En 2001 el colectivo Casa Grande decidió intervenir por primera vez la ciudad. Entonces, el escenario fue el Palacio de La Moneda.
Ese acto, pretendía utilizar por primera vez luego del Golpe de Estado de 1973, el espacio aéreo del Palacio de Gobierno.
En aquella ocasión, asistieron a la actividad figuras como Nicanor Parra y el pota ruso Yevgueni Yevtushenko.
Pero el trabajo del grupo no se quedó allí, ya que más tarde, el colectivo reiteró la performance en Dubrovnik, Guernica, Varsovia, Berlín y Londres.
Cristóbal Bianchi, uno de los miembros del colectivo, en conversación con Radioanálisis, explicó que el proyecto busca intervenir “distintos espacios que hayan sido bombardeados o que hayan sido objetivos militares”.
“En el fondo, donde se haya generado destrucción urbana y donde existan efectos colaterales de lo que se llama desmoralizar a la población civil y asesinar a la población civil”, dijo.
El próximo 31 de mayo esta actividad volverá a repetirse. En esta ocasión el lugar escogido será la Plaza Mayor de Madrid.
“Con esta actividad pretendemos señalar distintos hitos”, sostuvo Cristóbal Bianchi. “El primero es que Madrid fue la primera gran ciudad de Europa que fue bombardeada desde el aire durante la Guerra Civil Española; el segundo hito importante es que se cumplen los cuatrocientos años de la Plaza Mayor”, comentó.
Esta actividad también se enmarca dentro del Festival Poetas que se realizará entre el 2 y 3 de junio en la ciudad.
El bombardeo de poemas en Madrid contempla 100 textos escritos por 50 autores chilenos y 50 españoles.
Algunos de los autores que participaron en esta instancia fueron Milagros Ábalos, Héctor Hernández Montecinos, Leonardo Videla, Rodrigo Rojas, Micaela Paredes y Daniela Catrileo, entre otros.
En este sentido, Bianchi comentó que la idea es representar “a la generación de menores de 45 años”.
Bianchi también comentó que esta actividad ha permitido resignificar aquellos espacios marcados por la violencia. Además, indicó que ha generado experiencias afectivas entre sus participantes
“Se produce una suerte de regresión colectiva a la infancia. La gente corre, hasta se pelea por los poemas. Se produce una lectura masiva de poesía, al unísono. La gente incluso intercambia los poemas”, comentó.
“Lo que sucede, básicamente, es una suerte de catarsis. La otra cosa que descubrimos fue que después que se fue el helicóptero no quedó ningún poema en el suelo”, añadió.
Casa Grande es una organización sin fines de lucro. Sus acciones están orientadas a la intervención de espacios públicos a través de la poesía. Su trabajo, aunque recibe aportes, es financiado en gran parte por sus miembros.