La autoproclamación este miércoles de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela ha generado una ola de declaraciones por parte de los países de América Latina y del mundo. En la región, Estados Unidos y sus aliados, entre ellos Chile, reconocieron la acción del diputado, incitando implícitamente a un alzamiento y agudizando aún más la situación del país caribeño.
Por otra parte, el apoyo explícito brindado este jueves por las Fuerzas Armadas al gobierno del presidente Nicolás Maduro, cierra la puerta momentáneamente a la acción militar que los países miembros Grupo de Lima han intentado provocar.
El desenlace no está claro, pero la situación en la región es crítica. Ante esto, y en entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, el sociólogo y analista internacional, Raúl Sohr, describió los posibles escenarios y explicó los contextos en que se ha agudizado una crisis que, para él, tiene su inicio hace ya varios años.
Vimos este miércoles como Juan Guaidó, siendo presidente de la Asamblea Nacional venezolana, juró como ‘presidente encargado’ de Venezuela. ¿Con qué bases un político puede autoproclamarse presidente?
Guaidó planteó tres condiciones cuando inició este camino y fue elegido presidente de la Asamblea Nacional. La primera condición es el apoyo del pueblo. Eso es algo que no está claro, sin duda tiene algún apoyo, pero no es posible decir hoy día que él tiene un apoyo mayoritario en Venezuela. Segundo, era el apoyo de la comunidad internacional. “Comunidad Internacional” en general es un eufemismo para referirse a Estados Unidos y sus aliados. Porque Rusia y China son tan parte de la comunidad internacional como los demás. Sin embargo, se dice ‘el apoyo de la comunidad internacional’ y él quería decir Estados Unidos y América Latina. Hubiese querido además tener el apoyo de Europa, pero la Unión Europea ha sido cauta en esta materia. El tercero y decisivo, y es ahí donde se define lo que va a pasar en Venezuela es el apoyo de las Fuerzas Armadas. Y él ha estado permanentemente llamando a las Fuerzas Armadas para que se pronuncien a su favor. Son los militares, en última instancia, los que van a definir la correlación de fuerzas y qué va a ocurrir en Venezuela.
En ese sentido, ¿podría ser el apoyo internacional un sustento para que Guaidó se autoproclamase ‘presidente encargado’ de Venezuela?
En Venezuela hoy hay un gobierno que tiene el control real y ése es el gobierno de Nicolás Maduro. Independiente de los cuestionamientos que se le pueden hacer a la legitimidad de su elección, independiente de si uno simpatiza con la oposición o no, el hecho real, físico, es que él tiene el control. Entonces reconocer y que el conjunto de los países sudamericanos, con excepción de Bolivia y Uruguay, reconozcan a un gobierno ficticio es algo absolutamente insólito.
¿Cómo se produce esta situación, en la que casi toda la región ha decidido manifestar su apoyo y reconocer a un autoproclamado presidente encargado?
Lo que está ocurriendo en Venezuela no es algo casual, responde a un guion elaborado con bastante tiempo. Tú no llegas a un consenso regional sobre cómo responder a la creación de esta figura de un presidente alternativo -en la cual prácticamente el conjunto de los países sudamericanos ha reconocido a Guaidó como el presidente en ejercicio-, si no es violando una norma fundamental del Derecho Internacional, que es que cuando uno reconoce un gobierno, es porque ese gobierno tiene el control territorial efectivo. Es decir, es el que controla la frontera y el que controla el conjunto de las instituciones.
Sin embargo, esta violación a la norma fundamental del Derecho Internacional pareciera no importarle ni a Estados Unidos, ni a Chile, ni a ninguno de los países del Grupo de Lima…
Yo creo que buena parte del debate de cómo proceder ha tenido lugar en el Grupo de Lima. Ahí participan justamente los países que han reconocido a Guaidó y yo creo que allí, y en otras instancias, es donde se puede ver que Estados Unidos ha tenido un rol en la coordinación de esta situación. Hay que reconocer que en Venezuela se vive una situación absolutamente crítica, con una inflación desbocada, con un desabastecimiento masivo, y que, independiente de esta crisis política -que ha sido generada-, hay una situación de fondo que necesita de una solución.
