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Ojo Piojo

Columna de opinión por Margarita Iglesias Saldaña
Lunes 4 de noviembre 2019 19:24 hrs.


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Ahora todxs somos constituyentes. Qué bien, pero algunas cuestiones me inquietan profundamente después de tantos años de postdictadura.

El gobierno de los empresarios, elegido por un porcentaje ínfimo de la ciudadanía que vota, (recuerdo que hubo 50,98% de abstención) está llamando a Cabildos. “Piñera llamó a iniciar diálogos ciudadanos y cabildos abiertos en todo Chile para recibir propuestas sobre la agenda social y salir de la crisis. El ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, es el encargado de esta tarea, tomada del ejemplo del Presidente francés Emmanuel Macron, quien realizó una serie de cabildos tras la rebelión de los “chalecos amarillos”. La iniciativa comenzará el 11 de noviembre y tendrá tres formas de participación: diálogos convocados por el gobierno, instancias autoconvocadas y participación vía una página web. El martes 29 se realizó un primer diálogo por región, impulsado por alcaldes y gobernadores”.[1]

Ya sabemos en lo que terminaron los diálogos de Macron; en nada significativo y los chalecos amarillos siguen manifestándose en toda Francia. Por eso es que tenemos que instalar YA las Asambleas Constituyentes con poder de decisión para exigir, antes que todo cambio de la Constitución Dictatorial. Son las únicas instancias que hoy nos permitirán avanzar en la participación ciudadana con poder de decisión, si no, no siguen robando la vida, las ideas y asesinando a mansalva para conservar los privilegios y nuestra producción que se los paga.

Ya somos miles, sino millones que nos hemos estado organizando en Cabildos ciudadanos y exigiendo Asambleas Constituyentes, en los barrios, en las universidades, por actividades; musicxs, actorxs, profesionales de la salud, feministas, disidencias sexuales, municipalidades, entre otros, y esto sin ninguna orden del gobierno criminal  que se está sumando apresuradamente a esta propuesta ciudadana independiente, para intentar desde allí robarnos nuevamente el poder de participación que hemos ido construyendo y coordinando. No nos dejemos engañar, no seamos ilusxs una vez más. El gobierno, el parlamento, las instituciones y los partidos, que han custodiado celosamente el sistema, e incluso algunas organizaciones tradicionales sindicales, son parte del problema y no quieren quedarse afuera, todos  tienen un lugar, pero este tiene que ser mandatado por las Asamblea Constituyentes y no al revés. “la manifestación es en contra de “una clase política que se autorreproduce y se convierte en nuestro enemigo. No yankees go home, ni burguesía: la clase política”. Una que “no se da por aludida como enemigo, y está haciendo cualquier cosa para que no se derribe su status de privilegio” como el rápido paquete de medidas sociales, o “el cambio de gabinete, que es un chiste, es más de lo mismo”.[2]

Como ya se ha demostrado históricamente, las mujeres hacemos políticas de forma distinta a la que la política de lo masculino, que dominado durante siglos, ha decidido que es lo político. Desde la Revolución francesa, pasando por la comuna de Paris, por la revolución rusa, la mexicana, la china, la cubana, y por los movimientos sociales más recientes, hemos demostrado que la política pasa por la cocina, pero no la cocina de los politiqueros, sino la que golpea masivamente en las calles las cacerolas, en todas las clases y en todas las generaciones, esa cocina que es la que finalmente resuelve el mercado. Podemos seguir manifestando, cocinando, cosiendo, y rearticulando el tejido social organizando las asambleas constituyentes de base,  para cambiar la Constitución.

Hasta ahora, la única posibilidad de avanzar a un contrato social que perdure, es cambiando la constitución dictatorial por una Constitución democrática con participación de la ciudadanía organizada en todos los lugares y coordinada local, comunal, regional y nacionalmente incorporando todas las instancias que quieran participar efectivamente del cambio constitucional.

También debemos ir estableciendo un pliego mínimo a cumplir inmediatamente por el gobierno y el Estado: tarifas de transportes moderadas, por ejemplo tarjeta mensual y semanal para toda la población, gratuidad para estudiantes y personas mayores de 60 años; inversión inmediata en Hospitales públicos estatales y sistemas de salud publico municipal y nacional, y mientras se reconstruye y mejora este sistema, arancel de referencia para  al pago de los servicios que presten los privados por los programas GES, dado el desmantelamiento en el que han dejado al sistema público de salud; acceso voluntario al Instituto de Previsión Social a quienes queremos depositar allí nuestras  cotizaciones de pensiones y que el Estado se haga cargo de la administración de dichas cotizaciones con pensiones mínimas y máximas en un sistema de reparto de justicia social; fijación de tarifas moderadas en electricidad, agua y comunicaciones, mientras discutimos la desprivatización de estas compañías estratégicas y esenciales a la vida, a los seres humanos y a la preservación del Medio Ambiente. Hasta ahora, nos han cobrado tarifas especulativas con un pésimo servicio, criminal en los tiempos de catástrofes naturales, o en la cotidianeidad por mala mantención de las instalaciones. Seguir instalando la gratuidad de la Educación y terminar con el sistema de  mediciones y segregaciones de la educación infantil y de jóvenes liceanxs, y con la acreditación e indexación de las Universidades del Estado, otorgándoles a estas,  presupuesto acorde a su funcionamiento de universidad para  investigar, enseñar y difundir, en todas las aéreas del conocimiento, para el desarrollo de la sociedad chilena plurinacional; reconocer los pueblos originarios en sus demandas históricas incorporándolos a las decisiones de la próxima Constitución Plurinacional.

Es ahora o nunca que podemos cambiar la Constitución con participación democrática desde la base.

*La autora es académica de la Universidad de Chile

 

 [1] La tercera, 31 de octubre

[2] Gabriel Salazar Vergara, La sociedad tiene la oportunidad única de convertir la protesta en propuesta, entrevista radio  ADN, 30 octubre 2019

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.