El Presidente Sebastián Piñera informó, este martes, su denominado “Plan de Descarbonización” que, en lo cercano, considera el retiro de ocho centrales a carbón en un plazo de cinco años y, como meta final en 2040, la clausura de las restantes termoeléctricas que existen en el país.
En total, son 28 las generadoras de electricidad que funcionan en base a este combustible fósil, pertenecientes a compañías como Enel, Colbún, AES Gener y Engie, esta última firma francesa, hace pocos días inauguró una nueva planta de este tipo en Mejillones.
Según detalló el mandatario, en el 2024 deberán cerrar las ocho centrales más antiguas, ubicadas en Iquique (1), Tocopilla (4), Puchuncaví (2) y Coronel (1).
“Cada cinco años iremos revisando cómo continuar con este plan. La primera etapa contempla cerrar ocho termoeléctricas, esas centrales, una vez que dejen de operar, quedarán en un estado operativo de reserva estratégica por cinco años. ¿Qué significa eso? que podrán ser llamadas a funcionar en caso de carencia energética”, afirmó.
Para la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, el plan de Gobierno es una “vergüenza”, ya que no significa una mejora sustancial en relación a las expectativas que se crearon frente al cronograma de descarbonización.
Precisó que el anuncio parece el resultado de una “conversación entre amigos, donde se comprometen lo menos posible”, así mismo dijo que el plan “es indignante”, ya que se sigue condenando a los habitantes de las zonas de sacrificio a vivir por veinte años más en precarias condiciones.
“El cronograma de descarbonización del Presidente Piñera es una vergüenza, están haciendo una faramalla de mercado, de marketing, porque en el fondo le dice a la gente aguántese cinco años más con la contaminación que usted sufre, a pesar de que son centrales que tienen más de 40 años de funcionamiento y a pesar de la saturación de contaminantes. Además, significa seguir pagando, porque todos los chilenos en nuestra cuenta de luz solventamos el factor de potencia de estas termoeléctricas”, argumentó.
Según Sara Larraín, el país anfitrión de la COP 25 anuncia finalmente su plan de descarbonización para recién en 2040, sin embargo, según estudios realizados por misma ONG Chile Sustentable, demuestra que esta misma tarea se podría haber hecho hasta el 2030, es decir, diez años menos.
Al respecto, para la directora ejecutiva de Fundación Terram, Flavia Liberona, más que descarbonizar el país, para este año se está carbonizando aún más, debido a la instalación de una central termoeléctrica, propiedad de la trasnacional Engie, en Mejillones.
“El Gobierno cree que es una forma de quedar bien antes de la cumbre de cambio climático, pero se equivocaron, más bien quedan pésimo, porque esta noticia va a trascender, las comunidades reclamarán, por lo tanto, Chile, en vez de vestirse de verde, se está vistiendo de carbón. O se enmienda el rumbo de aquí a la COP25 o seguimos con una política de concesiones en beneficio de los grandes grupos empresariales sin, de verdad, comprometerse con la reducción de emisiones y con el acuerdo de los países en el marco de la COP25”, subrayó.
En tanto, desde Greenpeace calificaron el anuncio como una acción lejos de la ambición climática que debiera liderar el Presidente Piñera, por lo que la condena oficial del carbón para las zonas de sacrificio deberá esperar por otros 20 años.
El director nacional de la ONG, Matías Asun, recalcó el hecho de que en los últimos días entró en funcionamiento una nueva central termoeléctrica, aumentando los contaminantes y mayores emisiones de CO2, una realidad negativa para cuando comience la cumbre de cambio climático COP25 que se efectuará en diciembre en el país.
Finalmente, para la directora del Centro de Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Valentina Durán, el plan no significa mayor presión al sector más contaminante del país y, por ende, golpea las perspectivas de las energías renovables.
Agregó que las centrales propuestas para el cierre ya estaban obsoletas y cumplieron su ciclo.
“Cerrar el 20 por ciento de nuestra generación a carbón solo representa una fracción pequeña de nuestras emisiones, y cerrar el resto al 2040 no está alineado con el Acuerdo de París. En conclusión, Chile puede y debe ofrecer objetivos más ambiciosos ante la emergencia climática”, concluyó.