Pero por supuesto que este reconocimiento, lejos de aportar a la solución, agrava la crisis que está viviendo Venezuela”.
¿Desde hace cuánto tiempo que Venezuela está en la mira de los intereses políticos y económicos de Estados Unidos?
Estados Unidos ha sido central siempre. Desde el gobierno de Chávez, participando en el golpe del año 2002 contra Chávez, que fue fallido. También auspició hasta cierto punto la gran huelga en Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), que es la empresa petrolera estatal, que también finalmente fracasó. Esto fue justo antes de la invasión a Irak. Permanentemente Estados Unidos ha estado en una posición de subvertir y tratar de anular hasta donde le fuera posible a los gobiernos venezolanos, y en específico, los gobiernos bolivarianos.
¿Es equiparable, en términos de influencia, el apoyo de un país como Rusia con el apoyo de una potencia como lo es Estados Unidos?
No, Rusia es un país distante. Rusia es la duodécima economía del mundo y muy lejos del poderío económico de Estados Unidos. Estados Unidos es el principal comprador de petróleo venezolano y el petróleo representa el 95 por ciento de las exportaciones de Venezuela. Por lo tanto, Venezuela es muy, pero muy, dependiente -aún hoy- de Estados Unidos. De manera que si Estados Unidos toma medidas, como por ejemplo decir ‘no vamos a comprar más petróleo’ o ‘no vamos a pagar por el petróleo que hemos comprado’, puede ocasionar un derrumbe aun mayor de la economía venezolana.
Pero hemos visto a Venezuela resistirse a la influencia de Estados Unidos ¿qué tan fuerte es esta influencia actualmente?
La potencia de Estados Unidos en la política doméstica venezolana, a mi juicio queda reflejada en el hecho de que días atrás, agentes de la policía venezolana detuvieron a Guaidó y en cuestión de horas el Gobierno se desdijo y dijo que no, que habían sido agentes que habían actuado por motu propio y que no tenían ninguna orden de parte del gobierno. Esto pese a que Guaidó está en una actitud absolutamente subversiva, es decir, ningún país va a aceptar que haya otro individuo que se proclame presidente. Incluso en esas circunstancias, a Guaidó lo han respetado y las autoridades venezolanas no lo han detenido.
En ese sentido, ¿debiesen haber actuado de otra manera las autoridades venezolanas frente a la subversión de Guaidó?
Lo lógico y lo obvio hubiese sido que lo detuvieran apenas se proclamó, pero nada. Ahí está, libre. Y está libre porque tiene un salvoconducto que se lo ha dado Estados Unidos, con advertencias. Que, si lo tocan, esto va a traer consecuencias serias. Eso te da una pauta del poder que tiene Estados Unidos dentro de Venezuela y cómo logra inhibir al Gobierno, incluso en momentos en que Caracas ha roto relaciones con Washington.
La desestabilización del sistema económico en Venezuela ha provocado la caída de los precios del petróleo y el fracaso de mercados alternativos, como el ALBA. ¿Cómo ves la situación en el caso de que Juan Guaidó terminara arrebatándole el poder a Maduro?
Si Guaidó lograra desplazar o terminar con el gobierno bolivariano, hay que considerar que él pertenece al ala más dura de la derecha venezolana. Por lo tanto, lo que uno podría esperar en Venezuela es un gobierno duro, duro, de derecha. Quizás no en una línea tan drástica como la de Bolsonaro en términos valóricos, pero sí un gobierno de extrema derecha. Probablemente sería muy, pero muy regresivo de cara al Chavismo y trataría de extirpar lo que ese movimiento representó en Venezuela. Por lo tanto, creo que de una u otra manera Venezuela tiene por delante un futuro muy complejo, donde no se puede descartar la violencia.