Reynaldo Bignone, el último dictador argentino, falleció este miércoles a los 90 años en el Hospital Militar Central de Buenos Aires.
El presidente de facto llegó a la Casa Rosada en 1982 luego de la crisis de la Guerra de las Malvinas. También, fue el responsable de llamar a elecciones en 1983, proceso que terminó con el triunfo del radical Raúl Alfonsín.
Antes de entregar el poder, el ex dictador, sin embargo, firmó un decreto que otorgó amnistía a los militares que estaban involucrados en casos de violaciones a los DDHH. No obstante, una vez que Alfonsín asumió el mandato este indulto quedó anulado, por lo que los miembros de la Junta Militar fueron sometidos a juicio. Bignone no fue juzgado aquella vez ya que él no había formado parte de la Junta.
Pese a ello, entre 2010 y 2017, Bignone recibió diez sentencias condenatorias. Tres de ellas eran cadenas perpetua mientras que otras siete eran de 15 años. La justicia finalmente lo juzgó por robos de bebés, secuestros, asesinatos y por su participación en el Plan Cóndor.
Bignone nunca se arrepintió de sus crímenes. Incluso, en 2006 en una carta destinada a Memoria Completa, organización pro defensores de la dictadura argentina, escribió: “Terminen lo que nosotros no pudimos terminar”.