La policía y los manifestantes prodemocracia en Hong Kong continuaban enfrentándose, por tercer día consecutivo, en centros comerciales, particularmente frecuentados en esta época de fiestas.
Los manifestantes se reunieron el jueves por la tarde en diferentes centros comerciales de la megalópolis, coreando eslóganes hostiles al gobierno y a la policía.
En un centro comercial del barrio de Tai Po, al noreste de Hong Kong, la policía antidisturbios utilizó gas pimienta y pintura azul -destinada a señalar a los sospechosos- contra decenas de manifestantes vestidos de negro, constató una periodista de la AFP.
La violencia había disminuido desde hace un mes en la excolonia británica, que vive desde junio su crisis más grave desde su retrocesión a Pekín en 1997. Pero en internet se hicieron llamados a realizar acciones contundentes durante el periodo de Navidad y Año Nuevo, en especial en los barrios donde se concentran las tiendas y grandes almacenes.
Para el movimiento prodemocracia se trata de una forma de trastocar la economía y de presionar a Pekín y al poder local que rechazan hacer concesiones.
La víspera de Navidad, cientos de activistas se enfrentaron durante horas a las fuerzas de seguridad en el centro comercial de Tsim Sha Tsui, uno de los barrios con tiendas más animados de la ciudad.
El miércoles, se produjeron las mismas escenas en el barrio de Mong Kong, igualmente un lugar conocido para ir de tiendas.
La jefa del ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, acusó a “los alborotadores irresponsables y egoístas” de haber arruinado las fiestas navideñas.
En Hong Kong, donde vive una gran comunidad cristiana, Navidad es una fiesta importante y tradicionalmente animada para bares y otros comercios.
El movimiento de protesta surgió a raíz de un proyecto de ley que pretendía autorizar las extradiciones hacia China. El ejecutivo local pro-Pekín renunció al texto, pero los manifestantes ampliaron sus reivindicaciones.
Las protestas han tenido un impacto negativo en el turismo y la economía de esta gran plaza financiera, que entró en recesión en el tercer trimestre por primera vez desde hace diez años, con una caída del PIB del 3,2%.