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Año XVI, 25 de abril de 2024


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Simplemente le llamaban Fidel


Martes 29 de noviembre 2016 7:41 hrs.


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Señor Director:

La muerte de Fidel ha permitido que esperpentos de todas las raleas salgan dando clases de historia, hablando de derechos; mequetrefes que nunca conocieron la isla pero que le pedían a sus amigos que le trajeran postales de sus playas.

Muchos pelafustanes de la política nacional, esos que son empleados de los grandes empresarios, algunos con corbata que guardan un ladrillo del muro de Berlín en su oficina, como dice Sabina, salen disparando contra aquello que en algún momento defendieron……el mundo ha cambiado, dicen.

Todas las revoluciones dejan muertos: la francesa tiene los suyos, la rusa también. Todos los procesos de liberación nacional de los años sesenta en África también dejaron lo suyo, y es así porque llega el momento en que las mayorías se rebelan ante la injusticia y por hambre. Las revoluciones no son un juego de jóvenes llenos de voluntad, son procesos donde participan trabajadores, hombres y mujeres con familia, hastiados de ser tratados como nada, golpeados por el hambre y la falta de oportunidades en todo sentido.

Las revoluciones o como se llamen ahora, estarán siempre como una alternativa para hacer avanzar las ruedas de la historia. En los tiempos actuales se les llama cambios, esos toques de maquillaje con cremas baratas, de perfume trasnochado y que insisten en proclamarlo como el camino señalado para los actuales calendarios y, es tanto así, que lo escriben en programas para campañas presidenciales, lo utilizan para llegar al parlamento…y para pedir el voto.

En aquellos años, cuando Fidel y otros tantos preparaban el asalto hacia la libertad y la dignidad, en mundo no era como está el de hoy. Los ciudadanos de color en los Estados Unidos se les colgaba de los árboles con un neumático que ardía hasta no quedar nada. Las grandes empresas norteamericanas -bajo la palabra exportación-, enviaban al mundo lo que robaban en este continente, y los agentes de la CIA trabajaban a jornadas completas en clases de tortura: Dan Mitrione era uno de ellos y que bien muerto está.

Que frágil la memoria de la derecha y los sátrapas que se dieron vuelta la chaqueta. Ya en esos años sesenta uno que no usaba barba pero que tenía lentes predicaba que había que nacionalizar lo que nos pertenecía a todos nosotros. En aquellos tiempos era muy bien visto estar invitado a la embajada de los Estados Unidos para hablar del futuro y los negocios, y la fronda aristocrática hacía fila.

Para los muchos que la memoria dejó de recordar es entonces bueno decirle que fueron los Estados Unidos quienes financiaron la campaña de 1964. La CIA trajo a Chile, justamente, a la hermana de Fidel para que hablara en contra de su hermano. Nada dijo del ataque de los norteamericanos a Playa Girón, ese lugar donde EE.UU recibió la lección de un país pequeño, pero digno.

Hay veces que Nicanor Parra tiene razón sobre la derecha y la izquierda. Nada dijeron cuando asesinaron a Nicolae Ceausescu y su señora sin juicio, sin derecho a defensa. Guardaron silencio cómplice cuando arrastraron el cuerpo de Gadafi por las calles de Tripoli, todos mirando para cualquier lado. Ese doble estándar que tanta molestia y asco produce. Qué amplia es la fronda aristocrática chilena.

Miles son los que nacieron a la izquierda y bajo el embrujo de la revolución cubana, y es verdad que los intentos quedaron en eso, no se pudo alcanzar la victoria, pero queda la dignidad, eso de andar por la vida como hombres libres, eso de no quedarse quieto frente a una injusticia.

Han pasado decenios desde esos primeros días de victoria de los barbudos de Sierra Maestra, eran tiempos en que casi todos los intelectuales apoyaban a Fidel y al 26 de julio. Luego la música de los relojes fue comprándolos y se casaron con el neoliberalismo. Hay que humanizar al capitalismo, esa es la alternativa, y aunque parezca increíble hay dirigentes políticos chilenos y pelagatos que reconocen que es una excelente alternativa…..allá ellos.

A la derecha nunca les gustó Fidel, sencillamente porque les pintaba en la cara la mediocridad de su alternativa que tanta desigualdad y miseria genera.

Hay también ex izquierdistas, algunos que estuvieron en el congreso de Chillan, que Fidel les llena la cara de vergüenza, y hay otros que sencillamente se quedan con las buenas razones del verdadero sentido de las cosas, esas bellas por las cuales hay que trabajar de manera permanente,

 

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