El silencio se interrumpe con el sonido de un kulkul. Ocurre justo en la orilla del río Muco, a unos 6 kilómetros de Pillanlelbún, en la comuna de Lautaro, región de la Araucanía. Allí se encuentra un grupo de comuneros mapuche, quienes han bloqueado con árboles los caminos aledaños para anunciar una advertencia: este es el Wallmapu. Territorio mapuche que defiende su autonomía y rechaza cualquier intervención que busque alterar la convivencia histórica con la naturaleza.
A ese lado del río, miembros de la comunidad Mateo Ñirripil autónoma cumplen con su turno de vigilancia. Es una mañana de sol. El aire es ligero, los animales se pierden entre las plantaciones y la armonía del paisaje con el sonido parecen inquebrantables, pero Elvis Millán, vocero o más bien werkén, como se le denomina en mapuzungun, explica a qué responde su reclamo. “La principal amenaza es el tema del río. Quieren hacer un embalse pasándonos a llevar. Son más de 20 comunidades hoy en día que se están oponiendo a esa construcción que va en derecho beneficio a particulares. Ahora, el Estado lo está disfrazando, diciendo que es en beneficio de las comunidades pero no es así. Las comunidades que están dentro del rango de la construcción de este embalse se están oponiendo igual, entonces ellos sí o sí quieren establecer este tema obligatoriamente”.
Las comunidades han recurrido a distintas instancias jurídicas e institucionales para exigir que cese la intención de intervenir el río, espacio natural que no consideran de su propiedad, sino más bien, del que se sienten parte indivisible. Millán, asegura que la postura que han tomado las comunidades de Lautaro y Vilcún ha significado la presencia de un gran contingente policial permanente en la zona.
“Acá el hostigamiento es a diario. A distintos miembros de la comunidad. Llegan de noche incluso, provocando y disparando a diestra y siniestra. Nosotros lo vemos como un ataque político, una forma en que ellos nos quieren amedrentar, avalados obviamente por el Estado chileno. Y nosotros como comunidades autónomas nos defendemos de cada ataque que se está realizando porque ya no queremos decir resistencia, porque la resistencia es cuando uno recibe y no se defiende. Nosotros hemos tomado una posición radical y nos vamos a defender de cada ataque que se haga a miembros de la comunidad o a las comunidades que se están movilizando en contra de la construcción de este embalse”, dice Millán.
Los ataques a los que se refiere se repitieron una y otra vez durante el pasado 2016. En una zona que se encuentra en constante conflicto desde 2008, el nivel de estrés al que son sometidos los comuneros, sobre todos los niños, es permanente. Esta mañana de enero, a un lado de las barricadas se instalan los jóvenes mapuche, muchos de ellos menores de edad, quienes cubiertos con una capucha prefieren resguardar su identidad por motivos de seguridad. Hugo Ñirripil es presidente de esta comunidad autónoma y desde el otro lado del río apunta a los responsables. “Acá tenemos hartos niños que en esa época, en esos años, que tenía 7 u 8 años, eran investigados en el colegio. Eran molestados, atajados en el camino y hoy día esos mismos niños están acá. Porque ellos buscan, traen el problema, traen el odio hacia las comunidades. Lo que le decíamos nosotros, le recalcaba yo al señor intendente: Yo tengo dos hijos, Tengo uno de 13 y otro de 3 años. Si ellos ven que al papá lo vienen a molestar, lo vienen a hostigar, con qué sentimiento o cómo creen que mis hijos van a ver a la policía. De qué forma los van a mirar. Solamente odio”, sentencia Ñirripil.
Y el odio al que se refiere comienza a llegar cerca del mediodía. A unos 500 metros al otro lado de la barricada, observamos las primeras patrullas de Carabineros que se instalan cerrando el paso, en posición de ofensiva. Los jóvenes se ordenan, arman una hilera detrás de la barricada y preparan sus hondas artesanales. Elvis exhibe los cartuchos de perdigones y lacrimógenas que han quedado como muestra irrefutable de la represión.
“El Estado chileno directamente es responsable de este conflicto. Ellos no quieren reconocer que si hoy en día hay terrenos en manos de particulares es porque ellos avalaron esa usurpación de terrenos. Ellos trajeron a colonos extranjeros, nos despojaron de nuestras tierras, nos están despojando en este momento de los recursos naturales, como son los ríos con la construcción de embalses o como son las construcciones de hidroeléctricas. Ellos, de una u otra forma, saben el conflicto que han creado por eso que atacan políticamente diciendo que acá hay violencia, pero la violencia viene de parte de ellos”, dice el werkén.
Los comuneros también han denunciado irregularidades en el otorgamiento de permisos ambientales y, si bien se han reunido en reiteradas ocasiones con José Miguel Hernández, intendente de la Araucanía, aún no reciben la única respuesta concreta que están dispuestos a aceptar: El cese de cualquier construcción que intervenga el curso natural del río y que atente contra su cosmovisión.
Antes ya lo habían conversado con el ex intendente, Andrés Jouannet, con quienes sostuvieron conversaciones desde que se enteraron de las intenciones del Ministerio de Obras públicas, de la Dirección de Obras Hidráulicas, y el trabajo de la consultora SIGA, quienes buscaban la aprobación de las familias aledañas al río. Hugo Ñirripil, presidente de la comunidad autónoma Mateo Ñirripil desmiente tajantemente que la construcción de este embalse sea en beneficio de los suyos.
“En el fondo, esto es para los grandes latifundistas de acá. Para regar 400 ó 500 hectáreas. Y lo que nosotros le recalcamos el otro día en Temuco al señor intendente, que no puede ser posible que en beneficio de dos comunidades matemos a 18 o 19 comunidades más acá. Porque usted sabe que el agua quieren pasarla por ductos o sistema de canales. El agua iría a los predios de estos fundos y volvería con todo el residuo que hoy día se usa ya sea de fertilizante, elementos químicos para fumigar, entonces se haría un lavado y todo eso vendría al río. Y como mi comunidad es la última comunidad aquí que pertenecemos al río Muco y recibiremos todo el desecho acá”, dice Ñirripil.
Al final de la mañana, los comuneros adelantan que será otra jornada de enfrentamientos y resistencia. Aseguran que seguirán allí hasta las últimas consecuencias. Reafirman un principio: no es que esta tierra sea suya. Es que ellos son de esta tierra.