Acuerdo por la Nueva Constitución: ¿cuáles son sus fortalezas y debilidades?


Chile no es el mismo. Desde el 18 de octubre del presente año nuestro país cambió y, como tal, nuevos temas y exigencias se han tomado la agenda política nacional. Son demandas de antaño que se escuchan en cada manifestación existente, sin embargo, pareciera ser que políticos y autoridades se enteraron hace solo semanas, cuando la calle explotó dando paso a la peor crisis social de las últimas décadas.

En este contexto, la fecha del 15 de noviembre fue uno de los momentos más relevantes de la crisis, pues en plena madrugada, los parlamentarios y la mayoría de los partidos políticos firmaron un acuerdo constituyente para encaminar una eventual nueva Constitución.

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Para aquello se estableció una mesa técnica integrada por profesionales designados por los distintos partidos políticos, mesa que entregó su propuesta el pasado 6 de diciembre.

Para profundizar en el proceso, el Senado Universitario de la Universidad de Chile en conjunto con nuestro medio organizaron el quinto foro radial Hablemos Todus. Esta vez el tema fue el proceso constituyente.

En la ocasión participaron la académica de la Universidad de Chile y miembro de la Comisión Técnica para implementar el “Acuerdo por la Nueva Constitución”, Claudia Heiss; el académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y ex Secretario del Tribunal Constitucional, Rodrigo Pica; la representante Residente Adjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD Chile, Marcela Ríos; y la presidenta de la Comisión de Género del Senado Universitario de la Universidad de Chile, Silvia Lamadrid. Patricio López, director de nuestro medio, fue el moderador.

Para Rodrigo Pica, ex secretario del Tribunal Constitucional, el acuerdo alcanzado es tremendamente vulnerable y puede caer en que la nueva carta fundamental no comience a ser redactada desde cero.

“Yo creo que hay muchos frentes abiertos para quienes quieren boicotear o hacer caer el acuerdo porque, tengámoslo claro, sin nueva Constitución no hay cambios al modelo, y el horadar la hoja en blanco implica volver a tener telón de fondo, y telón de fondo con 2/3 deja de ser garantía de ejercicio soberano, es todavía peor, porque ahora hay temas que son de 3/5”.

Claudia Heiss, quien participó en la mesa técnica del acuerdo, reconoció que lo alcanzado es perfectible, sobre todo a lo que se refiere paridad de género e integración de los pueblo originarios, pero recordó que solo dependía de ella ni de un grupo más progresista el éxito del pacto, pues también participaban en él representantes de partidos de derecha que quieren tocar lo menos posible la Constitución de 1980.

“Es un acuerdo, por supuesto, insuficiente. La gente me pregunta ‘¿y a usted le gusta eso que firmó, a usted le gusta ese proyecto?’ y yo digo que lo firmé yo y lo firmó también alguien de la UDI, obviamente ese no es el texto que yo hubiese escrito si lo hubiese escrito yo sola. Obviamente yo hubiese incluido la participación paritaria en la convención constitucional, obviamente hubiese sacado todas estas restricciones que se tratan de sobreponer a las convenciones constitucionales para tratar de limitar su margen de acción. Y con todo eso que no me gusta, yo considero que es notable ver que los herederos de la Constitución de Jaime Guzmán pusieran su firma a un acuerdo que pone fin a la Constitución del 80”.

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Claudia Heiss

Marcela Ríos, por su parte, abordó las críticas que se han formulado al sistema electoral que ocuparía el proceso constituyente, indicando que ningún sistema es bueno en sí mismo, aunque también sostuvo que, en el caso local, las cosas se han ido enredando.

“Ningún sistema electoral es bueno en sí mismo, no hay sistemas electorales más democráticos, ni buenos, ni más altruistas como mecanismo. Los sistemas electorales y los arreglos electorales son buenos en función de los objetivos que se quieren cumplir y del sistema político que existe, pero todos tienen pros y contras, todos ayudan a una cosa y empeoran otra, entonces, también buscar el balance apropiado electoral para cumplir con las expectativas de legitimidad es una tarea compleja, y creo que también en eso la discusión se ha ido más enredando que aclarando”.

El problema es que, entre quienes acuerdan la convención constituyente, no existe presencia de organizaciones sociales. Así lo piensa Silvia Lamadrid, quien, por el motivo descrito, cuestionó la calidad del pacto.

“No puedo dejar de darme cuenta que ese mismo día, ya de parte de los actores sociales, había un cuestionamiento a la calidad del acuerdo, a cómo se había construido y al contenido del acuerdo también. Porque era muy visible que si bien concedían que la discusión rebalsara el ámbito parlamentario –había la posibilidad de esta convención constituyente- de todas maneras, no le daban ningún protagonismo a los actores sociales, que eran los que estaban en las calles, que eran los que habían tensado todo esto. A ellos no se les daba ningún reconocimiento, y eso sigue pesando hasta ahora.

Según el acuerdo alcanzado por la mesa técnica, hay dos opciones para redactar una eventual nueva Constitución: La Convención Constitucional Mixta, que estará compuesta por 172 miembros, de ellos, la mitad serán elegidos democráticamente, el resto serán diputados y senadores. Mientras que la Convención Constitucional estará integrada por 155 ciudadanos democráticamente electos.

 





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