Yo canto la diferencia: la Biblioteca Nacional abre sus puertas a Violeta Parra

A principios de marzo se inaugura una exposición que hará énfasis en la poesía y música de la artista nacida hace cien años, además de exhibir vinilos, libros y otros objetos. “Violeta nos vuelve a decir cosas”, dicen sus organizadores.

A principios de marzo se inaugura una exposición que hará énfasis en la poesía y música de la artista nacida hace cien años, además de exhibir vinilos, libros y otros objetos. “Violeta nos vuelve a decir cosas”, dicen sus organizadores.

En marzo de 1955, en las disquerías chilenas apareció por primera vez una grabación de Violeta Parra. Era un pequeño vinilo de siete pulgadas, con una carátula ilustrada, una pequeña fotografía de la folclorista y cuatro piezas grabadas a fines del año anterior: en el lado A, el vals “Qué pena siente el alma” y el verso “Por el fin del mundo”; en la cara B, el “Casamiento de negros” y otro verso de canto a lo divino, “Por padecimiento”.

Una copia de ese disco, publicado por el sello Odeón como parte de la serie Cantos de Chile, inaugura la discografía que se exhibirá a partir del 9 de marzo en la Biblioteca Nacional como parte de la exposición Yo canto la diferencia: Violeta Parra, poesía y voz. La muestra incluirá todos los vinilos editados por la artista en Chile, además de algunos grabados por el sello francés Le Chant du Monde durante sus años en París.

Asimismo, la exposición contempla diferentes ediciones de sus libros, como la que Nascimento hizo en 1979 de Cantos folklóricos chilenos, y algunos objetos, como las partituras en las que el compositor Miguel Letelier transcribió las anticuecas y “El gavilán”.

Sin embargo, la exposición no girará en torno a los objetos. En realidad, su foco será otro: “Es la Violeta intelectual”, dice Patricia Díaz, directora de extensión de la Biblioteca Nacional, cuyas colecciones nutrirán la muestra, junto a piezas facilitadas por la familia Parra y otros privados.

La exhibición, que forma parte de las celebraciones oficiales por el centenario de la artista, se articulará en torno a dos ejes: la poesía y la música, puestas en el contexto chileno e internacional en que ambas fueron creadas. “Violeta no hace solo poesía, es poesía cantada y tú no puedes cercenarla. Por eso, la exposición no puede no estar sonorizada”, detalla Patricia Díaz.

“Violeta es universal, es una artista en toda su dimensión sublime, que puede expresar su estar en el mundo. Eso la hace estar en el aquí y en el ahora. Queremos mostrar que cuando Violeta canta ‘Me gustan los estudiantes’ no lo dice solamente por los estudiantes de los ‘60, sino del dos mil también; cuando dice ‘Arauco tiene una pena’ no es solo por la historia y tragedia del pueblo mapuche, sino que también hoy. Así podemos hablar también de ‘Arriba quemando el sol’ o ‘Qué dirá el Santo Padre’, todo está muy vigente – explica la musicóloga. Es la misma vigencia que tienen artistas como Picasso, García Lorca o Neruda”.

La carpa, la Nueva Canción Chilena y el presente

Poco después de regresar definitivamente a Chile en 1965, Violeta Parra se instaló en La Reina con su carpa. Sus planes eran ambiciosos. En el terreno que le había cedido el alcalde Fernando Castillo Velasco pretendía construir una especie de universidad del folclor, un lugar donde tuvieran cabida manifestaciones que iban mucho más allá de la música: la cerámica, las arpilleras, las danzas, la gastronomía.

La carpa de La Reina fue un proyecto truncado, pero será justamente ese lugar el que tendrá una sección especial dentro de la muestra de la Biblioteca Nacional. “Más que representar el espacio, es una metáfora que vamos a hacer”, adelanta Patricia Díaz.

Esa sala estará dedicada a la relación entre Violeta Parra y la Nueva Canción Chilena, dice la investigadora: “Ella no forma parte de ésta, sino que es como el alma mater. Ella inspira, abre caminos hacia eso. Se topan, pero ella se sentía aparte”.

En ese espacio también se abordará la relación entre la cantautora nacida en San Carlos y algunos compositores de formación académica. En particular, habrá énfasis en Luis Advis, que musicalizó sus décimas autobiográficas en el Canto para una semilla, la obra que fue grabada por Inti Illimani e Isabel Parra.

No obstante, las actividades no se limitarán a la exposición, que permanecerá abierta hasta mayo. Durante los tres meses habrá conciertos y conversatorios de los que participarán Tita Parra, Mariela Ferreira, del conjunto Cuncumén, e investigadores de la Asociación Chilena de Estudios en Música Popular (Asempch), entre otros invitados. Luego, en julio, la editorial de la BN publicará el libro Violeta Parra para niños. Luego, la muestra hará una itinerancia por otras ciudades del país.

Todo aquello, con el afán de acercarse a la obra siempre inagotable de Violeta Parra, dice Patricia Diaz: “La tesis es que ella, como artista, tiene una voz frente al mundo y ocupa las formas poéticas y musicales para expresar aquello, entonces se hace universal y presente. Eso es: cómo la Violeta nos vuelve a decir cosas, nos vuelve a hablar de la desigualdad, del pueblo mapuche, de la ecología, de recuperar la ciudad. Hoy nos está diciendo, a través de la poesía cantada, lo que pasa y de lo que hay que preocuparse”.

 





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