Los demócratas acusan a Trump de abuso de poder por haber presionado al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, para que lanzara investigaciones en su beneficio, chantajeando, incluso, con la ayuda militar a Ucrania. Una de dichas investigaciones que tanto interesaban a Trump era sobre el hijo de Joe Biden -su posible rival demócrata en las próximas elecciones presidenciales- cuyo hijo, Hunter, realizaba negocios en Ucrania.
Para el mandatario, esta votación en la Cámara baja constituye prácticamente un intento de golpe de Estado, ilegal y partidista, motivado por el resentimiento, acusando a los demócratas de ser incapaces de aceptar el veredicto de las urnas.
Donald Trump se presenta como una víctima acusando a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, de minar la democracia, advirtiéndo que “la historia la juzgará duramente”.
Sin embargo los buenos indicadores económicos, con una tasa de desempleo históricamente baja, han permitido a Trump de gozar de una alta popularidad.
En el Senado, donde los republicanos gozan de una mayoría de 53 a 47, es poco probable que Trump sea destituido de su cargo. Estas acusaciones coinciden con el mejor índice de aprobación de su gestión, 43 por ciento, según un reciente sondeo de la Universidad de Quinnipiac, aunque es menor a los niveles alcanzados por la mayoría de los mandatarios a esta altura del mandato.