La Primera Ministra británica, Theresa May, presentó este lunes “el plan B” del Brexit, a casi una semana de que su propuesta inicial fuera derrotada en la Cámara de los Comunes con 432 votos en contra y solo 202 a favor.
La “Premier” dejó en claro ante el legislativo que por ningún motivo se realizaría un segundo referéndum sobre la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) como lo pide gran parte de la oposición, pues sería “una subversión de la democracia y dañará la cohesión social de este país”.
Asimismo, descartó retrasar el Brexit –que debe concretarse el 29 de marzo-, pues si así lo hiciera, la jefa de Gobierno manifestó que se corre el riesgo de que no haya Brexit.
En cuanto a las dos grandes preocupaciones de las autoridades británicas: que el país quede condicionado a la UE y que se acabe con la unidad del país por un tratamiento especial a Irlanda del Norte, May insistió en que ello no ocurrirá, pues se comprometió a seguir negociando con la UE a modo de descartar esos riesgos.
La mandataria anunció también que su gobierno eliminará la tasa de 65 libras (75 euros) que cuesta a los comunitarios solicitar el “estatus de asentado” para quedarse en Gran Bretaña después del Brexit.
Todos estos planes serán votados el 29 de enero. En aquella ocasión, la propuesta del ejecutivo podrá ser enmendada por los legisladores, lo que podría derivar en que los parlamentarios tomen el control del Brexit y, por consiguiente, modifiquen el plan de Theresa May.
Desde ya se anticipa un panorama sumamente complejo para la jefa de Gobierno, pues inmediatamente después de presentado el plan, la opción no escatimó en críticas. El líder laborista Jeremy Corbyn, manifestó que “nada ha cambiado” respecto del plan original.
“Lo que propone la ‘premier’ es simplemente irrealizable. Estamos todavía esperando a que nos diga cuáles de sus líneas rojas está dispuesta a mover para desbloquear la situación (…) Ha llegado el momento de afrontar la realidad”, sentenció Corbyn.