El senador de la Democracia Cristiana por La Araucanía, Francisco Huenchumilla, se refirió a la situación política que se vive en las horas previas a la interpelación al ministro del Interior, Andrés Chadwick, en el marco de la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca.
En conversación con RadioAnálisis, el parlamentario describió el acto que enfrenta a la diputada Emilia Nuyado (PS) con el vicepresidente en medio de una situación que ha tenido cada vez más complicado al Gobierno: “Más allá de las facultades que tienen los diputados de interpelar a los ministros, pienso que esta es la culminación de un proceso que partió mucho tiempo atrás. La primera muerte de un joven mapuche fue un 12 de noviembre de 2002, con Alex Lemun; luego, el 03 de enero de 2008 ocurre la de Matías Catrileo; y la de Jaime Espinoza Collío en agosto de 2009. Si uno examina el patrón conducta que sucedió ahora, pasó más o menos lo mismo que en los casos anteriores. Un supuesto enfrentamiento que no existió y que, como en la mayoría de los casos, fue un asesinato por la espalda igual que con Camilo Catrillanca.
Con esta última muerte salió a la luz algo que permanecía oculto: ¿Es lo mismo lo que pasó ahora con lo ocurrido las veces anteriores? Más allá de la interpelación que se le haga a este Ministro del Interior hay una continuidad en los distintos gobiernos, una responsabilidad del Estado de lo que ha venido sucediendo, además de una conducta reiterada por parte de Carabineros. Eso crea un clima de gran incertidumbre y de desconfianza, pero creo que hoy con las cartas sobre la mesa.
En ese sentido, espero que en la interpelación aparezcan todas esas cosas y, más allá de la responsabilidad puntual que pueda tener este gobierno en este hecho, lo que hay que ver es la repetición. Espero que tengamos altura para reconocer estos hechos como Estado”.
Para Francisco Huenchumilla lo que hoy aparece prístinamente es que no habría existido tal enfrentamiento, por lo tanto, que Carabineros “le faltó a la verdad y le mintió a las autoridades políticas. Las veces anteriores es probable que haya sucedido lo mismo, que Carabineros haya entregado una versión a sus superiores, que les haya mentido, pero -con el paso de los años- con el trabajo judicial y de los tribunales se llega al mismo resultado: que las personas asesinadas no tenían ninguna responsabilidad y que, simplemente, fueron ajusticiados.
¿Qué pasó?, ¿por qué el caso Catrillanca salió a luz de la forma que lo hizo, obligando a Carabineros a reconocer que no hubo enfrentamiento? No sé qué pasó, esa es la explicación que debe dar esta tarde el Ministro de Interior”.
Reflexionando sobre el origen de las responsabilidades, el senador reitera que el error de los distintos gobiernos ha sido de diagnóstico: “Todos los gobiernos pensaron que simplemente se trataba de un problema de orden público, problema que reprime la fuerza pública. Entonces, todos los gobiernos dijeron a Carabineros, procedan, operen… y eso ha pasado”.
Incluso, recordó, que haberlo planteado de esa manera, como un problema político, le terminó costando su trabajo como intendente de la zona durante la segunda administración de Michelle Bachelet: “Yo no renuncié, a mi me despidieron por sostener que el problema era de naturaleza política y no de orden público”, lo que permitía que Carabineros actuara y entregara versiones conforme a la tesis oficial, que además se sostenía en la credibilidad que tenía la institución a nivel nacional.
Pero, tanto va el cántaro al agua que se rompe. Hoy surgen todas las dudas sobre los montajes, ¿no habrá otras operaciones Huracán o cientos de estas operaciones?, ¿no será que Carabineros hizo del conflicto de La Araucanía un tema, un caso?, ¿qué hay implicado en la zona: viáticos, recursos, asignaciones?, eso ameritaría una buena comisión investigadora de los diputados para entrar al fondo de lo que ha pasado, porque una sociedad no puede prescindir de ejercer el orden público, por eso se necesita de una policía especializada en la que la gente crea, pero -en este minuto- cuando estamos en este estado de desconfianza absoluta es cuando debemos hacer una cirugía mayor con el fin de mejorar la institución”.
Otro de los temas en cuestión es conocer cuál es el grado de conocimiento que tiene las autoridades de los distintos gobiernos sobre las subjetividades con las que Carabineros ha actuado en la zona. Al respecto, el demócratacristiano hizo la distinción entre Fuerzas Armadas y Carabineros, retrocediendo, para explicar el fenómeno de las primeras, a la Guerra Civil de 1931, momento en que se ensimisman y separan su acción del mundo político. En el caso de los Carabineros, la militarización se habría producido durante la dictadura de Augusto Pinochet al ser traspasados al ministerio de Defensa: “lo que trae cola hasta el día de hoy”, porque no hay control civil sobre las acciones de la Institución, como ocurre en otros muchos lugares del mundo. “Es una tarea pendiente arrastrada desde los gobiernos de la Concertación en adelante. Una deuda pendiente”, agregó Huenchumilla.
Para el senador el tema de fondo es si con todo lo vivido, el gobierno y la oposición, los conducentes del Estado, se convencen de entrar en una etapa distinta en La Araucanía, poniendo en primer lugar encontrar solución al tema político que está en la base del conflicto. A partir de ese punto, llevar otras políticas como la reorganización de Carabineros para poder operar esta institución. Para él, en la zona, el Gobierno tendrá que tomar una decisión sobre entrar o no a los verdaderos temas de fondo como el reconocimiento político y sus consecuencias jurídicas del pueblo mapuche, así como de la devolución de tierras y cuáles son sus implicancias; además del desarrollo de la zona.
“Formar una nueva relación entre el Estado y los pueblos mapuches, ese es el tema de fondo, más allá de cambiar una persona u otra, porque aquí hay problemas estructurales entre el Estado y los pueblos originarios y, por otro lado, en Carabineros. Si el debate está a esa altura, podemos avanzar, si no, volveremos a empantanarnos”.
Abordando este mismo punto, Francisco Huenchumilla apuntó a las forestales como uno de los puntos centrales del descrito conflicto: “Son actores poderos, por lo tanto, habrá que resolver este tema. Si resolviéramos el tema de las forestales, creo que resolveríamos el tema de La Araucanía (…) Acá hay un horizonte de acuerdo político en la medida que el Estado tenga la voluntad de decirles que se sienten a la mesa. Si el Gobierno no lo hace, lógicamente que ellos no se sentarán, porque son un actor tan poderoso que necesitan de una acción potente del Estado”.
Al finalizar, el congresista habló del Plan Araucanía, describiéndolo como un objetivo de políticas públicas y de desarrollo, cuyo logro fue la disposición del ministro a cargo para hacer un trabajo que antes no se había realizado: “Eso del despliegue, del dialogar, de conversar, no se había visto. Es un buen titular, pero naturalmente hay que ver qué hay en el fondo. Ese proyecto debe ir acompañado de los temas políticos. Lamentablemente no se logró desplegar, todo volvió a foja cero, porque hoy nadie le cree a nadie. Para que ese plan funcione, tendremos que tener una postura del Estado sobre el tema de fondo. Ya veremos qué es lo que hace este gobierno al respecto”.