Una diversidad de factores negativos de la economía mundial está repercutiendo en el desarrollo económico nacional.
El Brexit, el similar intento que podría impulsar Italia, los aires de recesión que rondan en Alemania, y otras naciones de la Unión Europea, sumado a la cada vez con mayor fuerza guerra comercial entre Estados Unidos y China, sin duda han significado costos perjudiciales para las naciones comercialmente abiertas como Chile.
Para el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón, solo el año pasado el conflicto arancelario entre Washington y Beijing generó una merma en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional de casi medio punto.
Este año, y producto de la profundización del problema entre las potencias comerciales, el especialista precisó que será un punto el que afectará a la cifra final de crecimiento.
Alarcón precisó que, a todo esto, se suma el complejo cuadro interno, donde la incertidumbre inversionista se ha constatado a partir de los intentos del Ejecutivo por sacar adelante la reforma tributaria y otras acciones modernizadoras del Estado.
“Hay una caída de la inversión que está afectando la trayectoria de crecimiento, principalmente por desconfianzas y expectativas sobre el futuro. No cabe duda que una política fiscal basada en promover proyectos va a ayudar a la economía, pero ha ido bastante lento, solo hay anuncios. Por otra parte, la política monetaria tiene rezagos, no tengo dudas que en septiembre el Banco Central volverá a bajar la tasa de interés, pero como digo, no se verán resultados en el corto plazo”, afirmó.
Tal como lo han constatado los indicadores económicos nacionales, la intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ha golpeado con fuerza el precio del cobre, que registra una seguida caída, y, por otro lado, el valor de dólar, que se ha elevado en números históricos.
Como la economía chilena depende del precio del metal rojo, y en general las exportaciones se pagan con la divisa norteamericana, la incertidumbre en la inversión nacional también cala hondo.
Para el director del área económica de la Fundación Chile 21, Eugenio Rivera, existe un factor estructural que no han podido subsanar los gobiernos de turno.
Precisó que como lo ha mencionado el Banco Central, la capacidad productiva del país se está agotando, y ya no permite crecer en torno al seis por ciento, fundamentalmente por la dependencia excesiva del Cobre y otras materias primas.
“Chile no está realizando tareas fundamentales para que la economía mantenga el crecimiento, no solo por unos pocos años, si no que por un largo período. No da el salto tecnológico, permanecemos en una estructura productiva primaria, las empresas no pasan a una nueva fase, también influenciadas por el actual sistema tributario, y el Estado ha renunciado a su papel de buscar ideas, apoyada por incentivos que generen mayor investigación, ciencia y tecnología”, argumentó.
En este sentido, para el docente de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Cristián Lecaros, el problema es el sistema educativo -precisó- que no está alineado con el nivel de formación de capital humano requerido para poder acceder y desarrollar innovaciones en, por ejemplo, el campo de la tecnología.
“El problema es que la mirada se da bajo un gobierno de turno que dura cuatro años, uno tiene que estar dispuesto a pagar el precio por 20 años. No enseñamos transformación tecnológica, educación financiera, innovación o de simplemente ir probando. Ese déficit genera que muchas empresas se queden ahí, por lo que los nuevos puestos de trabajo deben ser con formación y habilidades cognitivas relacionadas, que hoy el mercado no las está formando. Ahí está el problema de Chile, eso nos va a hacer perder competitividad, y volvemos al tema final que tiene que ver con el PIB país”, subrayó.
Recordemos que el Gobierno ha informado una serie de medidas económicas para acelerar la inversión y hacer frente al bajo crecimiento. Iniciativas dirigidas principalmente a las obras públicas, infraestructura, transporte. Sin embargo, para algunos economistas los anuncios son muy tardíos, que solucionarán en parte la dificultad en el mediano plazo, pero que sigue pendiente el reto principal, transformar la estructura de los procesos de producción que nos hacen depender de la hoy alicaída economía internacional.