Carreras que no se encuentran en otras universidades, alumnos que no pueden retirar sus títulos y cinco intentos de suicidio de estudiantes de la sede de Melipilla. Esto, para Javier Iñiguez, vocero de los alumnos de la Universidad del Pacífico, sería el resumen de las situaciones más complejas de aquellas personas que viven la extinción de la Universidad del Pacífico y que, en su mayoría, aún esperan al administrador de cierre.
La semana pasada, el Consejo Nacional de Educación postergó el nombramiento del administrador de cierre y, según Iñiguez, este sería el detalle necesario para iniciar cualquier procedimiento de retiro de documentos e incluso la reubicación.
Este martes, se conoció, además, que son doscientas las personas que se matricularon en las universidades que se adhirieron a un convenio para recibirles. Un porcentaje que Iñiguez aún considera mínimo, exactamente el dos por ciento de las personas afectadas.
“Eso pasó porque alcanzaron sacar sus papeles a tiempo y no les importó partir de cero. El tema es que la gran mayoría estábamos en carreras poco habituales y no teníamos la posibilidad de botar a la basura todo y empezar de nuevo”, señalo Iñiguez.
El vocero, además, en conversación con este medio, aseguró que ninguna de las dos reuniones mantenidas con la Comisión de Educación ha servido de mucho y que actualmente se tiene programada una más dentro de dos semanas.
Iñiguez, que cursaba el tercer año de la carrera de música y tecnología y que ahora trabaja de forma independiente, aseguró que las discrepancias políticas de los parlamentarios retrasan a las soluciones, puesto que se concentran en identificar errores cometidos por los dos últimos gobiernos.
Buscar una universidad con una malla similar a la carrera de Iñiguez es una tarea que también enfrenta Sofía Sepúlveda, una alumna de solo 23 años y que en el 2016 ingresó a esta institución respaldada todavía por la acreditación por parte del CNE.
Sepúlveda, que vive con su madre jubilada y que acarrea ya una deuda del CAE, tiene pocas esperanzas de que el Ministerio de Educación tenga lista la reubicación de los alumnos para agosto, como han señalado. Su situación la relata ella misma:
“Por todos lados pierdo. Si me reubico por mi cuenta pierdo por lo menos dos años y medio, que es lo que las otras universidades me quieren convalidar. Pero también pierdo tiempo ahora al esperar la reubicación del ministerio y lo hago porque me encanta mi malla y me gustaría terminar con esa malla académica”.
El caso, sin embargo, para las personas que estudiaban en la sede de Melipilla es aún más complejo. Esto, para la vocera estudiantil, Carolina Carrasco, se da debido a que allí se recibía gente de la V y VI Región, pero ni ellos ni los de la provincia de Melipilla tenían como opción aceptar una reubicación en una universidad de Santiago.
“Lo que el Ministerio dijo a la prensa es que habían puesto la prohibición de la enajenación de la sede de la ciudad de Melipilla. Pero el ministerio tampoco nos asegura que se impartan clases allí. Cuando yo pregunté específicamente por eso, me dijeron que esa medida la habían tomado solo por si acaso”, indicó Carrasco.
Otros dos casos que marcan la reacción de los afectados en Melipilla corresponden a alumnos provenientes de la desparecida Universidad del Mar y que hoy les toca repetir a historia, así como cinco casos reportados de intentos de suicidios.
“Esta es una situación que conlleva a un estado emocional difícil de enfrentar. Es una sensación de vulnerabilidad asquerosa y, además de los intentos de suicidio, hay algunos casos de crisis de pánico que han acudido por urgencia al hospital de Melipilla”, relató la vocera.
En la sede de Melipilla, según consignó Carrasco, es necesario agilizar el retiro de la documentación y así le hicieron saber a la Comisión Investigadora. Aunque el jefe de la División de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, les aseguró que resolvería el problema para el pasado lunes, la situación continúa y los pocos funcionarios que quedan allí ya han anunciado el cese de sus labores para el próximo viernes.