A través de una columna publicada en CIPER Chile, el economista y académico de la Universidad Diego Portales, Hassan Akram, puso en evidencia la injerencia externa en la tramitación legislativa del Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico o mejor conocido como TPP-11.
Esto, porque el economista solicitó vía Ley de Transparencia y posteriormente hizo públicos, una serie de correos electrónicos entre la Cancillería y el abogado Peter Clark, reconocido a nivel mundial como experto en tratados de libre comercio, quien fue contratado por la misma Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) para asesorar al Gobierno en las negociaciones del TPP. Y los correos son reveladores. En éstos, se ve cómo Clark critica de manera explícita una serie de capítulos del tratado, llegando a afirmar incluso que, hasta ese momento, “han sido las empresas farmacéuticas las que han dictado el texto y la agenda”.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el economista y académico de la Universidad Diego Portales, Hassan Akram, abordó la gravedad de los hechos revelados en los correos entre Clark y la Direcon, señalando que la influencia de las transnacionales en este tipo de acuerdos ha sido constantemente cuestionada. “La influencia de ellos en la estrategia de negociación de tratados comerciales de Estados Unidos siempre ha sido un tema”, recordó.
“Esto demuestra que todo el tratado está diseñado justamente a la medida de la Casa Blanca y, por supuesto, de sus transnacionales“, afirmó el economista. “Con la influencia, sobre todo, de las transnacionales farmacéuticas, pero en general las de tecnología, porque son las que dependen para sus utilidades de las patentes”, agregó.
Pero las críticas del experto contratado por Cancillería, Peter Clark, no terminaron ahí. En uno de los correos revelados por Akram, el abogado acusa que “Estados Unidos ha limitado la legislación que el TPP regula, a las leyes del gobierno federal” y que “las prácticas de sus estados son la razón por la cual ese país no ha ratificado los convenios de la OIT sobre la libertad de asociación”.
Con muchos de los capítulos en cuestión aún vigentes, Akram sostuvo que el tratado asegura el fácil reintegro de Estados Unidos. “Esto es independiente de las cláusulas suspendidas, porque todo el tema laboral no fue suspendido, sigue siendo activo en este momento porque todos los demás países aceptaron el capítulo laboral”, indicó Akram.
“Lo que revelan los correos de Peter Clark, es que la parte laboral es explícitamente lo que necesita Estados Unidos para poder firmar sin ningún problema, a pesar de sus leyes anti sindicales que están fuera de la norma internacional”, añadió el profesor de la UDP.
La Direcon ha reiterado una y otra vez que el TPP-11 no tiene nada que ver con los valores estadounidenses y no impediría tener relaciones comerciales con China. No obstante, uno de los extractos de los correos enviados por el abogado Peter Clark a la Direcon, dice lo contrario. “El TPP es, para Estados Unidos, mucho más que otro acuerdo comercial”, y añade que éste, además, “es una iniciativa geopolítica diseñada para reforzar la posición estadounidense en Asia, y para contrarrestar la influencia creciente de China”.
En ese sentido, Hassan Akram criticó que los negociadores hayan permitido esto, en vez de mantener una posición neutral frente a la guerra comercial. “En ese conflicto Chile queda en el medio, en una situación donde lo que debe estar haciendo, si el Gobierno tuviera una perspectiva más estratégica a favor de los intereses chilenos, es estar negociando tanto con China como con Estados Unidos, para ver cuál de esos países va a dar mejores condiciones para la transferencia tecnológica, que es la clave para el desarrollo económico”, analizó el economista.
“Pero en vez de negociar de esa manera, firma este tipo de tratados que al final nos acerca peligrosamente a Estados Unidos y nos impide tener la confianza de los chinos”, agregó Akram.
El académico de la Universidad Diego Portales también se refirió al acuerdo de entendimiento que firmaron los senadores de la comisión de Relaciones Exteriores con el Gobierno señalando que, además de no ser vinculante, el texto del protocolo es diferente al del texto del tratado, y es este último el que tomarán en cuenta los árbitros de los tribunales internacionales que resolverán las controversias entre los Estados y las transnacionales.