Casi una semana después de las elecciones parlamentarias, los israelíes siguen esperando un nuevo gobierno. La coalición centrista de Benny Gantz, Azul y Blanco, está ligeramente por delante del Likud de Benjamin Netanyahu, pero ninguno de los dos partidos tiene una mayoría suficiente en la Knéset. El domingo por la tarde, el presidente Reuven Rivlin inició consultas con todos los líderes de los partidos para tratar de llegar a un acuerdo.
Alianzas frágiles
Los partidos árabes, cuya lista es la tercera fuerza política del país, están decididos a bloquearle el camino a Benjamin Netanyahu, y sus líderes apoyaron este domingo oficialmente a su rival Benny Gantz.
Sin embargo, este lunes por la mañana, la Alianza Nacional Democrática ha hecho saber con una carta al presidente israelí que daba marcha atrás y que sus tres diputados no apoyarían la candidatura de Gantz.
Por su parte, el ex ministro de Defensa Avigdor Lieberman, cuyo posicionamiento podía ser decisivo, confirmó que por el momento no apoya a nadie para el cargo de primer ministro.
Este lunes empieza el segundo día de consultas. Esta vez con, por un lado, tres partidos del bloque de la derecha religiosa que deberían proponer a Netanyahu como candidato, y por otro lado, los laboristas y la Unión Democrática que recomendarán a su rival Gantz.
Esperar el fracaso de su rival
El nuevo elemento de esta mañana, según nuestro corresponsal, es que los dos candidatos preferirían al parecer no ser los primeros en ser nominados para intentar formar una nueva coalición. Pensarían que tienen más posibilidades de completar esta tarea en una segunda fase tras el fracaso de su oponente.
Por lo tanto, la tarea es especialmente difícil para el presidente Reuven Rivlin, que ya ha anunciado que su objetivo es un gobierno estable que incluya al menos a los dos principales partidos, el Likud y Azul y Blanco.