“No renunciaré. Repito, no renunciaré.” Así de tajante fue la respuesta del presidente brasileño Michel Temer a quienes reclaman su dimisión por corrupción. Este jueves el Tribunal Supremo Federal abrió una investigación a raíz de la grabación revelada por el diario O’Globo. La autoridad judicial también hizo público el audio que desató la crisis política el miércoles.
Dicha grabación fue realizada el 7 de marzo, en secreto por el ejecutivo del gigante de la carne JBS, Joesley Batista. De la conversación entre ambos se desprende que Temer aconseja mantener el pago de sobornos para comprar el silencio de Eduardo Cunha, el expresidente de la Cámara de diputados detenido por corrupción en el marco del mega escándalo Petrobras. Se oye también al presidente de Brasil advertir a Batista sobre una posible “obstrucción de la justicia”. Es justamente lo que tendrá que esclarecer el Tribunal: si Michel Temer intentó o no obstruir la justicia.
“No compré el silencio de nadie”, negó este jueves en un mensaje televisado a la nación el propio Temer, protegido por el fuero presidencial. Hace apenas un año, el conservador remplazaba a la destituida Dilma Rousseff. Su futuro depende ahora del Congreso, donde numerosos parlamentarios también están siendo investigados por corrupción. El legislativo ya ha recibido ocho pedidos de destitución y el gobierno de Temer sufrió su primera baja: la del ministro de Cultura, Roberto Freire, del Partido Popular Socialista (PPS).
En las calles también, miles de brasileños salieron desde el miércoles a reclamar la renuncia del mandatario y la organización de elecciones directas. ¿Logrará Temer mantener su poderosa coalición de gobierno? Su suerte depende de su capacidad a detener la sangría. Si sus aliados como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) le dan la espalda, podría prosperar un juicio político en su contra en el Congreso. Y de hecho, es probable que, de abrirse, ese proceso de impeachment sea más rápido que el trabajo del Tribunal Supremo Federal, consideran los analistas.