El Consejo de Seguridad de la ONU respaldó este sábado de forma unánime un cese al fuego de 30 días en Siria para permitir evacuaciones médicas y la entrega de ayuda humanitaria.
La resolución, que finalmente contó con el apoyo de Rusia tras 15 días de duras negociaciones, demanda que un cese al fuego sea adoptado “cuanto antes”, en momentos en que fuerzas del gobierno sirio bombardean el enclave rebelde de Guta Oriental.
Mientras tanto, este sábado y por séptimo día consecutivo, los aviones de la fuerza aérea siria sobrevolaban sin descanso la localidad ubicada a pocos kilómetros de la capital Damasco, convertida en uno de los últimos reductos de rebeldes y grupos yihadistas opuestos al régimen de Bachar el-Assad.
Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), al menos 500 personas murieron desde el domingo pasado. Los aviones sirios volvieron a bombardear Guta Oriental minutos después de que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara la resolución pidiendo un alto el fuego. Según el embajador ruso en las Naciones Unidas, será muy difícil que se pueda implementar el alto el fuego reclamado sin que se alcancen “acuerdos concretos” entre las partes.
Según el OSDH, la aviación rusa participa en los bombardeos sobre Guta, donde habitan aún unas 400 mmil personas. Moscú ha rechazado tales acusaciones. Los testimonios de los habitantes de esta región de la periferia de Damasco son sobrecogedores. Uno de ellos, Ousama Al Amri, contactado por Sami Boukélifa, de Radio Francia Internacional, asegura que “la situación sigue siendo muy mala” y acusó al régimen de “utilizar bombas de racimo y bombas incendiarias en Duma”, la gran ciudad de Guta.
Más de 340 mil personas han muerto en Siria desde el inicio de la guerra en 2011. Para el régimen sirio la reconquista de la Guta significaría muy probablemente la última gran batalla por la reconquista del territorio del país. La lluvia de fuego y muerte sobre Guta Oriental es previa a la ofensiva terrestre que pronto comenzará.