carreras que matriculó: Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales.

Su vocación internacionalista se hizo patente, cuando el año 1947, con apenas 21 años de edad participó activamente en los intentos de derrocar al Dictador Dominicano Rafael Trujillo, incluso formando parte del desembarco por Cayo Confites, que al ser interceptado por las fuerzas del dictador acabó en su disolución y el escape de Fidel a nado, aprovechando su condición física privilegiada. El año 1948, Fidel Castro, como delegado de la FEU asistió a Colombia a la IX Conferencia  Interamericana – que creará la actual organización de Estados Americanos OEA – en el marco de revueltas sociales, que acabarían con la muerte del candidato a Presidente Jorge Eliecer Gaitán,  durante la rebelión conocida como el Bogotazo.

De vuelta en Cuba, la constatación que sólo la lucha activa y resuelta de la sociedad cubana podría derrotar a la dictadura del sargento devenido golpista Fulgencio Batista – herramienta del gobierno estadounidense en la isla – Fidel Castro Ruz, junto a un grupo de 160 revolucionarios concretó lo que se denomina en la historia como El Asalto al Cuartel Moncada, llevado a cabo un 26 de Julio del año 1953. Operación que terminó con la detención, tortura y muerte  de gran parte de los combatientes en actos que merecieron la repulsa de la sociedad cubana, logrando que no se ejecutara extrajudicialmente a Fidel y terminara en prisión junto a algunos de sus compañeros.

Juzgado por el poder judicial de la Dictadura de Batista,  Fidel realizará su propia defensa legal, en un alegato final conocido como “La Historia Me Absolverá” donde deja al desnudo las contradicciones del régimen y las desigualdades que explican y atienden la necesidad de alzarse contra la tiranía. Un discurso donde esboza los principales problemas de Cuba en ese momento y la necesidad de resolverlos: El problema de la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo, el problema de la educación y el de la salud. Un manifiesto que mostró la visión estratégica de un dirigente como pocos en ese momento, no sólo en Cuba sino que en Latinoamérica. En cuanto a mí, señaló Fidel en su alocución, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, La historia me absolverá”

Condenado a 15 años de prisión,  Fidel es liberado luego de 22 meses preso en la Isla de Pinos – actual Isla de la Juventud – tras una amnistía establecida en mayo del año 1955. Convertido en figura pública política cubana, se traslada a México donde comienza a preparar con un grupo de compatriota – donde se une el guerrillero argentino Ernesto Guevara de la Serna – CHE – el desembarco de un núcleo combatiente que propiciara el derrocamiento de la dictadura de Batista. Así, tras un año de preparación, 82 combatientes, a bordo del yate  Granma zarpan del puerto mexicano de Tuxpan un 25 de noviembre del año 1956, recalando en las cercanías de la Playa de las Coloradas en el Municipio de Niquero  en la actual Provincia de Granma una semana después.

Ese desembarco, con problemas que generó la pérdida de armas y combatientes los obliga a reagruparse y marchar hacia la Sierra Maestra, marcando así el inicio de la  lucha guerrillera del Movimiento 26 de Julio. Fuerza rebelde, encabezada por Fidel Castro Ruz, que triunfará en la Guerra de liberación sostenida contra la dictadura de Fulgencio Batista. Durante 3 años el Ejército Rebelde, inferior en número y armamento combatió contra un ejército apoyado por los Estados Unidos – conformado por 70 mil hombres – y que terminará con el triunfo de las Fuerzas Guerrilleras el 1 de enero del año 1959 – marcada por la huida del dictador Batista –  Terminada la lucha se da comienzo a una revolución, al trabajo de gobierno en un Estado que sufriría enormes transformaciones y  que cambiaría la cara, no sólo de Cuba como “Territorio Libre de América” sino que del conjunto de Latinoamérica y ejemplo a seguir a seguir por los Movimientos de Liberación en África, Asia y las organizaciones políticas, que encontraron en la revolución cubana el faro y guía que necesitaban como referencia.

