Los dos mejores del mundo se enfrentaron en la cancha. Inglaterra buscaba llevarse la copa a Europa y cortar la cadena de victorias del hemisferio Sur en la que Nueva Zelanda ya acumulaba dos trofeos consecutivos. Pero Sudáfrica se impuso: los Springboks mostraron una actuación enorme de sus forwards, dónde sobresalieron Duane Vermeulen, Pieter du Toit y Siya Kolisi. Un anotador eficaz, Handré Polland, quien hizo por su propia cuenta 22 puntos, terminó de sellar la gloria.
De esta manera, la Copa Mundial de rugby se quedó en el hemisferio sur por cuarta vez consecutiva y los sudafricanos igualaron a los All Blacks de Nueva Zelanda como los más ganadores de la historia, con tres conquistas cada uno. Por primera vez en la historia, un capitán de color, Siya Kolisi, levantó la copa.
Una victoria que levanta de nuevo a Sudáfrica, que se había debilitado por dos derrotas históricas.
El deporte de la unidad
En Sudáfrica, el rugby es algo más que un deporte: es un catalizador de unidad. Desde los tiempos del mandato de Nelson Mandela, la selección nacional de rugby, con sus jugadores absolutamente blancos, fue capaz de reunir a todo un país e inspirar un sentimiento nacional al saborear la victoria de la Copa Mundial de 1995.
Este año, esa cohesión nacional tiene un nuevo símbolo: el primer capitán negro de su historia Siya Kolisi, quien fue ovacionado al levantar el trofeo Webb-Ellis.
“Nos hemos juntado con un único objetivo y queríamos conseguirlo. Lo hemos hecho por Sudáfrica. Esto demuestra que si tiramos todos en la misma dirección, podemos lograr cualquier cosa”, declaró Kolisi.
En las calles de Ciudad de El Cabo, la fiesta fue total: banderas, vuvuzelas, gritos y canciones inundaron el ambiente.