ONGs denuncian impacto de la mutilación genital femenina en Asia

Más de 30 organizaciones han pedido a la ONU que examine el impacto de la ablación en Asia. Aunque la práctica suele estar relacionada con el control de la sexualidad de las mujeres, las formas y creencias varían dependiendo del lugar.

Más de 30 organizaciones han pedido a la ONU que examine el impacto de la ablación en Asia. Aunque la práctica suele estar relacionada con el control de la sexualidad de las mujeres, las formas y creencias varían dependiendo del lugar.

Coincidiendo con el Día Mundial contra la mutilación genital, varios grupos de activistas han instado a la comunidad internacional a reforzar la lucha contra esta práctica femenina en Asia y Oriente Próximo, donde supone una práctica oculta, y han advertido que las medidas para erradicarla fracasarán a menos que los gobiernos miren “más allá de África”.

Según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), cerca de 200 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la mutilación genital femenina en todo el mundo y más de 300 millones se encuentran en peligro de ser mutiladas en África cada año. La mutilación femenina se lleva a cabo asiduamente en al menos 27 países africanos, así como en Yemen e Indonesia. Varias organizaciones han denunciado que, además, la práctica se lleva a cabo entre algunas comunidades de inmigrantes en países industrializados.

Aunque la ablación suele estar relacionada con el control de la sexualidad de las mujeres, las prácticas y creencias varían dependiendo del lugar. Muchas comunidades consideran que ofrece un estatus social y que es un paso precedente al matrimonio.

Más de 30 organizaciones piden que la ONU examine el impacto de la ablación en Asia. Ya en la década del 70 Naciones Unidas denunció está forma de tortura. En el mundo, alrededor de 15 estados han promulgado leyes, se han acogido conferencias, y muchos informes han sido escritos, pero un cambio significativo es difícil de alcanzar. Por ejemplo, Guinea aprobó una ley en los años 60 que condenaba a cualquier circuncisor a trabajos forzados de por vida. Si la mujer sometida a la MGF (mutilación genital femenina) moría dentro de los 40 días posteriores a la escisión, el circuncisor era sentenciado a muerte. Sin embargo, la ley nunca ha entrado realmente en vigor.

Las consecuencias en la salud sexual de estas mujeres es un crimen contra la humanidad tanto durante la menstruación como durante las relaciones sexuales y el parto. Con frecuencia,este causa una hemorragia que lleva o a la muerte de la mujer, o a complicaciones debido al desgarro de los tejidos vaginales durante el parto.

*Por RFI





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