Presidente de la nueva Asociación de Cantantes Líricos: “Hace años que necesitábamos esto"

Cristián Navarrete habla de los objetivos de la recién creada organización y lanza duras críticas a la administración del Municipal de Santiago. “Ha demostrado desprecio por los cantantes nacionales”, afirma.

Cristián Navarrete habla de los objetivos de la recién creada organización y lanza duras críticas a la administración del Municipal de Santiago. “Ha demostrado desprecio por los cantantes nacionales”, afirma.

Fue la tramitación de la Ley de Artes Escénicas la que llevó a los cantantes líricos a plantearse la idea de crear una organización. Con la ópera marginada de la normativa, ajenos a la discusión que estaba ocurriendo en el Parlamento, la conclusión fue una: “Hace años que se necesitaba esto”.

La frase la dice Cristián Navarrete, presidente de la recién creada Asociación de Cantantes Líricos, que por ahora representa a una treintena de intérpretes, quienes comenzaron a reunirse cuando la ley ya estaba avanzada en su tramitación.

“Fue un error no hacerlo antes”, asume Navarrete, en una autocrítica que distintos cantantes han hecho al analizar lo que ocurrió con la Ley de Artes Escénicas. “Reconozco el trabajo de las personas que hicieron la ley, un trabajo arduo y de varios años. Me saco el sombrero. Una de las cosas que pensamos al ver la ley fue eso, que éramos aparecidos de último momento”.

Más allá de esa controversia, sin embargo, Navarrete -hoy parte del elenco de La Traviata en el Teatro Municipal de Las Condes- dice que el principal objetivo de la asociación es velar por los derechos laborales de los cantantes: “(Hacer un trabajo) como ha sido un poco el Sidarte, que haya ciertas regulaciones que en este momento no hay. Que estemos nosotros, que podamos tener abogados, para ver ese tipo de cosas”.

Para eso, ya se han reunido con el ministerio de las Culturas y tienen planeada una visita a la comisión de Cultura del Senado, entre otras actividades. “Los cantantes líricos somos trabajadores. No somos musas, no somos marcianos, somos trabajadores comunes y corrientes. Así como alguien trabaja administrando o haciendo cualquier cosa, nosotros usamos el canto, pero como es intangible, de repente la gente piensa que incluso es un hobby”, recalca el presidente de la entidad.

“También hay otros objetivos, como hacer proyectos e incluir gente que no está en ninguna parte. Hay un montón de cantantes titulados. Algunos están en las universidades, en los coros, y les pagan un poquito, pero paremos de contar. El resto de los trabajos son puntuales, esporádicos, y todos los años entra gente nueva a estudiar. De repente ves gente cantando en la calle, entonces hay que hacer proyectos para incluirlos”, explica.

En cuanto a condiciones laborales, ¿cuáles son los principales problemas que tienen hoy?

Que no hay plazas de trabajo. Que no hay tarifados, por ejemplo, no hay una organización de eso. Es como una ley bien primitiva: tengo tanta plata, lo tomas o lo dejas, pero viene otro y cobra menos. Son condiciones bastante indignas. La gente que organiza tiene un poco más de consideración cuando han sido cantantes, pero generalmente no es la misma gente que pasa las platas.

¿A qué te refieres con condiciones indignas?

Por ejemplo, el otro día me llamaron para cantar la Novena Sinfonía de Beethoven como coro. Es una obra exigente, entonces es bastante cansadora. Teníamos que ir a Talca, de jueves a domingo, pagando los pasajes acá y allá nos reembolsaban, con un límite de unos 15 mil pesos. Ellos ponían la estadía, pero sin viáticos. Allá te tenías que pagar todo, solo había desayuno y alguna comida más. Eran cien mil pesos, con ensayos los jueves y viernes y con un ensayo general con público el sábado; o sea, al final eran como dos funciones. Cuando supimos que eran casi dos funciones, mandamos una carta y preguntamos si se podía subir, pero al tiro nos respondieron que no, que sería para otra vez. ¿Qué más haces con eso?

Los principales problemas, entonces, es que hay pocos puestos de trabajo y no son bien pagados.

Y te tratan mal. Por ejemplo, en todo trabajo necesitas tener algunos cuidados mínimos, pero te hacen cantar a la intemperie, con bajas temperaturas. Es como alguien que trabaja en el frío, tienes que ponerle ropa de seguridad. No hay seguros, no hay salud, no hay nada. Los únicos contratados son los del Municipal, el resto se mueve con boletas.

