Un nuevo episodio de desencuentros y frases malintencionadas protagonizó este martes el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien, luego de la publicación de un informe de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en el país brasilero, se refirió en duros términos a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la ex presidenta Michelle Bachelet.
Y es que en el informe, la Alta Comisionada indica que Brasil “ha perdido espacio democrático”. Palabras que fueron repudiadas por el mandatario brasilero, quien, en un mensaje publicado a través de sus redes sociales, Bolsonaro acusó a Bachelet de “seguir la línea de Macron, entrometiéndose en los asuntos internos y soberanía brasileña”.
Pero el polémico presidente de Brasil no terminó ahí y siguió, señalando que Bachelet se olvida de que Chile “no es una Cuba gracias a los que tuvieron el valor de dar un basta a la izquierda en 1973, entre estos comunistas, su padre, brigadier de la época“.
Cabe recordar que el padre de la Alta Comisionada, general de la Fuerza Aérea chilena Alberto Bachelet Martínez, murió en 1973 tras sufrir un infarto en la Cárcel Pública de Santiago, luego de haber sido torturado por sus propios compañeros de la FACh.
Así, en Chile, las reacciones del mundo político no tardaron en llegar, mayoritariamente en rechazo a los impulsivos dichos de Jair Bolsonaro, pero también hubo quienes estuvieron a favor.
Uno de los que rápidamente reaccionó ante los dichos de Jair Bolsonaro fue el diputado del Partido Socialista, Marcelo Díaz, quien rechazó los dichos del mandatario brasilero y pidió al Gobierno de Sebastián Piñera que dé una señal política y respalde el informe emanado de la Alta Comisionada.
“Hoy corresponde, por coherencia, por convicción y para erradicar toda posible interpretación de intencionalidad política, que el Gobierno respalde públicamente el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, respecto de la situación de los derechos humanos que se vive en Brasil y exprese también, ojalá mediante una nota diplomática, la preocupación del Gobierno de Chile frente a la situación de derechos humanos en Brasil a partir de este informe”, señaló el parlamentario socialista.
Por su parte, la diputada del Partido Comunista, Camila Vallejo, también rechazó tajantemente las declaraciones del mandatario brasilero y pidió al Ejecutivo chileno que responda ante los graves dichos de Bolsonaro, los que calificó de “vergonzosos e inaceptables”.
“Lo lamento mucho por el pueblo brasilero, por tener un presidente que hace apología de la dictadura, que reivindica la dictadura, el derramamiento de sangre”, señaló la diputada del PC. “Muchos de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros hermanos fueron asesinados, torturados y hechos desaparecer por la dictadura que el reivindica. Eso me parece aberrante. El Presidente de la República, independientemente de su posición política, debería salir a responder ante estos dichos porque aquí está en juego también la democracia chilena“, exigió Vallejo.
Pero una postura diametralmente opuesta fue la que mostró el diputado independiente y ex UDI, Ignacio Urrutia, quien fue de los pocos que respaldó los dichos del Presidente de Brasil y sostuvo que la idea de que Augusto Pinochet fue un ser maligno es, simplemente, “un lavado de cerebro”.
“Lo que ha venido ocurriendo principalmente, es que este lavado de cerebro ha hecho que Pinochet se transforme en una persona maligna y Allende una persona maravillosa”, sostuvo el parlamentario. “Aquí Bolsonaro lo ha dicho claro como el agua, no sólo se dice de Chile, sino que también se puede decir en otros países, que se salvó gracias a Pinochet el año ’73 y si no hubieses sido por él estaríamos convertidos en una Cuba. En eso tiene toda la razón Bolsonaro, yo lo respaldo total y absolutamente en los dichos que él ha planteado“, manifestó Urrutia.
Pero a él también se sumaron las palabras del ex candidato presidencial, el ultraderechista José Antonio Kast, quien indicó a La Tercera que “la ex presidenta Bachelet ha usado su cargo desde el día uno para atacar y cuestionar al Presidente Bolsonaro. Sus críticas no se basan en hechos, sino en su postura ideológica”.
Cabe recordar que todo surgió luego de que, desde Ginebra, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos detallara la cifra de personas que han sido asesinadas en Brasil por las policías y asegurara que en aquel país el espacio democrático se está reduciendo. “La violencia policial está aumentando, las disculpas de la dictadura refuerzan el sentido de impunidad y los defensores de los derechos humanos están bajo amenaza”, fueron las palabras de Bachelet que terminaron por desatar la polémica.