Alma y líder del Grupo Montparnasse, el pintor chileno Luis Vargas Rosas (1897-1977) se situó siempre en posición de avanzada en la exploración de nuevos caminos estéticos y se transformó en el primer artista nacional que realizó una obra abstracta. Hizo crecer el número de artistas amantes de la renovación, en especial con el Salón de Junio de 1925.
En el Centro Cultural Las Condes se presenta hasta el 28 de julio, un proyecto de los investigadores Pedro Maino y Juan Enrique Allard, que reúne doce matrices realizadas por Luis Vargas Rosas, encontradas en el archivo que conserva María Cristina Arellano de Mori. Las planchas de cobre fueron ejecutadas el año 1935 en el Atelier 17 de París y dan cuenta del trabajo de Vargas Rosas en el marco de una de las más profundas revoluciones artísticas de Occidente.
Junto a las matrices y grabados de esta segunda edición, en la muestra Luis Vargas Rosas. Grabados. Atelier 17, París 1935 se exhiben documentos, fotografías, catálogos e invitaciones que contextualizan su trabajo en París, además de dibujos y óleos de la época.
El mítico taller, liderado por el británico William Hayter, reunió a destacadísimos artistas de vanguardia, como Joan Miró, Max Ernst, Yves Tanguy y Alberto Giacometti, entre otros, y Vargas Rosas fue el único latinoamericano que participó en esta especie de laboratorio experimental del grabado artístico.
El autor chileno también integró la asociación de artistas Abstraction-Création, fundada en París en 1931 y conformada por Calder, Vanrongerloo, Mondrian, Kandinsky y Veronesi, por citar algunos. En 1939, a raíz de la invasión alemana, el Atelier se trasladó a Nueva York, donde siguió funcionando hasta la década de 1980, convocando a célebres artistas, entre los que se cuentan los chilenos Nemesio Antúnez y Mario Toral.
Para Pedro Maino, Vargas Rosas es una figura fundamental en la escena de vanguardia que vivió el país durante las décadas del 20 y 30 del siglo pasado y “reconocido como uno de los primeros artistas modernos de Chile y padre indiscutible del abstraccionismo local”.
Después de cursos libres en la Escuela de Bellas Artes, en 1919 emprendió su primer viaje a Europa. Se contactó con los movimientos del momento y, a su regreso, en 1923, fundó el famoso Grupo Montparnasse, integrado también por Henriette Petit (con quien se casó en 1927), los hermanos Julio y Manuel Ortiz de Zárate y José Perotti. En 1925 Vargas Rosas volvió a París, permaneciendo hasta 1939. Tras su regreso definitivo a Santiago, fue nombrado director del Museo Nacional de Bellas Artes, cargo que ejerció entre 1946 y 1970.