Estados Unidos anunció este lunes la expulsión de 60 “espías” rusos y el cierre del Consulado de Rusia en Seattle, como parte de un gesto coordinado con otros países occidentales por el ataque químico contra un ex espía en el Reino Unido.
En una nota oficial, la Casa Blanca informó que la acción fue adoptada “en conjunto con nuestros aliados de la OTAN”, y añadió que Washington está dispuesta a construir mejores relaciones con Moscú, pero que eso sólo será posible “con un cambio en el comportamiento del gobierno de Rusia”.
El gesto de Estados Unidos no es aislado. Francia anunció el mismo día la expulsión de cuatro diplomáticos rusos, medida imitada por Alemania y Canadá. Además, varios países que formaron parte del bloque soviético: Polonia, Ucrania y República Checa anunciaron que adoptarían gestos similares en solidaridad con Londres.
Letonia, Lituania, Dinamarca, Países Bajos, Estonia e Italia anunciaron que llevarían a cabo tres expulsiones cada uno.
Moscú reaccionó de inmediato a estas declaraciones, prometiendo expulsar a su vez a diplomáticos occidentales.
El embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antonov, estimó que la decisión estadounidense era “injustificada” y rompía lo poco que quedada de las relaciones ruso- estadounidenses, según la agencia de noticias rusa RIA.