“La erupción ocurrió sobre el lado del Etna, la primera erupción lateral en más de 10 años, pero no parece peligrosa”, explicó el vulcanólogo Boris Behncke, del instituto nacional de geofísica y vulcanología (INGV).
Una gran parte del espacio aéreo alrededor del volcán fue cerrado desde el lunes por falta de visibilidad. En el aeropuerto de Catania, en el este de la isla italiana, solo cuatro llegadas por hora estaban autorizadas el lunes en la tarde.
Según el INGV, más de 130 sacudidas sísmicas han sido registradas en la zona el lunes en la mañana y la más fuerte alcanzó una magnitud de 4. Después de las sacudidas hubo un aumento de la actividad del volcán, que culminó con una enorme columna de ceniza cerca del mediodía, hora local.
Sin embargo, las sacudidas sísmicas y las cenizas –probablemente acompañadas de lava incluso si la falta de visibilidad impedía confirmarlo en lo inmediato– disminuyeron, precisó el experto.
A finales de marzo, un estudio publicado en la revista Bulletin of Volcanology reveló que el Etna se desliza muy lentamente hacia el Mediterráneo, a un ritmo constante de 14 milímetros por año.