A diez meses de la decisión del Poder Judicial de otorgar la libertad condicional a 2.315 reos del país, Gendarmería informó que, del total de beneficiados, fueron sólo 168 quienes reincidieron durante este periodo. Así, la institución carcelaria afirmó que la medida tuvo un 93% de éxito, con 2.147 exreos cuya conducta les permitió reinsertarse en la vida social.
El diario El Mercurio, en publicación el día 2 de abril, tituló la información con un tajante “Gendarmería informa que el 7% de los reos liberados el año pasado con “perdonazo” ha reincidido”. Ante dicha información cabe preguntarse, ¿fue la medida un “perdonazo”? O, ¿es un 7% de reincidencia un fracaso?
Para analizar el escenario general, cabe mencionar que los reos que cumplen su sentencia completa en privación de libertad cuentan con un preocupante 58% de reincidencia. Dato para la causa, además, es que alrededor de la mitad de la población penal pasó por centros del Sename durante su infancia.
Es en ese marco en que la política de otorgamiento de libertad condicional se ve, desde algunos campos, como un éxito prácticamente total. A pesar de que las políticas públicas en materia de reinserción siguen siendo insuficientes, el porcentaje de ex presos de los que da cuenta el informe permite afirmar que los resultados son satisfactorios. Para ponerlo en perspectiva, el programa similar más exitoso era uno que proveía la Iglesia Evangélica, que lograba un 10% de reincidencia.
En esa línea se encuentra Sergio Faúndez, director de la ONG Leasur, quien sostiene que la responsabilidad de estos números verdes está principalmente en la capacidad de los mismos presos: “Esta no-comisión de delitos se debe principalmente a los mismo presos y presas que salieron en libertad condicional. No es que exista una gran estructura en materia pública o privada que respalde un trabajo de reinserción social. Tampoco es que haya un acomodo laboral de las personas que salen en esta condición. Esta disminución también se puede deber a una serie de requisitos previos que van en miras de este proceso de reinserción”.
Los requisitos a los que hace mención Faúndez, y que son explicitados en una carta de su autoría, son los siguientes:
- Haber cumplido 2/3 de la condena.
- Haber observado una conducta intachable durante los 6 meses anteriores a la postulación. Esto se mide a través de calificaciones sometidas a juicio de Gendarmería, lo que hace bastante complejo su cumplimiento dadas las condiciones dentro de los recintos penitenciarios.
- Asistir con provecho a la escuela del recinto penitenciario.
- Haber aprendido un oficio o participar en talleres. La escasa oferta de talleres y programas dentro de los recintos penales en Chile también obsta a la gran mayoría de la población penal para poder cumplir con esta condición reglamentaria.
Actualmente el otorgamiento de libertad condicional es una medida excepcional debido a que su emisión se encuentra en manos de Gendarmería, institución con recursos y personal limitado para asumir esta responsabilidad.
Ahora bien, si lo positivo de las cifras se debe principalmente a la responsabilidad y voluntad de los reos, significa que las políticas públicas no están siendo un real aporte en esta materia.
Es un hecho que los requisitos para lograr la libertad condicional son un avance para facilitar la reinserción pero, según indican especialistas en la materia, están lejos de ser suficientes. Así lo afirma Olga Espinoza, directora del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana: “Se tienen que generar acciones más eficientes y eficaces de reinserción social. Se necesitan programas que sean más estructurados, que se ajusten a los niveles de riesgo de la población penal, de tal manera de que todas las personas que pasan por la cárcel accedan a periodos progresivos de libertad, pero a través de una libertad condicional que no sea un acceso irrestricto a la libertad, sino que pasen por una supervisión y un programa de apoyo durante el proceso de libertad condicional”.
Según dice la investigadora, está demostrado que aquellos programas que tienen un nivel de acompañamiento durante la libertad pueden ser tremendamente beneficiosos para esta población. “La libertad condicional bien supervisada puede dar mejores resultados aún”, señala.
Así, los números que entrega Gendarmería a diez meses de aplicada la medida son evaluados de forma positiva. Los requisitos para la asignación parecen ser un avance, pero dibujan también un mapa de carencias y vacíos que, de ser llenados, podrían ayudar a facilitar la reinserción de los reos en la vida social. El balance, además de dejar al descubierto las tendenciosas intenciones de algunos medios de comunicación, también deja tareas pendientes.