“El museo estaba en un peligro espantoso desde que empezó toda esta crisis”. Esa es la primera frase de Carmen Luisa Letelier cuando tiene que hablar sobre el incendio que sufrió el Museo Violeta Parra el pasado viernes, durante una nueva jornada de manifestaciones en el centro de Santiago.
“Botaban las murallas, las rejas, le tiraban piedras a los vidrios. Siempre se pensaba que por ser la Violeta Parra lo iban a respetar, pero hace unos dos meses el directorio decidió sacar todas las cosas, los cuadros y arpilleras, y ponerlas a buen recaudo. Con eso estábamos un poco tranquilos, pero el personal tenía que irse a las cuatro de la tarde y había días que no se podía llegar. Estaba medio paralizado”, se lamenta.
“Es muy triste para la cultura chilena, porque están todos los centros culturales amenazados. Es una cosa que no tiene nada que ver con las demandas sociales, ni con el espíritu de lo chileno, ni menos con el espíritu de la Violeta Parra”, añade.
Cantante lírica, profesora de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Artes Musicales, Letelier es la presidenta del directorio de la Fundación Museo Violeta Parra. La instancia la integran Isabel Parra, como vicepresidenta, y Javiera Parra, como tesorera, además de Guillermo Miranda (en representación de la familia Parra) y Luis Merino (representando al mundo de la cultura). El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, y el director del Servicio Nacional del Patrimonio, Carlos Maillet, también son miembros.
El incendio no solo provocó daños que por ahora no se han cuantificado (“No hemos hablado de cifras, es un desastre”, dice Letelier), sino que también dejó al descubierto las diferencias que existían al interior de la institución. En una entrevista publicada este martes por el diario La Tercera, Isabel Parra dijo que “hay una directora (Cecilia García-Huidobro) con la que no coincidimos en la forma en que había que poner a Violeta Parra dentro de esta crisis. Tampoco hay diálogo con ella”.
En este diálogo, Carmen Luisa Letelier habla de esas discrepancias y del futuro de la institución inaugurada en 2015.
Más allá de sacar las obras, ¿se habían tomado medidas con el edificio mismo, se podía hacer algo?
Se pusieron rejas dos veces en la calle de atrás (Ramón Corvalán Melgarejo). Eran tan enormes, que hubo que contratar una grúa para levantarlas, no me explico cómo las botaron. Había otra muralla que nos defendía del sitio eriazo que está al lado, que es de la Universidad de Chile, y la botaron y nunca se repuso. La que da a Vicuña Mackenna todavía está, pero fue rayada y no es muy alta tampoco, así que los tipos la pasan y se mueren de la risa. Tampoco era el caso poner alambres, porque los museos son lugares públicos, abiertos, para que la gente vaya a cultivar el espíritu y no para defenderse de los bárbaros.
¿Qué va a pasar ahora? ¿Es una opción ocupar otro espacio?
Es posible, pero hay que conversar con los dueños de los demás espacios, que están igualmente aterrados que nosotros. No vaya a ser cosa que llevemos los cuadros a otro lugar y les prendan fuego. Hay que verlo con mucha parsimonia. No hemos tenido reunión de directorio todavía, seguramente nos vamos a juntar esta semana, pero primero había que tomar las medidas urgentes: cobrar el seguro, sacar los escombros, ver si se va a dejar cerrado para que no se lo vaya a tomar quién sabe quién. Eso lo está haciendo la directora del museo y ahora habrá que pensar qué es lo que conviene.
¿Cómo se puede hacer ese trabajo con las diferencias internas que hay en el museo? Isabel y Tita Parra han hecho críticas públicas muy duras.
Hay que conversarlo, porque muchas de las críticas de Isabel son bastante injustas. La dirección del museo se ha sacado los pies defendiéndolo. La directora, Cecilia García-Huidobro, se queda hasta las doce de la noche, va los sábados y domingos, va entre medio de las bombas. Pucha, ha hecho todo lo que ha podido, ha hablado con autoridades, se sacaron las cosas. Nos hemos movido como locos, entonces es un poco injusto.
Ahora, yo entiendo que la Isabel está muy dolida, porque es una cosa personal de ella, pero el legado de la Violeta es una cosa nacional. Hay que mantener la calma, porque este es un tesoro de todo Chile, no solamente de la familia Parra. Hay que pensarlo con mucha tranquilidad, tratar de no meter la política entre medio…
¿Se puede hacer eso?
Bueno, tal como están las cosas en Chile es complicado, pero hay que tratar de mantener la altura, una actitud más académica respecto de lo que significa el legado de la Violeta en el arte nacional. Eso es lo que importa.
Una crítica es que el museo pudo reaccionar de otra manera al contexto de manifestaciones. ¿A usted le parece que se hizo lo correcto?
¿Qué crees que se podía hacer? Había que defenderse de las manifestaciones, justamente. Eso se hizo reponiendo las rejas, rogando para que no lo quemaran y no se metieran. A un museo tampoco le corresponde manifestarse en una situación como esa, por mucho que la Violeta haya tenido un pensamiento político dado. El Museo de la Memoria tampoco se manifestó, que yo sepa, ni la Fundación Salvador Allende. ¿Por qué el Museo de la Violeta Parra tendría que hacerlo? Sobre todo que está en un lugar muy peligroso, lo que hagas puede producir muertos, accidentes, cualquier cosa.
Isabel Parra también habló de diferencias que vienen desde antes del estallido social…
Eso es lo que dice Isabel, pero hay dos fundaciones: una es la Fundación Violeta Parra y otra es la del Museo Violeta Parra. Hay un directorio integrado por un montón de gente y todo se discute ahí. Todas las cosas se han hecho de común acuerdo, entonces es un poco injusta su crítica. Yo la comprendo, está en un estado emocional muy fregado. Es la obra de su madre, al fin y al cabo.
Como directorio, para nosotros es espantoso que un museo se destruya de una forma tan irracional. Ahora, si la Isabel cree que si el museo hubiera apoyado las manifestaciones se habría librado de esta cosa, no estoy tan segura. No lo sé, pero pienso que al museo no le corresponde.
¿Van a conversar con el ministerio de las Culturas para que ayude en la reconstrucción?
Por supuesto, porque este museo tiene el patrocinio del Estado. Está el Ministerio, la Municipalidad de Santiago, el Servicio Nacional del Patrimonio. Tendrían que aportar en la reconstrucción. Ahora, con la cantidad de monumentos que hay destruidos, va a ser muy complicado. La Violeta Parra es muy popular, es un ícono en Chile, pero no es lo único destruido y hay que ser justos.
Tenemos que pensar muy bien qué es lo que conviene más para que se preserve la memoria de Violeta Parra, es lo único que importa. No es el momento de estar haciendo cosas personales y peleando. Es una lástima que pase eso, porque tendríamos que tirar todos para el mismo lado. Por lo menos es la razón por la cual yo estoy ahí.