Las relaciones diplomáticas y comerciales de nuestro país con China siempre han conllevado diversas aprensiones respecto del régimen político reinante en dicho país.
Restricción a la libertad de expresión, censura a los contenidos de internet, represión de las actividades religiosas no reconocidas por el Estado, encarcelamiento de dirigentes opositores, entre otras violaciones a los derechos humanos, son algunas de las expresiones del régimen chino que distintos mandatarios chilenos han optado pasar por alto.
Sin embargo, las constantes críticas del Presidente Sebastián Piñera a los gobiernos de Cuba y, especialmente, a la administración de Nicolás Maduro en Venezuela, lo obligaron a pronunciarse respecto de la falta de democracia en el país asiático. Sin embargo, su afirmación fue totalmente contradictoria con lo que venía pregonando hasta ahora.
“Cada uno tiene el sistema político que quiera darse”, sostuvo Piñera ante las preguntas de los medios nacionales, situación que generó múltiples críticas, acusándolo, entre otras cosas, de un “doble estándar en materia de derechos humanos”.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el ex subsecretario de Relaciones Exteriores, Edgardo Riveros, recalcó la importancia de no hacer distinciones en relación a los derechos humanos y a fortalecer los organismos encargados de velar por su protección
“Los valores universales en materia de derechos humanos se aplican en cualquiera sea el Estado del cual se trate y, desde esa perspectiva, más que las acciones de Estado a Estado, lo que hay que fortalecer son los organismos multilaterales y, particularmente, aquellos organismos multilaterales que se preocupan de los derechos humanos”.
De esta forma, el actual académico de la Universidad Central apuntó a otra de las controversias suscitadas por el Gobierno en materia de relaciones exteriores: el envío de una carta, junto a otros gobiernos de derecha de la región, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en la que le solicitaron respetar el “margen de autonomía” de los países para asegurar el respeto a los derechos de sus ciudadanos.
En el escrito, entregado el 11 de abril pasado, se buscaba “expresar las inquietudes de los Estados en relación con el actual funcionamiento del sistema regional de protección de derechos humanos”.
Al respecto, el ex subsecretario de RR.EE de Michelle Bachelet indicó que fue una decisión “sorprendente” y que, “lejos de fortalecer a los organismos multilaterales preocupados de los derechos humanos, los debilita”.
Una política exterior “vacilante” e “ideológica”
Las declaraciones de Sebastián Piñera sobre China, así como la carta enviada a la CIDH, reactivaron los cuestionamientos hacia el manejo de la política exterior por parte del Presidente de la República, quien, en poco más de un año de gobierno, ha protagonizado varios traspiés.
El diputado DC integrante de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, Manuel Matta, fustigó los dichos de Piñera, manifestando que con ello se produce un quiebre con lo que ha sido la política tradicional en Chile en materia de derechos humanos y lamentó la forma en que el Ejecutivo ha llevado adelante las relaciones exteriores de nuestro país.
“zigzagueante, vacilante y llevada por impulsos personales para conducir las relaciones exteriores de nuestro país, y así no se lleva esta importante materia de gobierno, más bien, del Estado de Chile”.
Misma visión expresó el ex canciller Ignacio Walker, quien enfatizó que “este es el peor año de la política exterior chilena desde la recuperación de la democracia”. En declaraciones a Radio Cooperativa, el ex senador DC recriminó al actual gobierno por sus actuaciones en materia de Relaciones Exteriores.
“Aquí la improvisación, la desprolijidad, la precipitación, la politización, la ideologización de la política exterior en este primer año del gobierno de Presidente Piñera, creo que es verdaderamente lamentable”.
Otras polémicas actucaciones que ha protagonizado el gobierno del Presidente Piñera son la no suscripción del Tratado de Escazú y del Pacto migratorio de la ONU. Esto, además del fallido viaje a Cúcuta para entregar ayuda humanitaria a una “dictadura”, la que, a diferencia del régimen chino, sí es objeto de su preocupación y críticas.