Los miembros de la distinguida Academia sueca anunciaron que el premio Nobel de Literatura 2018 no se concederá este año sino que el año entrante, junto con el galardonado de la edición 2019.
La decisión no es inédita, pues en siete ocasiones se optó por suspender el premio: en 1915, 1919, 1925, 1926, 1927, 1936 y 1949. Pero es sin duda la consecuencia de la peor crisis que haya sufrido la institución en su historia.
El escándalo saltó a la luz en noviembre pasado en el marco de la campaña mundial contra los abusos sexuales, cuando el diario sueco Dagens Nyheter publicó los testimonios de 18 mujeres que afirmaban haber sido violadas, agredidas sexualmente o acosadas por Jean-Claude Arnault, una de las figuras más influyentes en la escena cultural sueca.
Este fotógrafo francés de 71 años, originario de Marsella, a quien la prensa sueca considera “el Weinstein francés”, es el esposo de la poetisa y miembro de la academia, Katarina Frostenson. Instalado en Suecia desde hace 40 años, Arnault habría aprovechado su condición privilegiada para violar y agredir sexualmente a unas 30 mujeres. Si bien, la Academia terminó por cortar las relaciones con Arnault, no escapó a las críticas virulentas por haber cerrado los ojos en cuanto al comportamiento del francés. De su lado, Arnault ha negado estas acusaciones.
Estas revelaciones hicieron mella en el seno de la muy prestigiosa Academia, discordia que se saldó con la renuncia de seis de los 18 miembros, incluida la secretaria permanente, Sara Danius.
“Los miembros activos de la Academia Sueca son plenamente conscientes de que la actual crisis de confianza representa un importante reto a largo plazo y requiere un trabajo sólido de reforma”, afirmó el presidente permanente interino Anders Olsson, citado en el comunicado.
“Creemos que es necesario destinar tiempo a recuperar la confianza pública en la Academia antes de que se pueda anunciar el próximo ganador”, afirmó.