Beatriz Maturana, académica FAU: "Hay que reconceptualizar la vivienda social"

La polémica generada por el proyecto del alcalde de la comuna de Las Condes, Joaquín Lavín, que apunta a la construcción de un edificio de viviendas sociales de alto estándar en los alrededores del sector de Rotonda Atenas, ha puesto sobre el tapete los desafíos asociados a la integración social en nuestro país. La profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Beatriz Maturana, experta en sustentabilidad urbana y equidad, conversó con Prensa U. de Chile sobre la necesidad de repensar la integración y la vivienda social, así como la necesidad de impulsar un cambio cultural en la ciudadanía.

La polémica generada por el proyecto del alcalde de la comuna de Las Condes, Joaquín Lavín, que apunta a la construcción de un edificio de viviendas sociales de alto estándar en los alrededores del sector de Rotonda Atenas, ha puesto sobre el tapete los desafíos asociados a la integración social en nuestro país. La profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Beatriz Maturana, experta en sustentabilidad urbana y equidad, conversó con Prensa U. de Chile sobre la necesidad de repensar la integración y la vivienda social, así como la necesidad de impulsar un cambio cultural en la ciudadanía.

Un edificio de 15 pisos y 85 departamentos de viviendas sociales que incluye un gimnasio, es el proyecto que tiene divididos a los habitantes de la comuna de Las Condes. Los detractores reclaman ante la posibilidad de que se vea afectada la plusvalía de los edificios cercanos, mientras que quienes lo apoyan resaltan que los beneficiarios serán de todas maneras personas que viven al menos hace 10 años en la comuna.

La profesora Beatriz Maturana, experta en sustentabilidad urbana y equidad, valoró la iniciativa del alcalde pues recoge los planteamientos de la “Política Nacional de Desarrollo Urbano: Ciudades Sustentables y Calidad de Vida”, que apunta a la integración social. Sin embargo, hace un llamado a repensar el concepto mismo de vivienda social.

¿Cuál es su opinión del proyecto impulsado por el alcalde Lavín?

Creo que es una iniciativa muy importante y espero que se repita en otras comunas. Me alegra cuando veo a autoridades que no sólo aplican la normativa, sino que van más allá defendiendo la integración social en la teoría y en la práctica, aunque no significa que no haya otras cosas que hacer.

¿Cree que este tipo de iniciativas permiten avanzar en la integración de una ciudad tan segregada como Santiago?

Lo que pasa es que el mismo concepto de vivienda social está “pasado de moda”, o superado, porque habla de un beneficio que se piensa para la gente pobre, cuando estamos hablando de un beneficio al que todos deberíamos poder acceder en un momento de nuestras vidas. No es un beneficio al que aspiren “los pobres” sino todos aquellos que necesitan un apoyo para la vivienda, como el estudiante que no puede pagar un arriendo caro, un adulto mayor, una persona recién divorciada, cualquiera de nosotros puede necesitarlo en cualquier momento de nuestra vida y no deberíamos verlo como algo negativo, hay que dejar atrás los estigmas.

La profesora Beatriz Maturana llamó a repensar la vivienda social y a quebrar con los estigmas que la rodean.

¿A qué se refiere con que el concepto de vivienda social está pasado de moda?

Me parece que se necesita una reconceptualización de la vivienda social en nuestro país. Lo que se hace en Las Condes es un avance porque hay una integración de sectores vulnerables con otros sectores sociales menos vulnerables, mientras que el concepto tradicional impulsaba proyectos de integración de sectores de bajos recursos con otros con más bajos recursos. No podemos pensar tampoco la vivienda social como algo aparte del resto de la ciudad, porque un condominio social -y también un condominio de un barrio de altos ingresos- también segrega.

En el caso de proyectos como el impulsado por el alcalde Lavín, ¿cómo se puede enfrentar las dudas o temores de los vecinos?

Sin duda tenemos que trabajar el aspecto cultural. Si bien es entendible que estamos acostumbrados a vivir en una ciudad segregada y donde tenemos miedo del otro, tenemos que dialogar y resolver entre todos este problema, no encerrarnos en nuestros barrios. Esto requiere entender que todos somos capaces de adaptarnos al medio y que eso es exactamente lo que sucede cuando uno llega a un ambiente diferente. Por supuesto que esto es más difícil cuando construimos condominios segregados: unos para viviendas sociales y otros para personas de altos ingresos.

¿Tiene que ver esto con el tipo de vivienda también? Ese es un aspecto que el alcalde Lavín ha destacado harto.

En un proyecto en el que colaboro, el “UN Global Compact—Cities Programme, RMIT University, Melbourne, Australia” se maneja el concepto de integración tipo “sal y pimienta” donde yo no sé si mi vecino está recibiendo algún tipo de apoyo económico del Estado. Rige un concepto ético que respeta la privacidad de todas las personas sin importar su nivel socioeconómico. Para esto no puede haber diferencias entre mi casa y la de al lado, para evitar precisamente la segregación y que se noten estas diferencias.

Creo que hay un prototipo estético de la vivienda social que aunque se está mejorando, se mantiene esta idea del condominio social que se debe abandonar. En este caso el alcalde ha dicho que sería un edificio similar a los del sector, y ese creo que es el camino.





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