Cuba No Ha Dejado Nunca de Combatir

Con el triunfo de las fuerzas del Movimiento 26 de Julio, la Cuba revolucionaria, con Fidel a la cabeza comenzaría a enfrentar una guerra más costosa y que aún hoy 57 años después se extiende con su carga de desastrosos efectos. Una guerra bárbara de agresiones, de intentos de magnicidio, de bloqueo y embargos. Del financiamiento de campañas de invasión, de cercar a Cuba en todos los ámbitos internacionales, sean estos políticos, económicos o diplomáticos. Una agresión que no disminuyó ni tan siquiera cuando el campo socialista se derrumbó a fines de la década de los ochenta del Siglo XX. Y quienes creían que muerto el ámbito de apoyo de esta Revolución implicaría su derrumbe, tuvieron que reconocer que la dignidad tiene un precio mayor que aquel que marca el neoliberalismo y asi Cuba, cual ave fénix renace de las necesidades de un socialismo que no dio el ancho pues, a diferencia de Cuba, no estaba inserto en el ADN de la sociedad.

La revolución cubana, encabezada férreamente por Fidel bajo el período conocido como Guerra Fría, estuvo en la alianza con la ex Unión Soviética con hitos históricos como la Crisis de Octubre el año 1962, el apoyo a los movimientos de Liberación Nacional y Guerras de independencia en Argelia, Angola, Mozambique, Nicaragua entre otros. Esa política activa de internacionalismo propugnada por Fidel Castro determinó una política estadounidense destinada, permanentemente a tratar de desestabilizar y tratar de derrocar al gobierno revolucionario y en especial asesinar a Fidel, quien sufrió un total de 638 intentos de magnicidio en las formas más diversas.

Destaco que la agresión, durante el gobierno bajo la administración del demócrata y católico John F. Kennedy, fue el sumun de la criminalidad: Operaciones de sabotaje político, económico, intento de asesinato de Fidel y otros  líderes cubanos, quema de cosechas, introducción de enfermedades de contagio, apoyo a invasiones y contrarrevolucionarios, sin contar la intensificación del bloqueo total. JFK, el político con visión de futuro, el prohombre de la democracia y la lucha por la libertad de los pueblos, según sus defensores y admiradores, ha sido el primer responsable de esta verdadera empresa multinacional de atentados y asesinatos políticos.

La Cuba de Fidel, a pesar de los intentos de destruirla y en ello hacer desaparecer a su máximo líder, será recordada  como el ejemplo de un pais pequeño capaz de ayudar a la consolidación de la independencia múltiples países: la lucha de Angola por consolidar su independencia de Portugal y el enfrentamiento contra las fuerzas apoyadas por Sudáfrica y el Zaire del dictador Mobutu Sese Zeko con deseos de apoderarse del enclave de Cabinda y su riqueza petrolífera. Un combate sostenido contra las fuerzas terroristas apoyadas por la Sudáfrica del Apartheid como fue la UNITA del mercenario Jonas Savimbi,  que en esa lucha conseguiría, no sólo consolidar el proceso angolano, sino también lograr la independencia de Namibia y generar las condiciones que permitieron el derrumbre del sistema del apartheid.

Logro que el propio Nelson Mandela reconocería en su discurso de toma de posesión como el Primer presidente negro de la Sudráfica sin apartheid. Apoyo que tuvo su expresión de gesta militar en la mítica batalla de Cuito Cuanavale en territorio angolano,  que logró derrotar a las fuerzas sudafricanas y hacerlas retroceder hasta su propio territorio, atravesando Namibia en persecusión de las derrotadas fuerzas blancas de Pretoria,  para así obligarlas, no sólo a no volver a agredir directamente a Angola, sino que propiciar la Independencia de Namibia y apuntalar el definitivo derrumbre del totalitario y racista régimen de Apartheid.

Escrito en piedra, en una pared de 697 metros, en la Colina del Parque de la Libertad en Pretoria, aparecen, a la par del nombre de 95 mil combatientes sudafricanos muertos en diversos conflictos, los nombres de 2.107 cubanos que murieron defendiendo la causa del internacionalismo. Los medios internacionales, como la BBC de Inglaterra daban cuenta de este hecho de apoyo solidario de Cuba,  en la primera visita que realizó a Cuba en julio del año 1991, apenas un año y medio después de salir de la cárcel en Robben Island donde permaneció cerca de tres décadas. Sostuvo Mandela, respecto a Cuito Cuanavale Aquella impresionante derrota del ejército racista le dio a Angola la posibilidad de disfrutar de la paz y consolidar su soberanía. Le dio al pueblo de Namibia su independencia, desmoralizó al régimen racista blanco de Pretoria e inspiró la lucha contra el apartheid dentro de Sudáfrica (…) . Sin la derrota en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones nunca hubieran sido legalizadas” sostuvo Mandela ante una multitud el 26 de julio de 1991 en Matanzas, Cuba.

