Entre 2014 y 2016 la pobreza y pobreza extrema en América Latina aumentó de 168 a 186 millones de personas, es decir de 28,5 a 30,7 por ciento. Esta es una de las principales conclusiones derivadas del Panorama Social de América Latina 2017, informe preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Si bien, el informe destaca que entre 2002 y 2014 se registró una sostenida baja en la cantidad de pobres en la región -consignándose el punto más alto de personas en situación de pobreza en 2002 con 233 millones-, el organismo de Naciones Unidas ha expresado su preocupación porque en los últimos años se haya registrado este incremento, el cual se proyecta que se mantenga en 2017.
El Panorama Social 2017 muestra que la incidencia de la pobreza y de la pobreza extrema es más elevada entre niños y niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y la población que reside en áreas rurales. En 2016, la pobreza afectaba al 46,7 por ciento de los niños y adolescentes entre 0 y 14 años y la extrema pobreza al 17 por ciento. En el caso de los jóvenes de 15 a 29 años esas cifras eran de 31,1 por ciento y 9,5por ciento, respectivamente.
Situación similar se registró con la desigualdad, ya que después de 15 años de constante reducción de la brecha de ingresos -de 0,538 en 2002 a 0,467 en 2016 en el coeficiente de Gini, donde 0 es igualdad absoluta y 1 desigualdad máxima-, en los últimos años esta disminución se ha ralentizado considerablemente.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la directora de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Laís Abramo, comentó las principales conclusiones de este informe, haciendo énfasis, justamente, en el aumento de la pobreza en América Latina, ya que este tipo de incrementos no es fácil revertirlos en el corto y mediano plazo.
La investigadora ejemplificó con la crisis de los 80 en la región, cuando más del 50 por ciento de la población cayó en pobreza, y de la cual mientras el PIB per cápita se recuperó en un plazo de 15 años, los índices de pobreza lograron bajarse a niveles previos a la crisis en 25 años: “Siempre preocupa porque, aunque sea medio punto o un punto, sabemos que estamos hablando de millones de personas”, aseguró Laís Abramo.
La directora de Desarrollo Social de Cepal planteó que las situaciones económicas en Brasil y Venezuela, principalmente, son las que explican el alza de la pobreza en la región, sumado también al deterioro del mercado laboral en Latinoamérica y el bajo crecimiento económico.
“Básicamente los factores que explican son: la caída del crecimiento, el aumento de la inflación y el deterioro del mercado laboral. Las tasas más bajas de desempleo en América Latina son hasta 2014, a partir de 2014 empiezan a subir, y eso sabemos que el ingreso de las personas, incluyendo las personas en situación de pobreza y extrema pobreza, viene principalmente del mercado laboral, entonces si hay aumento del desempleo, si se precariza el trabajo eso va a impactar mucho en el ingreso de los hogares en situación de pobreza”.
Laís Abramo destacó que el período entre 2002 y 2014, cuando se registró un sostenido descenso de la pobreza en América Latina, fue un lapso en el que se registraron importantes avances en términos de programas de combate a la pobreza, “a través, por ejemplo, de los programas de transferencia condicionada de ingresos o de las pensiones no contributivas”, por lo tanto es un período en que se formaliza el trabajo, señaló.
Es por esto que la integrante de la Cepal puso el acento en la necesidad de la aplicación de políticas redistributivas y de transferencias en América Latina como una forma de hacer frente a la pobreza, las que son tan importantes como el crecimiento económico.
“Por eso, llamamos mucho la atención sobre la importancia de fortalecer esa red de protección social, de tener políticas activas en el ámbito laboral y social, tanto para acelerar esa reducción de la pobreza como para mitigar el aumento de la pobreza en fases de más bajo crecimiento, o directamente de recesión”.
El sesgo de género en los sistemas previsionales de Latinoamérica
Laís Abramo sostuvo que para la región el reto de hacer frente al acelerado envejecimiento de la población, lo que significará una presión importante sobre los sistemas previsionales y de salud, cuestión que hace necesario que ahora se apliquen políticas de productividad y optimización del trabajo de la actual población económicamente activa.
De acuerdo al estudio, entre 2000 y 2014 la base contributiva se los sistemas de pensiones en América Latina se amplió de un 36,9 a un 47,8 por ciento, es decir casi 60 millones de personas más están cotizando.
El problema y la consiguiente preocupación que plantean desde la Cepal es que más del 50 por ciento de la población económicamente activa “no está afiliada a un sistema de pensiones”, lo que se suma al ‘sesgo de género’ que se evidencia a la hora de evidenciar los problemas previsionales en América Latina, esto porque son las mujeres las principales víctimas de los problemas de los sistemas de pensiones en la región.
“Y eso tiene que ver con dos motivos básicos: primero, porque las mujeres tienen una trayectoria laboral más inestable (…) básicamente por el peso del trabajo doméstico no remunerado y de cuidado que cae sobre sus espaldas, y por trayectorias laborales más interrumpidas porque no hay mecanismos más adecuados de conciliación entre la vida familiar, entre la maternidad y el trabajo; por la brecha salarial que persiste y que genera más dificultad para cotizar, entonces esas son las desigualdades que se generan en el mercado de trabajo que al momento del retiro, se van a manifestar en las pensiones”.
Finalmente, respecto de los procesos de reforma previsional que se están llevando a cabo en Chile y Argentina, desde la Cepal plantean que lo relevante es “pensar las pensiones como un elemento clave en los sistemas de protección social y en el derecho a la seguridad social”, tal como diversos convenios internacionales lo han prescrito.