De acuerdo a nuestros códigos de ética profesional, para el periodismo es legítimo especular, prever fenómenos o acontecimientos, siempre que todo esto no se funde en certezas que no existen o mentiras deliberadas. En la actualidad hay mucha gente especulando respecto de quiénes podrán ser los primeros ministros de Sebastián Piñera. Nómina que el Presidente electo ya tendría definida, pero que daría a conocer solo después de la visita del Papa o antes de fin de mes.
Como ocurre siempre, son muchos los personajes esperanzados en algún nombramiento, ya sea como secretario de Estado, subsecretario, intendente, gobernador, jefes de servicio… o como embajadores y agregados diplomáticos. Los cargos son abundantes, pero más todavía los apetitos que abren en la clase política. En este caso, en la llamada centro derecha que apoyó la elección de Piñera.
Es preciso decir, también, que hay varios personajes que ya andan con “cara de autoridad” y que en todo este tiempo prefieren abstenerse de hacer declaraciones, brindar entrevistas y otros que pudieran entorpecer o desbaratar su camino a La Moneda o a otras altas reparticiones públicas. Al respecto se hacen bromas y se echan a correr rumores que muchas veces lo que intentan es afectar deliberadamente los nombramientos de estas personas, las que -por lo demás- deben superar las pruebas de la “blancura” con el Dicom, los tribunales, las fiscalías y otros, en un tiempo de tantas irregularidades en la política y sospechas sobre la probidad de nuestros supuestos “servidores” públicos.
En la especulación, nos parece que Piñera nombrará un primer gabinete más político que técnico si lo comparamos con lo que hizo en su primer gobierno. De esta forma es que ya circulan nombres que se dan como prácticamente seguros, partiendo por el de Andrés Chadwick, primo hermano de Piñera y, ante todo el mundo, su principal confidente y hombre de confianza, aunque su eventual nombramiento como ministro de Interior pueda resultar como un vicio nepotista.
De esta forma, si en su tiempo Eduardo Frei Ruiz-Tagle se propuso dejar fuera de su primer gabinete a políticos que hubiesen resultado derrotados en las elecciones parlamentarias, esta vez circulan nombres que justamente pudiesen encontrar consuelo en La Moneda por sus malos resultados electorales. En este caso estarían el UDI Felipe Ward y la fundadora de Amplitud, Lily Pérez, que no logró reelegirse como senadora, pese a sus reconocidos méritos. A Ward nos dicen que se lo propuso como ministro de Defensa, así como a Lily Pérez se le podría asignar la cartera de Vivienda, ambos cargos con mucha exposición mediática y que a la postre pudieran dejarlos bien posicionados para retornar al Poder Legislativo.
En otros casos, se trataría de personajes que no quisieron repostularse al Parlamento y que apostaron a que Piñera fuera elegido para que los invitara a su gobierno. En esta situación están los RN y senadores salientes Cristián Monckeberg y Alberto Espina, los que pudieran quedar ubicados en las carteras de la Secretaría General de la Presidencia y el ministerio de Justicia, por ejemplo. Así como la doctora Karla Rubilar pudiera convertirse en ministra de Salud.
Para un hombre de la trayectoria del todavía senador Hernán Larraín es posible que se le asigne la Cancillería, aunque a personajes como éstos algunas veces se los destina a la embajada en Estados Unidos o un par de otras legaciones muy importantes. A un ministerio más técnico es que se postula a un ingeniero como Louis de Grange, mediático personaje que opina recurrentemente en materia de transporte y que es uno de los que más bien ha estado en silencio estos últimos meses.
Gran expectación existe respecto de las carteras de Hacienda y Economía, que siempre juegan un papel tan determinante en nuestros gobiernos. En este sentido, debemos decir que para “estas cuerdas existen muchos trompos”, pero corre mucho la idea de que Piñera pudiera nombrar al economista Rodrigo Vergara en la llamada “billetera fiscal”, así como a José Ramón Valente, en Economía. En estos casos, quienes resulten nombrados van a dejar muchos muertos o heridos políticos en su camino.
En obvio que una sorpresa pudiera resultar con algún nombramiento de un demócrata cristiano en el gabinete, aunque serían varias las voces que le recomiendan a Piñera no tropezar con la misma piedra al respecto, cuando en su anterior administración nombró a Jaime Ravinet como ministro de Defensa. Hasta se especula con la posibilidad de que algún socialista renovado o “reciclado” pudiera formar parte de los equipos de Piñera, como podría serlo un Óscar Guillermo Garretón, aquel radical líder de una de las dos vertientes del Mapu y que hoy funge como empresario y un analista muy moderado o ecléctico. Como él, habría otros que Andrés Chadwick conoce muy bien, a juzgar por sus propios coqueteos con las más rebeldes expresiones de sus tiempos de universitario.
Para no ser tildado de nuevo como el gobierno de los empresarios, se ve difícil que algún miembro de las cúpula de la Sofofa o de la Confederación de la Producción y el Comercio pueda integrar el primer gabinete de Piñera. Así como sería difícil y arriesgado que alguien vinculado a José Antonio Kast, como a Manuel José Ossandón no ocupe alguna cartera ministerial o, en subsidio, algunas subsecretarías. Veremos cuán fuerte puedan expresarse sus respectivos “gallitos” en los nombramientos de Piñera. Cabe anotar, además, que hay varias otras figuras de la derecha que a fuerza tendrán que quedarse fuera del nuevo gobierno mientras estén formalizados por cohecho y otros graves delitos.
Para la cartera de Educación, no nos parece tan extraño que estén siendo postulados nombres de economistas. Así como sería posible que en la composición definitiva del primer gabinete haya un ostensible déficit de mujeres, las que podrían prevalecer en las subsecretarías o como “asesoras” del segundo piso de La Moneda.
En este recuento, por supuesto, falta ponerle nombres y apellidos a los eventuales titulares de varias otras carteras consideradas más “técnicas”, como las de Agricultura y Minería. Así como se especula con las diversas funciones que pudiera cumplir una de las más aguerridas e incondicionales escuderas de Sebastián Piñera, como lo es Cecilia Pérez, quien podría “repetirse el plato” como vocera presidencial.
*Alocución radial.