Con la caída de los socialismo reales el análisis fino indicaba que la revolución cubana se vendría abajo, una vez desruido el marco político y económico que sustentaba en forma mayoritaria un gobierno que en un 90% comerciaba con el mundo socialista. Sin duda fue un golpe durísimo pero al mismo tiempo demostró que Estados Unidos ya no necesitaba la excusa del enfrentamiento este-oeste para seguir desestabilizando a Cuba.  No sirve de justificación para estas acciones, ni siquiera el argumento de los Realistas Políticos, o de los pragmáticos, e incluso de los que avalan las teorías geoestratégicas, el hecho que Cuba haya sido aliada de la Unión Soviética, por tanto,  parte integrante de uno de los bloques ideológicos en la llamada Guerra Fría, pues ¿Cómo se seguía justificando la continuación de la agresión contra Cuba, cuando no quedaba nada de aquel mundo bipolar ? ¿Cómo se entiende, el endurecimiento constante del bloqueo contra un país soberano, sin existir ninguna resolución de las Naciones Unidas que avalara tal acción?

Cuba ha estado, desde el momento del triunfo mismo de su revolución a resistir, a un costo altísimo para la población pero con la dignidad intacta. Oponer resistencia contra cualquiera de las diez administraciones estadounidenses que han pasado por la Casa Blanca mientras la revolución seguía intacta. Desde John F. Kennedy a Barack Hussein Obama, Cuba ha resistido, con un Fidel Castro claro, estratega, visionario y sobre todo un estadista como ningún otro en Latinoamérica, a la par de los grandes nombres del Siglo XX. Así les duela a sus críticos que a la hora de su muerte celebraban en las calles de Miami – la ciudad contrarrevolucionaria por excelencia – la muerte de quien consideraban su enemigo eterno. Con Trump lo más probable es que la campaña de desestabilización y bloqueo continúe,  postergando los esfuerzos de normalización iniciados por Obama y Raúl Castro.

El mandatario electo estadounidense señaló, ante la muerte de Fidel que “El mundo ha despedido a un brutal dictador, que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas. Haré todo lo que pueda, para ayudar a aumentar la libertad y la prosperidad del pueblo cubano tras la muerte de Fidel Castro” afirmó el magnate planteando la interrogante respecto a ¿cómo logrará sus deseos? ¿Con más atentados, más desestabilización, más bloqueos, más embargo? No se esperaba nada distinto de un multimillonario que prometió a la derecha hispana radicada en Florida hacer todo lo posible por seguir desestabilizando a Cuba y a Venezuela. Es parte del pago a contrarrevolucionarios crónicos

Para otros, en cambio, la muerte de Fidel es una pérdida sensible así consignado por el jefe del gobierno iraní Hasan Rohani quien afirmó que “En una época en la que todos los pueblos oprimidos del mundo padecen la violación de los más evidentes y básicos principios humanos, como puedan ser la paz, la justicia y la libertad, afortunadamente existen hombres libertadores y combatientes que luchan hasta su último aliento para mantener izada en el espíritu y la corazón de la gente la bandera de la libertad y la justicia”. El Papa Francisco, por su parte, que visitó Cuba en septiembre del 2015 y se entrevistó con Fidel señaló frente  a la muerte del nonagenario dirigente “lamento la mala noticia de la muerte del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. Expreso mis sentimientos de pesar a vuestra excelencia  – Raúl Castro Ruz, el presidente cubano y hermano de Fidel – y a los demás familiares del difunto dignatario, así como al gobierno y al pueblo de esa amada nación. Al mismo tiempo, ofrezco plegarias al señor por su descanso”

La muerte física de un líder, que marcó a fuego la política mundial en general y la Latinoamericana en particular es sólo un detalle, un evento propio de la vida, el paso natural la muerte. Y digo que es un detalle pues para comprenderlo, en toda su magnitud, hay que recurrir al Héroe Cubano, a José Martí, admirado y alentado en sus estudios por Fidel y la Revolución en el sentido que “La Muerte No es Verdad Cuando se ha Cumplido Bien la Obra de la Vida” y, en ese plano, la obra de Fidel sobrepasa barreras físicas, geográficas, idiomáticas situándose como un figura histórica innnegable. Hoy, más que nunca a la par de las figuras imborrables de la Revolución Cubana como  Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez Manduley y los millones de internacionalistas militares, educadores, médicos, obreros, ingenieros, enfermeras, alfabetizadores, que elevaron el nombre de Cuba hasta los más alto, se alza el nombre de Fidel Castro Ruz, que entra en la categoría de los imprescindibles.

 





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