Héctor Marín: "Hay algunos curas que han defendido a quienes han evadido la justicia"

El líder de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Pisagua ha vivido de cerca todas las violencias que ejerció la dictadura. Perdió a su madre, su hermano y su tío, y hoy, a 45 años de los sucesos, sigue liderando la búsqueda de justicia desde Iquique. Será en esa misma ciudad en la que podrá encontrarse con el Papa Francisco, a quien le entregará una carta hablándole del rol que ha tenido la iglesia post dictadura.

El líder de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Pisagua ha vivido de cerca todas las violencias que ejerció la dictadura. Perdió a su madre, su hermano y su tío, y hoy, a 45 años de los sucesos, sigue liderando la búsqueda de justicia desde Iquique. Será en esa misma ciudad en la que podrá encontrarse con el Papa Francisco, a quien le entregará una carta hablándole del rol que ha tenido la iglesia post dictadura.

Iquique será la sede del encuentro en el que el Papa Francisco se reunirá con víctimas y familiares de víctimas de la violenta represión que vivió Chile durante la década de los ’70 y ’80. No estaba dentro de la agenda, pero todo indica que el Sumo Pontífice protagonizará reuniones tanto con víctimas de la dictadura en la región de Tarapacá como con miembros del pueblo mapuche en su paso por Temuco.

La localidad de Pisagua fue articulada durante el régimen militar para convertirse en un campo de concentración para prisioneros políticos. Se estima que fueron cerca de 2.500 las personas que pasaron por la prisión. Muchos fueron víctimas de torturas y apremios ilegítimos. Otros tantos nunca volvieron a salir.

Héctor Marín es el presidente de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Pisagua. Su hermano Jorge, militante socialista, desapareció a fines de septiembre de 1973. Su padre se vio obligado a partir al exilio y su madre, Petronila, también fue detenida y torturada. “Finalmente terminó muriendo por culpa de las torturas que ejercieron sobre ella”, señala Marín. Su tío, el hermano de su padre, fue fusilado en Antofagasta. Es por ello, que Héctor Marín se considera un “sobreviviente del terrorismo de Estado en la dictadura cívico militar”. Nunca estuvo detenido, “pero la violencia de no saber el paradero de los seres queridos también es un tipo de violación a los derechos humanos”.

Marín es uno de los que tendrá la exclusiva oportunidad de mirar al Papa de cerca. Tendrá con él un breve encuentro en el que le entregará una carta y le hará un par de comentarios respecto del rol de la Iglesia durante y después del régimen de Pinochet.

¿Cómo se gestionó esta reunión con el Papa?

En el mes de noviembre del año pasado, nuestra Agrupación de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Iquique, Pisagua, tomó el acuerdo de ir a conversar con el obispo Guillermo Vera, de la diócesis de Iquique, para solicitarle que el Papa pudiera recibir una carta de parte de nuestra agrupación. En un primer momento el obispo nos dijo que no estaba en sus manos, que era una agenda muy apretada, pero que igual oficializáramos el pedido a través de una carta enviada a él para solicitar una nueva entrevista y conversar.

¿Cuál era el objetivo planteado para la reunión?

Dentro de esas conversaciones fuimos contándole al obispo de la importancia que tuvo la Iglesia Católica en la dictadura, la importancia que tuvo el clero local acá en Iquique… Tuvimos un obispo, Javier Prado Aránguiz, que en ese tiempo era hermano de un ministro de la dictadura. Queremos que el Papa sepa que nosotros, como familiares, reconocemos a través del cardenal Silva Henríquez, la labor que cumplió la Iglesia Católica y el clero y las miles de vidas que se salvaron. Contarle la labor que ha cumplido el Estado de Chile, a través de los informes que se han emitido de la reconciliación, de prisión política y tortura, lo poco y nada que se ha conseguido en lo que es la parte de justicia… Todo eso lo fuimos conversando y hace unos quince días recibimos la noticia de que estaríamos incluidos dentro del programa. Solo puedo entrar yo como presidente de la agrupación para entregarle la carta en sus manos.

Ahora que se concretará el encuentro, aparte de la carta, ¿qué piensas decirle concretamente al Papa?

Vamos a ajustarnos a lo que es el protocolo. Además de la carta reafirmar lo que solicitamos y queremos: saber el destino de nuestros detenidos desaparecidos. Que el Estado de Chile cumpla con sus compromisos. Que es importante que esta herida abierta se sane con justicia y verdad. Creo que el Papa no se va a negar a escucharnos.

¿Cómo analizas el rol que ha ocupado la Iglesia en la búsqueda de la verdad en el periodo de post dictadura?

Hay dos iglesias: la comprometida con el cardenal Silva Henríquez y la indiferente, que es la que se inicia a comienzos de los ’90. Uno podría pensar que, a partir de los ’90, el tema de los derechos humanos iba a estar completamente solucionado. Hay algunos curas que han cumplido un rol defendiendo a quienes por años han evadido la justicia, que han entregado información falsa en la mesa de diálogo, que no han colaborado en nada en el esclarecimiento de los casos. Que pidan benevolencia para ellos, que se diga que están viejitos, que están enfermos y que eso no es justicia, que eso es venganza… De victimarios pasan a ser víctimas. Ese es un error profundo, un error tremendo y una ofensa a los familiares que solamente estamos por la justicia, la memoria y nunca por la venganza.

¿Con cuál de esas dos iglesias que describes crees que el Papa se siente más representado?

Hay muchas cosas que se dicen. Hay muchas cosas que se pueden percibir. Quisiéramos nosotros que en este momento, en este contacto breve, poder percibir que la Iglesia sí está por la verdad y la justicia y que sí nos puede ayudar en el sentido de lo que solicitamos al Santo Padre.

Lo pregunto porque el Papa acarrea con un historial que no es particularmente pulcro en torno a su participación en la dictadura argentina. Se le acusó en su momento de haber denunciado a un par de compañeros de la Compañía de Jesús y cuando tuvo el problema con el nombramiento del obispo Barros en Osorno tildó a sus detractores de “zurdos”. ¿Por qué confiar en su figura?

Nos hemos reunido con Presidentes de la Republica, con ministros que llevan las causas, con el presidente de la comisión de derechos humanos del parlamento… Entonces nos preguntamos después de esa reunión: ¿por qué no? ¿Qué es lo que podemos perder? Por el amor hacia nuestros familiares somos capaces de llegar hasta las últimas instancias, como lo hemos hecho llegando ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ante tantas organizaciones durante tantos años. ¿Por qué no enfrentar al Papa? ¿Por qué esconder esta verdad dolorosa debajo de la alfombra?  Él es un jefe espiritual y además un Jefe de Estado.

¿Crees que pueda llegar a interceder en pos de la búsqueda de la verdad y la justicia en Chile?

No es creer o no, sino que es una petición y la responsabilidad recae en él. Nosotros lo estamos solicitando y habrá alguna respuesta, que es lo más importante.

¿Le va a explicitar al Papa la crítica que tiene con la institución y el rol que ha ocupado después de terminada la dictadura?

Va en la carta.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X