El exgobernante, de 80 años, fue sacado en la noche de la clínica y llevado a la misma prisión policial donde permaneció recluido durante una década, en cumplimento del fallo judicial que revocó el indulto que consiguió en la Navidad de 2017. Fue hospitalizado el 3 de octubre tras sufrir una crisis cardíaca que le sobrevino al enterarse de la anulación de su indulto.
Fujimori salió de la clínica en medio de una gran cantidad de periodistas y de decenas de simpatizantes, bajo fuerte vigilancia policial. “Fuerza chino, Alberto Fujimori eres el mejor presidente del Perú, El pueblo está contigo”, rezaban carteles alzados por los manifestantes.
Vestido con camisa clara y pantalón oscuro, el exmandatario viajó en el vehículo acompañado por su hijo menor, Kenji Fujimori. “Agradezco las muestras de solidaridad a mi padre”, escribió Kenji en su cuenta de Twitter, lamentando que volviera a prisión “a pesar de sus dolencias y su edad”.
Agradezco las muestras de solidaridad a mi padre, en breve será trasladado a la Diroes, a pesar de sus dolencias y su edad. Estos momentos me han enseñado mucho a madurar y tomar las cosas con serenidad. La vida nuevamente me pone una prueba de fortaleza y amor.#MaestraVida
— Kenji Fujimori (@KenjiFujimoriH) 24 de enero de 2019
“Siento que el final está cerca”, dijo horas antes Alberto Fujimori en un manuscrito enviado desde la Clínica Centenario Peruano Japonesa.
“Es por eso que volver a prisión es una condena de muerte lenta y segura”, agregó el ex ingeniero y matemático formado en Estados Unidos y Francia, que gobernó Perú con mano dura de 1990 a 2000.
Tiene que completar los 15 años restantes de su condena por crímenes contra la humanidad cometidos durante su gobierno, permaneciendo en prisión hasta mayo de 2033. Sin embargo, la Corte Suprema debe aún decidir un recurso contra la anulación del indulto.