“Un desprecio total por los cantantes chilenos”

No es el único, pero el Municipal de Santiago es el principal escenario lírico del país. Justamente, una de las primeras apariciones públicas de la Asociación de Cantantes Líricos fue una carta que cuestionaba la postergación de los solistas chilenos en el elenco de la ópera Tosca, que además recibió duras críticas por su nivel.

“Trajeron artistas muy malos, a los que les pagaron mucho, y eso destapó una cuestión que está desde hace tiempo: que este teatro, que se supone que debe ser nacional y al que incluso le cambiaron el nombre (Ópera Nacional de Chile), no tiene nada de nacional”, subraya Cristián Navarrete.

Ex presidente de la Federación de Artistas del Municipal, cuando la institución vivió una fuerte crisis con huelgas y funciones suspendidas, hoy el dirigente es particularmente crítico de la gestión que encabeza el francés Frédéric Chambert: “Muestran un desprecio total por los cantantes chilenos. Si vienes a un lugar privado puedes llamar a quien quieras, pero el Municipal funciona con platas públicas y se supone que son para desarrollar el movimiento lírico nacional. Se puede traer gente de afuera, siempre es bueno, pero si basas todo en la gente de afuera y son malos, es impresentable”, afirma.

¿Es algo que ha pasado solo con esta administración?

Hace tiempo que el canto nacional está relegado, desde los tiempos de Andrés Rodríguez (ex director del Municipal), pero con la actual administración se agudizó, porque él (Frédéric Chambert) ha demostrado desprecio por los cantantes nacionales.

¿Piensan hacer algo al respecto?

Fuimos a una reunión con el alcalde Felipe Alessandri, que nos dijo que este caballero tiene un contrato por ocho años, así que le quedan seis más. Echarlo es muy caro y el teatro está con déficit, pero yo pienso que la solución es que se vaya. Él también es el encargado de atraer platas, de moverse, pero en el teatro ha bajado la venta de entradas y los abonados ya no van, porque mucha gente considera que la calidad ha bajado, no solo en los cantantes, también en las escenografías. Este caballero trata de hacer la ópera que menos (costosa) le salga, pero trae cantantes de afuera que le salen el triple de lo que le pagaría a un nacional. Lo único que ha dicho es que hay déficit y que hay que achicar la planta. Al alcalde le dijimos que si no se va, por lo menos tiene que haber una comisión o algo que lo ayude, que lo limite en esta traída de gente de afuera.

¿El teatro debería ser dirigido por un chileno o chilena?

En lo posible, de acá y músico. O al menos quien tome las decisiones. Lo único que pedimos es que sean profesionales. Ellos quizás pueden ver cómo negocian, las condiciones, pero es grave que estén impidiendo que la gente nacional cante en el Municipal. No se ha visto nada bueno.

¿No hay nada rescatable?

Se hizo una ópera chilena, El Cristo de Elqui, con todos los cantantes nacionales. Eso fue interesante, pero no porque pongas una ópera nacional, todas las demás van a ser internacionales. Finalmente, no sé si la corporación o el país mismo tienen una política cultural para este tipo de arte. No hay nada de eso.

Y las cifras son demoledoras: según la última Encuesta de Participación Cultural, el 84,6% de las personas nunca ha ido a la ópera y solo el 1,9% fue en el último año.

Te voy a contar algo: cuando hubo una huelga en el teatro, todos los días hacíamos una presentación en el frontis, con orquesta, bailarines y coro, que se llenaba de gente. Yo conocí a unas señoras ahí y una vez me encontré con ellas, lejos del teatro, y me preguntaron por qué no habíamos hecho más esas presentaciones. Claro, porque se había acabado la huelga. Una de ellas me contó que con su amiga se iban un poquito antes del trabajo, juntas, a vernos todos los días, entonces uno no sabe el impacto que esto tiene.

La gente no va a la ópera no porque no le guste, sino porque no sabe, no la conoce, no la ha visto. Tiene una idea de que la ópera es Pavarotti cantando “O sole mío”, que son unos gorditos cantando, pero es mucho más que eso. Tiene que haber una creación de audiencias, desde el colegio, a nivel de país. Tú presentas la ópera como Aida, con toda la pompa, pero también hay otras cosas. Hay óperas barrocas, óperas modernas, que se hacen poco y nada. Hay una cantidad de cosas y la gente no sabe.

Foto: Coro Angelicus.




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