El Ministerio de Educación comenzó una investigación para encontrar al responsable de entregar el Libro del Mar, (documento boliviano que se refiere a la demanda marítima del país ante La Haya) a estudiantes de séptimo y octavo básico del Colegio municipal Carlos Condell de la Haza de La Serena.
Las declaraciones del seremi de educación de la región de Coquimbo, Pedro Espaerza, fueron categóricas: “es un hecho aislado, negativo y contraproducente” a lo que agregó que el escrito “no forma parte de las recomendaciones de lectura complementaria”.
Alfonso Ossandón es encargado de comunicaciones del establecimiento y es quien consiguió la publicación en el país vecino. Según planteó el funcionario de la corporación municipal de la ciudad “el texto tenía objetivos pedagógicos de integración latinoamericana” y fue un acuerdo suscrito con el docente de historia (donde se utilizaría el material) y la directora del establecimiento.
Pese a que la iniciativa que buscaba aminorar el bullying en contra de los seis estudiantes de origen boliviano que pertenecen al colegio de la Serena, los textos, por disposición del MINEDUC, tuvieron que ser devueltos a su remitente.
“Llama la atención que le Ministerio se involucre en un hecho tan anecdótico y tan poco relevante, puesto que lo normal es que en las escuelas existan materiales con distintos puntos de vista, sobre todo en términos de la realidad social, económica, política e histórica. Más en un tema tan complejo para la zona norte de Chile como es la relación con Bolivia y Perú. Yo creo que el ministerio, al intervenir en este tema, denota que no se creen mucho esto de la libertad de educación que tanto dicen, tampoco creen en la autonomía de los centros educativo para actualizar, concretar y hacer pertinente el currículo para la población con que trabajan”, analizó Jesús Redondo, psicólogo educacional y académico de la Universidad de Chile.
Educación intercultural
Uno de los principios de la Ley General de Educación es la Interculturalidad, en él se explicita que “el sistema debe reconocer y valorar al individuo en su especificidad cultural y de origen, considerando su lengua, cosmovisión e historia”.
Para Jesús Redondo, psicólogo Educacional de la Universidad de Chile, en la situación vivida en dicho establecimiento Municipal “hay una actitud propia de un cuartel más que de un Ministerio de Educación. Hay una impronta autoritaria en todo el funcionamiento de la administración educativa que no favorece para nada el proceso de formación democrática de las personas, para una convivencia pacífica y para un desarrollo de las relaciones con los pueblos hermanos que favorezca la superación de los problemas y traumas históricos. Este tipo de actitudes no hacen más que favorecer un enfrentamiento innecesario”.
La educación intercultural tiene un componente clave y es la complejización del contenido que se analiza en las clases, ya que es necesario poder contrastar diferentes posiciones para obtener una mirada multidimensional de los fenómenos sociales.
Según plantea Sylvia Conteras, experta en interculturalidad y académica del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, lo ocurrido en el colegio de La Serena “pone en evidencia que la interculturalidad en Chile sigue siendo pensada en términos instrumentales y funcionales, es decir, da cuenta de un discurso políticamente correcto de acuerdo a la normativa y a todos los planteamientos de instituciones internacionales, pero que en el fondo y con estos pequeños gestos, se explicita que esa interculturalidad no está siendo abordada como un proceso en el que se validen formas de mirar críticamente los procesos ni el cómo ellos y nosotros hemos construido la historia. Por el contrario, hay una mirada parcial y funcional que afecta la interculturalidad”.
El buscar que los estudiantes no conozcan otras historias, según Contreras, responde a una acción colonizante ya que “cuando decimos que la interculturalidad es funcional, es porque aún no rompe esa matriz colonial, y no la rompe porque hay ciertas historias que son más legitimadas que otras, que en los procesos históricos de lucha aún se sigue pensando que hay un bando ganador y uno perdedor”.
Eso de por medio tiene una valoración del otro, porque los otros, que tienen una historia mucho más diversa, se les está negando, y con eso lo que intentamos es colonizarlos. Es decir, se busca transformarlos en chilenos, que se adscriban a una historia dominante en que dejan fuera elementos sociales de la historia de las personas. Es una perspectiva muy colonialista, la que tiende a pensar que la historia escrita en Chile es mucho más valiosa que otra”.
Por otra parte, el que se haya suprimido la posibilidad de recibir los textos históricos de Bolivia a los niños del colegio Carlos Condell, les enseña “que cada iniciativa o acción que tenga como objetivo posicionarse frente a la historia o frente al discurso desde otra perspectiva va a ser invalidada, sancionadas y reprimida. En esta acción hay violencia, ya que se le entrega un recurso para ampliar la mirada y luego se le dice ‘tú no tienes el derecho’ de poder incursionar en otras miradas frente a este mismo fenómeno”, plantea la experta en interculturalidad de la U. de Santiago.
Además, esto atenta contra la identidad del profesor y la directora, ambos invalidados frente a su planificación. “Los estudiantes con esto ven que el docente es un agente sin poder, porque hay una institución mucho más alta que le señala qué puede enseñar y qué no. Con esto se invade profundamente el aula”, declaró la profesora Sylvia Contreras.
Comprender los procesos de interculturalidad de forma compleja requiere que los docentes profundicen los contenidos y no solo se queden en la superficialidad instrumental de la materia. Asimismo, el adaptar el currículo al contexto en el que se explica el contenido es vital para generar estrategias educativas que tengan resultado.
La profesora Sylvia Contreras afirma que “el colegio no incurrió en ningún error, lo que ellos hicieron fue mirar su realidad, ver qué elementos estaban ahí latentes, en conflicto y en debate. Buscaron una solución al respecto y esa iniciativa tienen que ser legitimada. Cuando leo la noticia es como que el colegio estuviera incurriendo en un acto de traición a la nación y eso es peligroso, porque en la lógica de la guerra se entiende, pero en la paz no. Si ellos buscaron un texto para complejizar las miradas fue justamente porque así se matizan los discursos, se complejizan y ya no son tan categóricos, sino que dialógicos”.