Corea del Norte enviará atletas y una delegación de alto nivel a los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur y los dos países mantendrán contactos a nivel militar, convinieron las delegaciones de Seúl y de Pyongyang este martes en un excepcional cara a cara.
“El Norte propuso enviar una delegación de alto nivel, una delegación del Comité Olímpico Nacional, atletas, seguidores, artistas, observadores, un equipo de demostración de taekwondo y periodistas” al evento deportivo, que se celebrará en Pyeongchang en febrero, anunciaron los dos países en un comunicado al cabo del primer encuentro en más de dos años.
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, dijo que la decisión de enviar una delegación norcoreana a los Juegos de Invierno constituye “un gran paso adelante en el espíritu olímpico”.
Estados Unidos saludó, por su parte, las conversaciones entre las dos Coreas, aunque el departamento de Estado precisó que estaría atento al respeto de las sanciones “impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU”.
“La participación norcoreana es una oportunidad para el régimen de entender el interés del final del aislamiento internacional procediendo a la desnuclearización”, declaró la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
Corea del Sur y Corea del Norte convinieron además “rebajar la tensión militar actual y mantener contactos militares sobre el tema”. Las dos Coreas acordaron restablecer su línea telefónica militar directa, abandonada durante casi dos años, para mejorar la comunicación entre las Fuerzas Armadas de los dos países, que siguen en guerra.
Las conversaciones se celebraron en Panmunjom, la localidad fronteriza en la Zona Desmilitarizada (DMZ) que divide la península. El equipo enviado por el Norte atravesó a pie la línea de demarcación militar hasta la Casa de la Paz, en el lado sur.
El ministro de Unificación surcoreano, Cho Myoung-Gyon, y el líder de la delegación norcoreana, Ri Son-Gwon, estrecharon sus manos a la entrada del edificio y, de nuevo, ante la mesa de negociaciones.
En línea con las costumbres norcoreanas, Ri portaba una insignia con los retratos del padre fundador de Corea del Norte, Kim Il-Sung, y de su hijo y sucesor, Kim Jong-Il. Cho llevaba una chapa con los colores de la bandera surcoreana.
Seúl aprovechó el encuentro para pedir que durante los Juegos de Pyeongchang se organicen también reencuentros de familias divididas por la Guerra de Corea (1950-1953), uno de los legados más delicados de este conflicto.
“Ofrezcamos a la gente un preciado regalo de Año Nuevo”, animó el delegado jefe del Norte.
El ambiente era más amistoso que en encuentros pasados. “La gente tiene un deseo fuerte de ver al Norte y al Sur avanzar hacia la paz y la reconciliación”, respondió el surcoreano.
“Olimpíadas de la paz”
El tono era radicalmente diferente a la retórica de los últimos meses, con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, y el presidente estadounidenses, Donald Trump, intercambiando insultos personales y amenazas de guerra; y los ensayos nucleares y de misiles de Pyongyang.
Desde hace dos años la situación en la península se degradó, el Norte llevó a cabo tres nuevos ensayos nucleares y multiplicó los disparos de misiles.
Seúl ha bautizado a la competición en Pyeongchang -a sólo 80 km de la DMZ- como las “Olimpíadas de la paz”, pero, para que la descripción tenga sentido es necesario que Pyongyang participe.
Kim Jong-Un planteó en su discurso de Año Nuevo la posibilidad de enviar una delegación de deportistas a estos Juegos Olímpicos invernales, a lo que Seúl respondió con una oferta de diálogo. La semana pasada se restableció el “teléfono rojo” intercoreano, tras casi dos años suspendido.
Entre los temas que aún hay que definir está la aparición conjunta en las ceremonias de apertura y clausura (como en Sídney 2000, Atenas 2004 y Turín 2006), la composición de la delegación norcoreana y su hospedaje, que se espera que sea costeado por Seúl.
Corea del Norte por el momento sólo tiene dos atletas calificados para los Juegos, pero cientos de jóvenes animadoras norcoreanas causaron sensación en eventos deportivos previos en el Sur.
En la delegación de alto nivel norcoreana podría estar la hermana pequeña de Kim, Yo-Jong, alta dirigente del Partido de los Trabajadores, en el poder, según la prensa surcoreana.
Más allá de los Juegos
Ambos bandos habían expresado su deseo de abordar otras cuestiones más allá de los Juegos.
Corea del Norte ya desdeñó los intentos pasados del Sur de organizar más reunificaciones familiares, al asegurar que no se lo plantea a menos que el Sur repatrie a varios de sus ciudadanos.
“Las dos partes van a llegar sin problemas a un acuerdo sobre los juegos de Pyeongchang, pero ¿qué pasará después?”, preguntó Koh Yu-Hwan, profesor de la Universidad de Dongguk.
No estaba claro si el Norte intentó debatir el fin permanente de los ejercicios militares anuales entre Corea del Sur y Washington.
Washington y Seúl acordaron la semana pasada posponer los ejercicios de este año hasta después de los Juegos, en un intento de calmar los ánimos.