Recibir mensajes del jefe después de la jornada laboral parece haberse convertido en una tradición en Chile. No son pocos los trabajadores que deben continuar atentos a las preguntas u órdenes que emanan desde el teléfono o computador del patrón dejando de lado el curso natural que debieran tener sus vidas personales.
Francia, a comienzos de este año, fue el primer país en ponerle freno a esta práctica aprobando el “derecho a la desconexión” como normal legal. Esta exige que las empresas de más de 50 empleados lleguen a un acuerdo sobre limitar el horario de las interacciones laborales después de concluido el día de trabajo.
Es en este contexto, que parlamentarios de la Nueva Mayoría impulsaron un proyecto en la misma orientación. El documento presentado por los diputados expresa “el derecho a no ser requerido por el empleador para asuntos laborales, por medios digitales o electrónicos, fuera del horario establecido para la jornada laboral”.
En esa línea, Osvaldo Andrade, uno de los promotores de la idea, explica el diagnóstico que despertó la inquietud por presentar el proyecto: “esto emana principalmente de testimonios recogidos. Vemos que la jornada no termina cuando debiera terminar, sino que sigue vigente. Lo que se pretende con este proyecto es que cuando el trabajador termine su jornada de trabajo se desconecte de su actividad laboral y se dedique a lo que le es propio, la familia, el ocio”.
Un reciente informe de la OCDE señala que Chile es uno de los países con mayor cantidad de horas de trabajo alcanzando las 1.988 cada año y más del 50% de los trabajadores trabaja después del horario previsto.
La medida abre la puerta a la modernización del sistema laboral y la posibilidad de que métodos como el home office o los horarios flexibles sean manejados como una alternativa por parte del empleador.